Todos sabemos a qué nos enfrentamos cuando vamos a un festival de verano: calor sofocante, masificación, eternas colas en los baños, el engorro del cambio de moneda, precios abusivos, etc. Sin embargo el Slap! Festival es otra cosa. Su ubicación en el camping municipal de Zaragoza hace que el alojamiento y los servicios no sean un problema. Si tienes calor, te puedes dar un baño en la piscina, no está masificado, no hay que cambiar moneda y los precios son totalmente asumibles. Además, el hecho de que un festival se celebre en tu barrio no es algo que suceda todos los días.
El Slap! festival va ya por su sexta edicicón, despacio pero con buena letra se va haciendo un hueco entre los festivales veraniegos. El Slap! es modesto en sus dimensiones pero no en sus ganas de contentar al público. Un público amante de la buena música enraizada en el blues, el soul, el jazz y el funky.
Un sol abrasador nos recibe mientras Astrid Jones & The blue flaps nos hacen mas llevadero el sofocante calor, por suerte la piscina también tuvo mucho que ver. Astrid Jones tiene una voz cristalina y sensual que acompañada de un combo mas que efectivo hizo las delicias de los asistentes y sirvió para ir calentando motores. Habrá que seguirles la pista.
Acto seguido, en el escenario de La ley seca les tocó el turno a los bilbaínos Dead Bronco que ejecutan un broncobilly con ramalazos de rabia punk. Liderados por el californiano Matt Horan, ya sabemos que los de Bilbao nacen donde quieren, fueron una de las sorpresas del festival. A pesar de la que estaba cayendo, su enérgico show nos hizo bailar y sudar aún más y tuvieron la mejor despedida del festival: «Hay fiesta en nuestro bungalow y hay muchas pollas«. Sobran comentarios.
Volvimos al escenario Enlace Funk para encontrarnos con Power to the people! quienes con su funk bailable y su saber hacer nos amenizaron mientras el sol ya empezaba a darnos un respiro. Hay que destacar el saber hacer de estos grupos españoles que poco o nada tiene que envidiar a los maestros del otro lado de charco. Una docena de músicos en escena perfectamente compenetrados ejecutando un funk impecable y liderados por la portentosa voz de Mister Jaime Massieu.
De ahí nos trasladamos al escenario Anfiteatro Slap! para ver a una de las estrellas internacionales del festival el norteamericano Luke Winslow-King. El de Michigan afincado en Nueva Orleans ofreció uno de los mejores conciertos del día, sus tablas son innegables y el tipo nos ofreció una hora con lo mejor de su Delta blues, su música huele a cruces de caminos, desiertos y pantanos. Una gozada, oiga.
Tras Luke Winslow-King el anfiteatro acogió a los zaragozanos Irregular roots quienes ofrecieron su reggae con entrega y profesionalidad. Debo reconocer que este estilo musical no se encuentra entre mis favoritos, más bien tengo alergia al reggae, por lo que aproveché para cenar. Sin embargo, lo que pude oír de su concierto no me disgustó. O son muy buenos o soy yo que estoy cambiando.
Los también zaragozanos The faith keepers derrocharon energía y ganas arropados por su público. Su furioso funk sí está dentro de mis estilos favoritos. Jugaban en casa y tenían el público a su favor pero hubieran triunfado casi en cualquier escenario del mundo. Eso son ganas de comerse el mundo y el resto son tonterías. En su show se notan múltiples influencias, desde James Brown a Los Bravos, pero estos tipos tiene carisma propio.
Sonny Knight & The Lakers quienes ofrecieron una auténtica lección de estilo y soul. Sonny Knight ya no tiene nada que demostrar y parece que el reconocimiento le ha llegado algo tarde pero el tipo destila clase, voz y empatía con el público. A sus 67 años le queda cuerda para rato y no está dispuesto a dejar pasar un tren al que le ha costado demasiado arrancar. Su concierto fue un recital de buen blues, incluso se despachó con su versión de Day tripper de The Beatles. La veteranía es un grado, amigos, y cuando viene arropada por el empuje de una joven banda como The Lakers hay poco que objetar.
Todo este es lo que dio de sí para mí el día del Sábado. Aún nos queda el Domingo.
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