Si el disco de Graveyard era esperado por la gran masa de rockeros amantes de las bandas del S.XXI con sabor y olor 70’s, ¿qué os voy a contar del nuevo álbum de Kadavar?. Los berlineses sacaron a finales de agosto el álbum, quizás, que más expectativas estaba generando entre los fans de esas finas líneas que separan el high energy, el vintage rock y el stoner junto al regreso de los Backyard Babies y los nuevos trabajos de los Imperial State Electric y los citados Graveyard.
Cómo no, Berlin iba a ser mirado con lupa como así ha pasado en estos dos meses que lleva en la calle. Un servidor se ha limitado a disfrutarlo, sin prisas, sin más…
Los alemanes formados por melenudos Christoph «Lupus» Lindemann (vocals, guitar), Christoph «Tiger» Bartelt (drums) y Simon «Dragon» Bouteloup nacieron con estrella desde sus principios en 2010, todo fue sobre ruedas a la hora de componer, de tocar, de hacerse un nombre no sólo en Berlín, sino en toda Alemania y alrededores cristalizando todo esto en un disco debut homónimo en 2012 que no pasó a nadie desapercibido, ¡todo dios hablaba de Kadavar!, de su propuesta ‘Vintage R’N’R’ en la línea sueca de Graveyard, Kamchatka o Witchcraft, de su imagen hiper-mega-retro, etc,…
Un año después vino la continuación a Kadavar (2012), Abra Kadavar (2013), y claro, las polémicas inútiles comenzaron a sentirse y con razón con una banda que generó tantas expectativas con su ‘opera prima’. Normal por otra parte. Pasada la fiebre de la crítica, lo cierto es que el álbum es la confirmación perfecta de que Kadavar habían venido para quedarse y no ser engullidos por esa industria que todavía necesita crear ídolos con el primer disco para luego cargárselos y buscar otros.
El hecho de haberlos incluido en la sección ‘Ola de Calor…Oleada de ‘Stoner’ 2015′ creo que tiene todo el sentido del mundo aunque a ellos se les intente clasificar siempre en la casilla ‘vintage’, no son una banda de ‘stoner’ al uso, tampoco lo son Kamchatka y The Vintage Caravan, pero son maestros en el riff monolítico y la saturación del ‘fuzz’ como arma arrojadiza, por lo que creo que queda más que justificado la inclusión en la ‘desert music‘.
Pues bien, dos años han pasado ya de aquella ‘caza de brujas’ para con la banda, los chicos creo que se han relajado, creo que han demostrado con creces su capacidad compositiva y en directo y aquí los tenemos de nuevo con su flamante tercer álbum titulado como su ciudad natal, Berlín, a la que le hacen un sincero homenaje (aunque crítico también) en sus surcos. Berlin (2015) ya es una jodida realidad.
¡Y qué disco se han marcado los bárbaros Pupilos!, incluída esa impactante portada con un gran y potente primer plano (suponemos) de una berlinesa amante del ‘retro’. En mi opinión, considero convencido que es el disco más equilibrado de todos, el que más caras y facetas muestra la banda y en el que la melodía juega un papel fundamental para darle una variedad y frescura que no pasaba, quizás, en los anteriores, centrados en ofrecer una sonoridad más cruda y centrada en el riff ‘Iommi & Page más que en el gancho melódico y tarareable.
El disco empieza con los guitarrazos ‘a la Townshend‘ de «Lord of the Sky» y lo primero que piensas es que van sobrados de energía y pegada con ese riff a medio camino entre el ‘high energy’ y el ‘vintage rock’. Brutal comienzo. Llega sinuoso, denso y desértico «Last Living Dinosaur» con Iommi en la mente, of course…
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«Thousand Miles Away From Home» expone lo dicho, guitarras chisporroteantes pero una melodía muy trabajada llevándonos al terreno de Hawkwind con mucha naturalidad. «Filthy Illusion» es setentera como ella sóla, Sabbath, Zeppelin, Who, incluso hasta Aerosmith en algún punteo joder!!. «Pale Blue Eyes» vuelve a demostrar la devoción religiosa que sienten los berlineses por Black Sabbath, como poco!, el ‘stoner’ se mezcla, se revuelve, FOLLA! con el ‘retro rock’ de una forma tan pegadiza y enganchona que apabulla.
Vayamos a la cara ‘B’ y….coño! ¡Cómo empieza!, el corte anterior conecta con sus acoples y distorsión con el aplastante y virulento «Stolen Dreams» que nos envía de un ‘sopapo’ al desierto de Sky Valley. «The Old Man» rebaja la adrenalina con un tema pegadizo, quizás para quien suscribe mal escogido como single con la exuberancia de este trabajo (al igual que el single de Graveyard) pero que luego funciona a la perfección en todo el conjunto con ese riff tan melódico y ese estribillo con cierta épica. Vamos con la recta final porque se las trae, en «Spanish Wild Rose» el ‘stoner’ más flamígero vuelve a hacer acto de presencia ‘modo Brant Bjork‘, «See The World With Your Own Eyes» es puro Who, de hecho me la imagino siendo cantada por Roger Daltrey con ese estribillo tan bien planteado y ultra-pegadizo; viene ahora «Circles On My Mind» y pasamos de Townshend y Daltrey a Page & Plant con esa brutalidad guitarrística tan sexual para acabar metidos en la oscuridad heavy psych de «Into The Night» en donde el high energy y el heavy rock copulan sin cesar.
Berlin acaba con un ‘bonus’, la dulce y melancólica psicodelia y el ‘space rock’ más fumado de «Reich Der Träume (Nico)». Perfecto cierre para un disco tan compacto, en mi opinión alejado ya de presiones y desacomplejado de dimes y diretes con respecto a lo que la crítica y los fans esperamos de ellos. Darán que hablar a buen seguro en las listas de lo mejor del año porque…estos Kadavar han nacido con estrella reafirmando con paso firme y seguro su propio camino.
¡Qué directo, Ladies & Gentleman!
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