Que nadie se lo tome a mal, pero voy a ser sincero. Reconozco que cuando recibí el disco de El Cuarto Verde, lo primero que pensé fue, joder, que poco me gusta la estética de este disco, tío. La portada no me convence, así que me leo la nota de prensa que acompaña al disco, y pienso, vaya, el que la ha escrito, se merece un par de cervezas de parte de la banda, jajjaja. En realidad, todo esto son tonterías, porque lo importante es lo que contiene este «Metroglobina», aunque nunca está de más, que acompañe lo de fuera, aunque es cuestión de gustos. Eso si, mi opinión cambió radicalmente, en cuanto comienza a sonar el tercer discos de estos riojanos, que suenan de escándalo y a los que es complicado encasillar en alguna casilla del tablero.
Producido el disco por Iker Piedrafita, quien también colabora en el disco y el honorable e imprescindible Rosendo, que aparece en una de las canciones. Pero relacionar el sonido de El Cuarto Verde con estos dos nombres es un error, estos tipos se han mamado el cancionero rockero de la A a la Z, tanto el nacional como el internacional, y eso se nota en cada canción, de las diez que compone este disco.
Abren con «Hoy», muy movida, con un riff omnipresente, y un ritmo muy directo y esos coros, y fíjate tu, que a mi me trae algún guiño a lo Barricada. «Culo de mal asiento» enlaza a la perfección esa velocidad endiablada con mucha melodía, que te atrapa una y otra vez. Siguen a toda velocidad con «Hazlo», pisando el acelerador a fondo, con ese bajo que se lo monta fenomenal. Ladridos de perro dan entrada a ese «Jako» que suena a lo Kiss en su riff inicial para luego volver a recordarme a los mejores Barricada. «La hora de los lobos» es muy rockera, incluso con un derroche de accesibilidad en la melodía vocal, que se puede acercar por momentos a lo que ofrecían la gente de Despistaos. Se endurecen con «Por la tangente» donde las guitarras brillan y el bajo marca el camino a seguir. Aparece nuestro rockero por excelencia, Rosendo, para marcarse junto a la banda, «Cómo purgar el radiador de una casa deshabitada», que posee un riff muy de corte clásico y ese tono más oscuro en la estrofa.
«Los amantes del fósforo» prende fuego a las guitarras, ritmos rápidos y marcados, y una letra muy inteligente y currada, que recuerda a esos culturetas oficiales que ahora tanto parecen abundar. Puro rock and roll pero a toda mecha, es lo que nos traen con «El corazón del espino negro», que te invita a no parar ni un segundo mientras suena la canción. Para terminar, «Baila, aunque sea mal», de nuevo con gruesos riffs y muchas ganas de divertirse. Este «Metroglobina» es como un puñado de anfetas después de un buen trago, te van a poner como una moto y te harán saltar y bailar, aunque lo hagas mal. Otra banda que se lanza al ruedo con el respaldo de la gente de Rock Estatal Records, y al final, le estoy pillando el punto a la portada, mira tu.
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