Hay padres y madres que, aparte de los propios, merecen nuestro más efusivo abrazo por traer a este mundo a unos retoños que tanto bien han producido para el resto de los mortales. Los Escovedo son unas de esas familias que deberían tener su propio altar, ya que en el seno familiar se cobijan una de las mejores percusionistas de la historia, Sheila; dos reyes del latin rock, Coke y Pete, y dos rockers de pro: Alejandro y el que ahora nos ocupa: Javier Escovedo.
Javier Escovedo, aunque sólo fuese por pertenecer a esos proto punk angelinos de los 70 que eran los Zeros, ya tiene asegurado un lugar de honor en la pequeña historia del rock and roll y de mi corazón musical. Ahora resulta que en estos tiempos que corren nos presenta un nuevo trabajo llamado Kicked out of eden y «me cagüen la leche», vaya maravilla que se ha marcado el tío, si todavía me caen las lágrimas de felicidad escuchando una y otra vez «Just like a rest» y esas guitarras rickenbacker a lo Byrds, o la balada «Searching for you» que cierra el disco
Pero también hay punk and roll: «Gypsy Son» suena al mejor Iggy Pop; y «This side of nowhere «es un recuerdo a sus tiempos de los punk cow con los True Believers, o tal vez es una añoranza a los Replacements. Está esa apertura a todo rock and roll de «Downtown» con una chulería que el gripado Keith ya no puede alcanzar (y me refiero al Richards), el «It ain’t easy», hija putativa del Thunders , la garagera y fuzzera «Beaujolais»; el torpedo high energy de «Bad and good» que el mismísimo Monroe (de nombre Michael), a buen seguro le gustaría versionar y, por último, ese oasis de pop encantador de «Drivin Around».
Maldita sea, Javier, he terminado en un santiamén. Me has despachado todo un señor disco así como quién no quiere la cosa en escasos nueve temas. Esoo es lo malo. Necesito más rock and roll por tu culpa. Obligatoria receta para este año.
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