wAhora que el mundo del progresivo se encuentra expectante ante la nueva obra de Steven Wilson en solitario, creo que es un buen momento para hacer un breve recorrido a través de la trayectoria de este joven prodigio que ha revolucionado el panorama con trabajos que han quedado como obras maestras del género.
No apto para todos los públicos
A Steven Wilson le debemos, ante todo, haber insuflado una inmensa bocanada de aire fresco a un estilo que nunca ha gozado ni del amor de muchos críticos ni del propio público. El progresivo siempre ha sido denostado como el apartado para virtuosos del rock, de temática absurda y/o de discos complejos y tediosos. En cierto modo, puedo comprender a los de oídos obtusos que se traguen estas simples definiciones para explicar un movimiento musical que engloba, posiblemente, lo más granado del espectro musical. Junto al jazz es, seguramente, el estilo musical donde habitan los mejores músicos y en el que la mente se expande con la misma imaginación que reflejan sus composiciones.
El prog rock no es música fácil para los oídos neófitos sin mucha trayectoria musical. Es una música para mentes y oídos dispuestos a abrirse a un mundo tapizado de sensaciones únicas. Esto es lo que Wilson ha conseguido, sobre todo, con su grupo Porcupine Tree y, ahora, con una carrera en solitario cuyo despegue parece llevarle a gravitar en otra órbita.
Wilson en perspectiva
Musicalmente, Steven Wilson juega en otra liga donde ahora mismo nadie le hace sombra. La mayoría de los nuevos grupos de progresivo han seguido la senda que ha ido surcando disco a disco. Mi historia de amor con la música de Wilson comenzó en 1996, cuando escuche Signify, el cuarto álbum de Porcupine Tree. Prácticamente nadie los conocía, y menos aún en estas tierras. Sólo el núcleo forofo del progresivo había sucumbido a los encantos de sus tres primeros discos, sobre todo ante The Sky Moves Sideaways.
El grupo practicaba un progresivo en el que todas sus influencias se palpaban con facilidad. Wilson, desde niño, había devorado prácticamente todos los clásicos del género, sobre todo de King Crimson y Pink Floyd. Las navidades de sus ocho años le descubrieron su amor por la música al recibir como regalo el Dark Side of The Moon, de los Floyd, y Love to Love You Baby, de Donna Summer. Un cóctel a priori algo extraño que dio sus frutos en el futuro, ya que Wilson siempre supo manejar y mezclar lo antiguo con lo moderno sin caer en la vulgaridad.
En su casa la música era algo habitual. Su padre, ingeniero de electrónica, le construyó su primera máquina grabadora multipista, y con apenas doce años el pequeño Steven empezó a experimentar con sonidos y grabaciones. Todo aquello dio pie acintas que grababa de sus diferentes proyectos, como el dúo Altamont con un Steven de 15 años junto a Simon Vockings. Aquel casete, Prayer for a Soul, se cotiza por sumas astronómicas. En ellas utilizaron las letras de Alan Duffy, quien trabajó con Wilson en dos canciones de Porcupine Tree años más tarde.Wilson siempre ha tenido decenas de proyectos en marcha al mismo tiempo. Ahora también trabaja como productor y remasterizando las obras más esenciales del progresivo de los setenta. Como una esponja inquieta, se alimenta de todo para regurgitarlo a través de su prisma, elevando todo lo que toca a un nivel inquietantemente superior.
Porcupine Tree: el despegue
1986 fue el año donde la carrera de Steven Wilson comenzó a alzar el vuelo. Lentamente, pero con buen pie, sin querer en realidad llagar al nivel en donde se encuentra ahora mismo. Inició dos proyectos: No Man Is An Island (Except The Isle Of Man), más adelante llamado simplemente No-Man, y Porcupine Tree, una idea montada por diversión con su compañero de clase, Malcolm Stocks. Pero, poco a poco, Porcupine Tree se convirtió en una maquina imparable hacia el éxito. A Wilson se le unió un teclista ya curtido en el fabuloso grupo Japan: Richard Barbieri. Curiosamente, Wilson era fan de la banda y de su líder David Sylvian. También llegaron el bajista Colin Edwin y un miembro de No-Man, el batería Chris Maitland.
Como esto tampoco pretende ser una biografía de Steven Wilson, saltaremos algunos detalles para llegar al momento en que la popularidad de la banda aumentó considerablemente, especialmente en Francia e Italia, justamente con el lanzamiento de Signify, que afianzó a la banda como una de las formaciones más respetadas del nuevo progresivo.
En aquel momento, Fish le propuso colaborar en su disco en solitario Sunsets on Empire. Wilson participó tanto en la composición como en la interpretación y grabación del disco. Tras ver los resultados obtenidos, la antigua banda de Fish, Marillion, invitó al líder de Porcupine Tree a la grabación de su nuevo trabajo, marillion.com. Disco que, por cierto, también sirvió de renacimiento para Marillion y que dio a Steven Wilson la confianza de que lo que estaba creando estaba al nivel de los grandes del progresivo.
Aquellas dos colaboraciones dieron la suficiente confianza a nuestro genio para grabar el quinto álbum de Porcupine Tree: Stupid Dream. Aún recuerdo comprarlo el día de su lanzamiento y la emoción que sentí al escuchar aquellas composiciones que habían tomado un camino diferente, pero para engrandecerse. Porcupine Tree ganó muchos admiradores con este disco, el cual les llevó a tocar alrededor del mundo en algunas fechas como teloneros de Dream Theater.
Le siguió Lightbulb Sun, un trabajo del cual existen tres versiones: la original, una versión alemana con la portada azul y un CD extra con grabaciones en directo, y una versión israelí de dos CDs. Lightbulb Sun, que curiosamente no obtuvo el mismo éxito que su predecesor, compuesto por temas más accesibles y otros más electrónicos, era el perfecto reflejo de lo que Wilson ama en la música.
Como anécdota, cabe contar que en el tema “Last Chance to Evacuate Planet Earth Before It Is Recycled” se puede escuchar el líder de la secta Puerta del Cielo que alienta a sus seguidores a cometer un suicidio en masa para que sus almas asciendan a una nave espacial y conseguir la salvación.
2002 fue es un año crucial en la historia de Porcupine Tree. La banda sufre su primer cambio en su alineación, bye bye Chris Maitland y welcome Gavin Harrison, un batería con un currículo enorme a sus espaldas como músico de sesión en todos los estilos. También significa su despegue definitivo con In Abstentia, una obra maestra del progresivo del siglo XXI que marca una nueva manera de ver, escuchar y componer.
Le siguió el magnífico Deawing, música compuesta con la inspiración de un guion cinematográfico escrito por Steven Wilson y Mike Bennion. De aquél se lanzaron dos sencillos, “Lazarus” y “Shallow”, con los que Wilson consiguió acercar su grupo a millones de nuevos fans que aún no habían escuchado hablar de Porcupine Tree.
Porcupine Tree: la consolidación
Con la edición en 2007 de su disco Fear of a Blank Planet la banda se eleva al nivel de los más grandes. El redondo les lleva a una gira enorme alrededor del mundo donde cuelgan prácticamente en todos los recintos el cartel de “Sold Out”. El nombre surge de otro disco de un estilo musical completamente ajeno al progresivo, el hip hop y del disco de 1990 de Public Enemy Fear of a Black Planet. Y es que Steven Wilson es, ante todo, fan de la música y le gusta abarcar todos los estilos, al contrario que los talibanes obtusos que no ven más lejos del suyo. Aquí reside la grandeza de este prolífico músico.
Fear of a Blank Planet es, posiblemente, el trabajo más redondo de la banda, en el que todo encaja a la perfección y no sobra ni un segundo. Además, en él podemos disfrutar de dos prestigiosos invitados: Alex Lifeson, guitarrista de Rush, y Robert Fripp, que también aparece en el E.P Nil Recurring de cuatro temas extraídos de las sesiones de Fear of a Blank Planet. Fripp, a raíz de esta colaboración y de su nueva amistad con Wilson, volverá a poner en marcha King Crimson, aunque no lo haría hasta 2014.
La banda participa ese año en el disco de Yoko Ono Yes, I’m a Witch. Se publica el álbum en directo We Lost The Skyline y su primer DVD, Arriving Somewhere, que es un perfecto documento que refleja la intensidad y la perfección de la banda en directo.
El 21 de septiembre del 2009 sale al mercado el que es su último trabajo hasta la fecha, The Incident. Este supone el décimo álbum de estudio de la banda, y parece que a partir de aquí, Steven Wilson decidió aparcar a Porcupine Tree para emprender una carrera bajo su nombre que le está dando muy buenos resultados, engrandeciendo así una leyenda que se construye con cimientos indestructibles.
Pero eso es otra historia… (continuará)
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