El cine del griego Giorgios Lanthimos sólo puede entenderse desde un punto de vista sociológico. Sus películas no pretenden hacerte pasar un buen rato ni que te evadas de tus problemas diarios. Todo lo contrario. Lanthimos pretende que el espectador reflexione sobre su propia existencia. Poco importa si el espectador se aburre o no. Avisados estáis.
Canino narra sus aburridas vidas dentro de una mortal rutina y unos absurdos juegos para pasar el rato. Lo más terrible es la palpable mentira en la que han crecido, todo parece formar parte de un terrible plan para aislar a los niños del mundo exterior (probablemente debido a la pérdida de un hijo mayor). En su universo privado, los padres se inventan el significado de las palabras y les atemorizan con imaginarios gatos asesinos. Canino es una elaborada metáfora de la sociedad moderna tras el 11-S. Las sociedades se aislaron del exterior y sacrificaron libertades en busca de una inalcanzable seguridad total. Algo parecido intentó hacer Shyamalan en aquella película fallida que fue El Bosque (The village). Lanthimos opta por un enfoque totalmente distinto, exento de trucos y concesiones para el gran público. Su film es parco en recursos como claro en sus planteamientos.
A mí el film me pareció muy interesante, lleno de esas dobles lecturas que tanto me gustan, pero es tan hermético y duro como el mundo que retrata. Por lo tanto, no apto para todo tipo de espectadores.
0 comentarios