Creo que más de una veintena de escuchas a un disco es suficiente para escribir sobre él; es más, creo que es absolutamente excesivo si se trata de este. La banda de Tim Wheeler ha conseguido algo que muchos de mis amigos llevan intentando años, dejarme sin palabras, aunque más bien diría «sin saber que decir». Si bien es cierto que el sonido que practican Ash no es de mi gusto, puedo decir que este Kablammo ha sido una tortura. Esta mezcla de power-pop/punk/alternativo con bastantes toques indies me ha matado.
Desde el primer tema del disco, “Cocoon”, que además es el single, con su sonido a anuncio de bebida de verano hasta “Bring Back The Summer” a lo Coldplay/Maroon 5 que cierra el disco, se me hace realmente difícil destacaros nada bueno. Quizás “Let´s Ride”, si no tuviera esa guitarra con un sonido tan punk sucio podría salvarse. ¿»Machinery»? definitivamente no, demasiado indie, para escucharla completamente emporrado moviéndote en un metro cuadrado como si estuvieras volando. Vamos a intentarlo con “Free”… pues tampoco. Esto es un burdo intento de sonar a Coldplay que se queda en eso, en intento.
“Go! Fight! Win!” es aún peor, punk para gente bien. Con “Moondust” llegamos, afortunadamente, al ecuador del álbum y, curiosamente, es uno de los pocos cortes que se salvan de la quema, una balada muy british pop que, al menos, se deja escuchar. “Evel Kanievel” es un tema instrumental perfecto para una película del oeste futurista ¿Qué cómo sería eso? Pues ni yo lo sé, algo así como una serie B. Con “Hedonishm” volvemos al british pop moderno, curiosamente, estilo que, bajo mi punto de vista, mejor les va, o al menos, el que mejor les ha quedado en el disco.
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“Dispatch” nos va acercando, afortunadamente, al final del disco, y aquí debe ser que hasta ellos se han aburrido de hacer todas las canciones iguales y en esta han decidido mezclar partes de “Coccon” con “Moondust” y una guitarra ruidosa que apenas soy capaz de distinguir una nota de otra. “Shutdown” es un tema de fiesta fin de curso universitario americano. ¿Habéis visto alguna película en la que salgan estas fiestas? ¿Hay alguien prestándole atención a la banda que está tocando? Pues eso mismo.
Ya acabamos, afortunadamente, y es con el penúltimo corte, “For Eternity“, una balada con un toque a The Beatles en moderno y con una orquestación que la convierten por méritos propios en la mejor del disco con gran diferencia.
Casi un mes machacando este disco y, al final, lo único que he conseguido, aparte de aburrirme hasta la saciedad, es acumular discos que, estoy seguro, merecen mucho más la pena. Ahora me toca olvidar rápidamente lo nuevo de Ash y ponerme a otros lanzamientos que, sin mucho, esfuerzo me agradaran bastante más que este Kablammo.
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