A lo largo de este invierno vamos a ir desgranando algunos discos del genial Declan Patrick Aloysius MacManus, más conocido como Elvis Costello. Un músico que no cesa de reinventarse asimismo y que nunca ofrece un mal concierto o lanza un mal disco. Gran admirador de su trabajo, he tenido la suerte de poder verle en concierto en prácticamente todas sus facetas y colaboraciones. También he tenido la suerte de cruzar algunas palabras con él en tres ocasiones y siempre ha resultado ser un momento emotivo.
Cuando en los años 70 McManus llevaba una vida convencional, casado y con hijo, empleado de oficina, en la más que conocida marca Elizabeth Arden, la cual recordará años después en su tema “I’m Not Angry”, Declan no se imaginaba que se convertiría en el nuevo “King of America”. Su nombre artístico es en honor a Elvis Presley y a su abuela Costello . Su vida, ya sea en el aspecto musical, o fuera, es y ha sido, un verdadero tobogán de emociones, y prueba de ello es la estupenda biografía que acaba de publicar y que esperemos tenga rápida traducción al castellano, por lo que tampoco me voy a parar a contar aventuras y desaventuras de nuestro Buddy Holly londinense de origen irlandés.
Nada mejor que empezar por el principio, y por ello nos dirigimos a 1977, un año en el que David Bowie lanza su disco Heroes y mueren tres miembros de Lynyrd Skynyrd en el tristemente famoso accidente aéreo. En ese año, Costello se reúne en Londres con otro genio del Pup Rock inglés como Nick Lowe, siendo el principio de una colaboración que durara cinco álbumes. Las sesiones de estudio siempre fueron nocturnas y duraron un total de veinticuatro horas. Este en concreto costó unas 2.000 libras.
Se podría decir que My Aim Is True es unos de esos discos debut que merecen estar en la historia. Le acompaña para la grabación el grupo Clover donde militaba un cierto Huey Lewis, aunque no participó en el disco. En un principio Stiff quería a Costello para que escribiera temas para Dave Edmunds, luego le propuso hacer un disco a medias con Wreckless Eric, pero ambas cosas no interesaron a Costello, que tenía ya en su haber un buen puñado de composiciones que escribía en el metro o por la noche, para no despertar a su hijo.
Con “My Aim is True” Costello se hizo conocer en el mundo entero. Lo primero que uno podía ver era a un tipo enclenque con pinta de “nerd” mirándote con aires chulescos, con una guitarra en ristre y una extraña postura corporal para acompañar la estampa. La portada tiene un fondo de pequeños rombos blancos y negros en el que está escrita la frase «Elvis es el rey». La Pose de Costello en la portada se convertiría en un aspecto icónico para él, que solamente se olvidó muchos años después cuando Elvis empezó a probar diferentes tonalidades, siempre acertando por cierto.
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¿Y qué se puede uno encontrar en My Aim Is True? La respuesta es fácil: simple y llanamente un discazo de rock. Un cóctel explosivo de punk/pub rock y new wave 100% british y mucha, mucha frescura. Hoy en día sigue sonando tan dinámico y vitamínico como el primer día. Si estas deprimido, con los nervios a flor de piel, entonces pincha este disco y te sorprenderás como se va disipando esas malas vibraciones y lo único que te vendrá a la cabeza es no parar de bailar.
Trece canciones para la historia; y qué mejor manera de empezar que con ese manifiesto que es “Welcome To The Working Week”, pegadiza desde la primera escucha. Y lo que viene después: «Miracle Man», «No Dancing» y «Blame It on Caín»… Amigo, pura música sin complicaciones, directamente a la yugular. “Alison” sigue emocionando aun después de tantos años escuchándola, “I’m Not Angry” sigue teniendo ese toque especial con su guitarra afilada y Costello escupiendo las palabra con el sincopado ritmo que afligía a sus composiciones. Y qué mejor manera de cerrar una obra maestra, pues, que con “Watching The Detective”; aires de reggae con cierto regusto a cine negro que le confieren a este tema la inmortalidad.
El sentido melódico que posee Costello en sus genes es algo único, y sus composiciones saben ser lo suficientemente sensibles, lo suficientemente inteligentes y lo suficientemente rabiosas para contentar a todo el mundo. Existen muchas ediciones de este disco, ¡cómo no! Recomendar, evidentemente, la de vinilo con sus trece cortes y su maravillosa portada, y/o la DeLuxe Edition que trae el añadido de cuatro outtakes, ocho demos y sobre todo un segundo disco con un concierto y soundcheck de 1977 de Elvis junto a sus Attractions en The Nashville Rooms.
Pedazo de crack el Master Tsi !! Y aplausos hasta el fin por esta saga que aquí empieza… Qué esto si es galáctico hasta el berreo, leches ! Costello no es Dylan, Cooke, Young, Otis o Randy, etc. y ok, pero es mi héroe personal más sentío firmando en solitario (o con añadido de banda acompañante -y con Reed como única duda real en mi caso-), y además, este disco de hoy en concreto es, junto a «Trust» (imposible para mi decidir entre este par), el que antes rescato del incendio y/o me llevo a la isla desierta con los ojos vendados a doble vuelta… A qué más.
Abrazos y gracias mil, Laurent.
Gracias amigo Don Guzz, espero estar a la altura para escribir sobre cada disco de el maestroCostello que si puede estar perfectamente codo con codo con Dylan and Co.