No se, si era la intención, pero nunca un título de un disco, estuvo tan bien puesto. Luces y sombras, es lo que encontramos en este disco de Kaothic, un muy buen disco de una banda, que sabe conjugar, las luces del metal progresivo, con las sombras de unas tesituras a veces casi cercanas al death metal. Que combinan ambos estilos, tanto en canciones por separadas como en una misma canción, lo que quizás, les puede dejar un poco en tierra de nadie, y sería una lastima, porque estos tipos son buenos de cojones, y se han sacado de la mango, un disco de esos que tiran de espaldas. Pero vayamos por partes. Kaothic es la banda de Alberto Marín, que ha pasado por bandas reconocidas como Hamlet o Ankhara, y que diez años después, vuelve a resucitar el grupo para darnos en la cara con un discazo tremendo, donde la calidad se sale por sus surcos, presentándose como uno de los mejores discos de metal de este 2015.
Junto a Marín, músicos contrastados como Andy C (Saratoga), Dani Criado (Skizoo, XXL), Zyrus y Pepe Herrero. Desde ese inicio extremadamente duro, situándose en las orillas del metal extremo progresivo, técnico o como queráis llamarlo, con una canción como «The flame», en la que esa voz gutural no deja espacio a tonterías, mientras musicalmente la banda se recrea. Para «High», tras la tormenta metálica del primer tema, nos encontramos con una canción más sosegada, dentro de los parámetros, donde se introducen de lleno en territorios del metal progresivo, dando mucha importancia a la voz. «Son of evil» es posiblemente la canción que podría resumir la esencia de Kaothic, partes extremas refelejadas en un riff brutal y una batería descomunal, junto a una voz gutural que se va alternando con partes más melódicas, voz femenina en apoyo e incluso orquestaciones al final. ¡Genial!. «Belong» suena actual, con mucha fuerza, remarcada por ese riff.
Apergios de aroma thrash, dan la introducción a «Silver wing», un poderoso medio tiempo. Vuelve la potencia desmedida con «Inmortal» a base de un riff arrollador, y la combinación de voces guturales con otras de tesituras más cercanas al heavy tradicional. «Crisálida» es una maravilla instrumental, donde las guitarras mantienen un nivel altísimo, que deja a las claras la calidad y potencial que esta banda posee, poniendo punto y final a un gran disco. Quizás, la propuesta de Kaothic sea arriesgada, porque se pueden quedar en tierra de nadie, demasiado progresivos para gente del metal extremo, y demasiado extremo para mucha gente del prog, pero sin dudas, aquel que se adentre en su mundo musical de luces y sombras, no puede ni debe salir defraudado.
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