Bob Dylan Zaragoza Una vez leí una entrevista a Bono (el de U2, no el político) en la que venía a decir que no valía la pena hacer muchos kilómetros para ver a Bob Dylan. Da igual lo pequeño que sea tu pueblo o lo lejos del mundo que esté, Bob Dylan tocará cerca de tu casa tardeo o temprano. Parece ser que Bono tenía razón y Bob Dylan ha tocado ya tres veces en Zaragoza. El concierto que acaba de terminar en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza es uno más del Never ending tour en el que el bardo de Minnesota lleva inmerso décadas sin solución de continuidad. Lo de Dylan tiene un mérito enorme: revolucionó la música popular en los años 60, es sin duda uno de los músicos más influyente del siglo XX y sigue en activo y dando más de 100 conciertos cada año. Da igual que el tipo sea parco en palabras sobre el escenario o que su voz denote el paso del tiempo, Bob Dylan es una leyenda. Y las leyendas lo son para siempre por mucho que ya no quede nada de aquel rebelde muchacho de los años 60.

 Bob Dylan tiene ya 74 años pero sigue siendo Bob Dylan. Arropado por una gran banda y poco comunicativo con el público, se dedica a ir desgranando temas de su carrera más reciente. No parece importarle que no sean los más conocidos por el público. Eso a Dylan le da igual, tampoco parece importarle que sus clásicos suenen tan cambiados con esos arreglos de Jazz o Swing que resulten prácticamente irreconocibles. Nada de vivir de las rentas. Dylan quemó sus naves hace tiempo. Es lo que hay. Dylan no se plega a los gustos de nadie, ni siquiera de un público que paga de 43 a 89€ por verle.

 Ya al entrar al pabellón Príncipe Felipe me resultó chocante que se hubieran habilitado sillas para el respetable en la pista. Esto no iba a ser un concierto de rock. No hay público de pie (los de seguridad se encargaban amablemente de ello) ni se permite fotografiar ni grabar de ningún modo (aunque ya sabemos que tal cosa es imposible hoy día). Parece que el show está planteado en formato íntimo y relajado. Quizás un teatro hubiera sido una localización más acertada.

  Fue el sevillano Pájaro el encargado de ir caldeando el ambiente con su peculiar fusión de estilos. La verdad es que la combinación de poetas españoles y rock no deja de ser curiosa aunque lo que más me gustó fue escuchar al maestro Manuel de Falla a ritmo de surf y sus instrumentales a lo Ennio Morricone con trompeta incluida. Misión cumplida.

 Llega el momento de que Bob Dylan salga a escena. Un enorme telón negro adornado por unos enormes focos de aire retro sirve de sobrio escenario. No hay pantallas ni adorno escénico ninguno, sólo una escultura de estilo clásico de un busto de mujer. Lo que importan son las canciones. Dylan ejecuta su repertorio convertido en un crooner, atrás quedó ese muchacho de voz nasal que fue abanderado de la generación hippie en los 60. Dylan se ha convertido en un crooner, algo que se ajusta mucho mejor a su voz actual. Su traje blanco, su sombrero y su pose casi chulesca con la mano izquierda en la cadera no dejan lugar a dudas. Genio y figura hasta la sepultura.

 Con un sonido cristalino y una nitidez absoluta que reinaría el resto de la velada, el concierto comenzó con Things have changed, la canción para la película Jóvenes prodigiosos por la que Dylan ganó el Oscar a mejor canción en el año 2000. Acto seguido Dylan coge la armónica en una irreconocible She belongs to me para sentarse al piano en Beyond here lies nothin’. Casi 45 años separan ambas canciones pero el baño clásico las convierte en perfectas compañeras. Dylan volverá repetidamente al piano demostrando que es el instrumento con el que se siente más cómodo, en ningún momento se acercó a una guitarra acústica ni eléctrica. Su voz denota el paso del tiempo y, a pesar de que nunca fue ninguna maravilla, aguanta sorprendentemente el tipo. Dylan canta en tonos graves pero no desafina. El público aplaude al final de cada nueva canción con entusiasmo, la perfección con las que son ejecutadas lo merece, y no parece importarle que no suenen los clásicos de toda la vida. Bob Dylan parece haber hecho borrón y cuenta nueva. Su repertorio actual es un compendio de country, blues, jazz, folk y swing, una auténtica radiografía de la mejor música popular americana. De toda su extensa discografía fue Tempest (2012) el disco del que más temas rescató, hasta 6 canciones. También hubo hueco para Full moon and empty arms  y el clásico de Jazz Autumn leaves que me puso los pelos de punta. Esos fueron los únicos temas de su último disco Shadows in the night con versiones de Sinatra. Habría que esperar hasta los bises para que sonara una irreconocible versión de Blowin’ in the wind que, llámenme sacrílego si quieren, me gustó más que la original. Los arreglos clasicistas le sentaron fenomenal a este gastado himno y le dieron nuevo brillo por mucho que no lo reconociéramos hasta que llegó el estribillo.

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Por cierto, sólo al final se permitió que el público de pista (y finalmente también el de la grada) se levantara de su asiento para acercarse a su ídolo. No sabemos lo que pensó el astro pero viendo la cara que puso supongo que no le hacía mucha gracia ese baño de masas. Contando el intermedio de 20 minutos, la única vez que Dylan se dirigió al público fue para anunciar el receso, fueron 2 horas de buena música.

Setlist

Things Have Changed
She Belongs to Me
Beyond Here Lies Nothin’
Workingman’s Blues #2
Duquesne Whistle
Waiting for You
Pay in Blood
Tangled Up in Blue
Full Moon and Empty Arms
High Water (For Charley Patton)
Simple Twist of Fate
Early Roman Kings
Forgetful Heart
Spirit on the Water
Scarlet Town
Soon After Midnight
Long and Wasted Years
Autumn Leaves
——
Blowin’ in the Wind
Love Sick

by: Luis Cifer

by: Luis Cifer

Luis Cifer, nació en la ciudad del cierzo. Se dice que siempre viste negro, que Luis no es su nombre real y que duerme en la calle. Otros dicen que tiene un trabajo, que no bebe alcohol e incluso que es padre de familia, pero no hay nada confirmado. También se le puede encontrar en su blog de cine.

5 Comentarios

  1. Tsi-na-Pah

    E dificil que Dylan sigua sorprendiendo realmente aunque solo por verle cantar Autumn Leaves es ya algo unico. A mi me tocara verlo este miercoles en Granada, con un telonero mas interesante.
    Saludos

    Responder
  2. Clea

    Dylan estuvo genial el domingo en Zaragoza, por mucho que nos despistara con los cambios de letras y música. Su voz es mágica y su manera de interpretar la de un genio que esta por encima de todo y de todos! Y bailó… Jjj

    Responder
    • Miguel Ángel

      Para mi fue un mal educado nos merecíamos algún saludo a Zaragoza

      Responder
  3. Luis Cifer

    No os falta razón a ninguno. Los que ya supieran cómo se las gasta Dylan salieron satisfechos, pero los que esperaran escuchar sus clásicos salieron defraudados. El tipo es así, no suele interactuar con el público ni se sale del guión. Es lo que tiene llevar 50 años escuchando que eres un genio.

    Responder
  4. Pachi

    En Zaragoza ha tocado cuatro veces no tres. 1995 Principe Felipe. 1999 Principe Felipe. 2008 Feria de Muestras. 2015 Principe Felipe

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