He tenido la suerte de asistir de nuevo a un concierto del nuevo “Rey del Prog”, el midas de esta generación, que ha llevado a un estilo tan menospreciado como este a alturas y terrenos que hace años no podíamos imaginar. Sí, estoy hablando de Steven Wilson.
Seguramente la elección de la sala La Riviera sea la peor de toda su gira; el tiempo tampoco acompañó, y el horario europeo creo que dejó a más de uno en su casa, ya que, si bien el recinto estaba bien lleno, no llegó a lo que Porcupine Tree solía lograr en sus últimas visitas.
Pues fue un craso error, porque lo que el señor Wilson ofreció fue un espectáculo sin fisuras, algo digno de ver. Lo primero de lo que me percaté es cómo este hombre consigue que adolescentes compartan espacio con gente más mayor sin ningún problema, la vieja y la nueva escuela unidas por el amor a la música; no hay nada más bonito que ver a unos chavales emocionarse delante de la música, ver que aún hay esperanza y sigue habiendo público con buen gusto, sea de la generación que sea.
No es la primera vez que lo veo, pero sigue dejándome boquiabierto su sentido innato de la estética y su buen gusto a la hora de escoger músicos y un repertorio que le aseguran salir siempre victorioso. Un sonido apabullante (por lo menos en las primeras filas), con Craig Blundell a la batería que, a pesar de su poco carisma, indudablemente sabe tocar; le falta un poco de feeling y le sobra demasiada frialdad como intérprete, pero no nos engañemos: la música de Wilson necesita mucha técnica y es difícil muchas veces combinarla con las emociones. En cuanto a la muy floydiana guitarra de David Kilminster, haber sido escudero de Waters durante la gira de The Wall le ha impregnado de la esencia de la madre de todas las bandas de rock progresivo. Nada que reprocharle: sinceramente, buscarle fallos es realmente ganas de amargar al personal. Para mi gusto, ambos remplazaron perfectamente a Guthrie Govan y Marco Minnemann, aunque, evidentemente, no es lo mismo, y se hubiera agradecido tener a estos geniales artistas arropando a Wilson.
Steven es amo y señor del escenario, con permiso de Nick Beggs, un músico tanto carismático como eficaz que aporta al espectáculo mucha más presencia escénica que Colin Edwin que, si bien desempeña perfectamente su trabajo, algunas veces este quedaba algo soporífero encima de las tablas.
El concierto se basó en interpretar todo su nuevo, el sobresaliente disco Hand. Cannot. Erase, pero no se olvidó de la banda que le encumbro con un «Lazarus” un despachado rápidamente y a desgana, pero con unos magníficos “The Sound of Muzak” y un “Open Car” que dejaron a los fans más que satisfechos . Con un repertorio de más de 2 horas, sin descanso y con un juego de luces muy efectivo que incluía un telón estilo velo que cayó frente al público para interpretar el segundo bloque de temas que empezó con la intro de “Temporal” (Bass Communion), y que dio paso a un precioso “The Watchmaker”, que me rememoró el Animals de Pink Floyd. Y es que es indudable la influencia de esta banda en la música del británico.
Algunos tachan su música y sus interpretaciones de frías y calculadas pero, lejos de la realidad, su música está impregnada de emoción que sabe transmitir en cuanto pisa el escenario, ofreciendo un concierto impresionante una vez más, haciendo historia en el mundo del progresivo. Wilson estuvo comunicativo, compartiendo anécdotas con el respetable; contó que antes del concierto le hicieron unas entrevistas y que el nombre de todos los medios que le entrevistaron llevaban la palabra «metal», sorprendiéndose de si no existían revistas que no fueran de metal en España. Por otra parte, le extrañaba que dichas revistas se interesaran por él, ya que no se considera metal, pero esto le sirvió de perfecta introducción para interpretar “OpenCar”, que denominó como… ¡gay metal!
Asimismo, también hizo referencia a la vez que tuvieron que remplazar a Black Sabbath en el Sonisphere y que los fans de Black Sabbath se tiraron todo el concierto con el “midle finger” hacia él, gritando «Fuck You!» Que no comprende en absoluto esa actitud de algunos sectores del público.
Seguramente, muchos no compartirán la misma idea y visión del concierto, pienso tras lo leído en otros portales y revistas, donde tachan a Wilson de “aburguesarse” y de haber perdido los pies sobre la tierra, endiosado por tanto éxito. Sinceramente, lo único que puedo reprochar son las camisetas a 30 euros y las sudaderas a 50, no aptos para todos los bolsillos.
Porque lo de prohibir hacer foto o vídeo de su actuación me parece una buena idea, siendo un coñazo tener que aguantar un mar de teléfonos alzados durante todo un bolo. Esa fue la justificación de Wilson. Luego, que esta medida sea por eso o por simple capricho de estrella, sinceramente, me da igual. Hoy en día todos los músicos están hasta el gorro de los publirreportajes que la mayoría se dedica a efectuar desde la platea.
Lo que sí que tiene que remediar urgentemente la capital de España es tener una sala en condiciones para poder acudir a conciertos de una manera decente, que una discoteca no es lugar para oír y ver una banda.
SETLIST
First Regret
3 Years Older
Hand Cannot Erase
Perfect Life
Routine
Index
Home Invasion
Regret #9
Lazarus
Harmony Korine
Ancestral
Happy Returns
Ascendant Here On…
——
Temporal
The Watchmaker
Sleep Together
——
The Sound of Muzak
Open Car
The Raven That Refused to Sing
Buena crítica Laurent. Muy acertada y no te dejas nada en el tintero.
Gracias!