Os lo digo de verdad, hace mucho que pasé del debate sobre el futuro del rock, no es lo mío, yo me concentró más en disfrutar de la música que en analizar su pasado, presente y futuro, para ello, seguro que hay gente mucho más preparada que yo. Lo mio es más, de dejar que me lleven los diablos. Por eso, me gusta encontrar cada vez más grupos, con mucho que decir, con bastante que contar. Y es una puta contradicción saber lo complicada que está la cosa, como a veces da la sensación de existir más oferta que demanda, y ahí, es donde debemos de entonar el mea culpa, más de uno, y me voy a incluir yo también, que cojones, que no seré yo quientire la primera piedra en ningún momento. ¡Quietos!, ya hay demasiadas primeras personas del singular en este texto, y aquí el menda, no es más que el borracho del pueblo. Lo importante es la música que llega a su cabeza, que inunda la habitación, que manda mensajes de demolición a los malos momentos.
Siempre me he interesado muchísimo por las bandas que se dedican a hacer rock dentro de nuestras fronteras, desde que este veneno se inoculó en mi para siempre. Por supuestos hay de todo, sobre todo me interesan, las que demuestran estar en el camino correcto, cuyas ventanas abiertas dejan entrar la claridad que les guíe. Ese es el caso de los madrileños Stonebeat, que con este «The wild days» me dejan un grandísimo sabor de boca, a pesar, de que la producción podría haber estado un poco mejor, que todo sea dicho, les haría ganar mucho. Pero lo importante, que son las canciones, aprueban con nota y alta. Ese sonido rockero que bebe de los sonidos más clásicos del hard rock, con unos riffs de guitarras bien trabajados, un teclado magnífico, que se abre paso una y otra vez, y esa voz a lo James Hetfield del «Black Album».
Comienzan con un guiño muy Deep Purple, gracias a esos teclados, antes de que el riff dote de potencia a «Water of fortune», la canción que abre este disco. «Ridin tonight» vuelve a tener las teclas como referencia, aunque aceleran el pulso, buscando más potencia, y por eso digo lo de la producción, creo que esta canción, con esa base rítmica, debe sonar como una bomba en directo. «Scream my name» es muy rockero, y cuando entra la voz, se endurece aún más, apoyándose en esos riffs cortantes. Mi canción favorita es «My sweet piano», donde abren su abanico de posibilidades, demostrando que tienen más registro, y que son capaces de desenvolverse con facilidad y calidad. «Whispers from my soul» es un gran medio tiempo, en el que bajan las revoluciones y consiguen ese punto de emotividad necesario en canciones de este calibre.
Cierra el disco «Rock and roll», donde vuelven a sonar más heavys, con un estribillo directo, y un perfecto desarrollo, poniendo punto y final. Está claro que «The wild days» tiene los defectos de un buen disco debut, pero también sus virtudes, es decir, que se deja entrever que estos tipos saben lo que hacen y lo que quieren, y que además tienen la calidad y las ideas claras, algo necesario, más en estos tiempos de zozobra, donde cualquier acometida es necesaria. Sin dudas, a mi me ha gustado bastante, les seguiremos la pista.
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