Alejandro González Iñárritu está en racha. Tras sorprender a propios y extraños con Birdman, parece que su nuevo proyecto va a cosechar todavía más elogios y premios. A mí me ha convencido, y me parece una de las mejores películas de los últimos tiempos. Lo digo ya de primeras, para que quede claro.
Ocurre que no puedo ponerle ninguna pega a The Revenant. Reconiozco que la historia no es gran cosa; el argumento se puede resumir fácilmente en una línea y su desarrollo recuerda a la genial Las aventuras de Jeremiah Johnson (Sydney Pollack, 1972) pero la puesta en escena es de quitarse el sombrero. Cierto que estamos ante la enésima película del hombre contra la naturaleza y asistimos a cascadas, indios y ataque de osos como en decenas de películas anteriores, pero Iñárritu nos da una lección de buen cine de aventuras. Estamos ante un director en constante evolución cuyo estilo va mutando hacia no se sabe dónde. Poco importa si por el camino Iñárritu nos regala películas como la que nos ocupa.
En The revenant, Iñárritu adapta la novela de Michael Punke basada en la odisea real de Hugh Glass, un hombre en busca de supervivencia y venganza. Iñárritu parece contagiarse del espíritu del mejor Terrence Malick y su particular visión de la relación entre hombre y naturaleza. Su película no huye de los grandes paisajes ni de las reflexiones sobre la comunión del hombre con su creador a través de la naturaleza, pero evita los largos monólogos y las voces en off. Hay poesía visual y emociones a flor de piel, pero nunca cae en la pedantería en la que Malick suele caer en sus últimas producciones. Iñárritu se ciñe a la historia y la narra de la mejor manera posible.
No puedo poner ninguna objeción al apartado técnico del film, la verdad. Hay escenas escalofriantes, como la del ataque del oso, que se quedan grabadas a fuego en el espectador. Iñárritu no ha inventado nada, y películas de un hombre intentando sobrevivir en la naturaleza hemos visto ya muchas, pero pocas tan bellas, honestas y brutales como The revenant. Pocas veces hemos visto la tecnología al servicio de la historia de una forma tan perfecta, tanto que los efectos digitales (que los hay) no parecen tales: todo es perfectamente creíble en esta dura historia de supervivencia.
¿Qué decir de Leonardo DiCaprio? El chico guapete de Titanic hace mucho que dejó de ser únicamente una cara bonita y es un señor actor como la copa de un pino. De los mejores de su generación. Ya lo viene demostrando con soberbias actuaciones en películas como Revolutionary road, Infiltrados o El lobo de Wall Street. Aquí está simplemente perfecto en el personaje más sufrido de toda su carrera. Supongo que el rodaje debió de ser un verdadero calvario para todo el equipo, pero especialmentepara DiCaprio. No olvidemos que se rodó con luz natural (gran trabajo del siempre excelente Emmanuel Lubezki, habitual director de fotografía de Inárritu) durante 80 extenuantes días a lo largo de 9 meses en parajes helados. El Oscar de este año ya tiene dueño.
No solamente DiCaprio está deslumbrante, también Tom Hardy ofrece un auténtico tour de force interpretativo. Impagables ambas interpretaciones de estos dos grandes actores. Siempre apuesto por la versión original, pero en este caso es especialmente recomendable. No es que tengan complejas líneas de diálogo, simplemente ocurre que la mimetización con sus personajes es total. La vocalización, los acentos y los movimientos de ambos actores son totalmente verosímiles. Incluso me gustó un actor que últimamente aparece mucho y casi nunca para bien: Domhnall Gleeson.
The revenant ofrece un magnífico espectáculo visual y vital, una película emocionante y cruda como la vida misma.
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