Ahora que la saga Mad Max está otra vez en boca de todos gracias a la excelente Mad Max: Fury road. Me ha apetecido volver a revisar la trilogía original. La vi hace muchos años cuando era un crío y debo reconocer que el tiempo les ha pasado por encima como una apisonadora. Vayamos por partes:
Mad Max, Salvajes de la autopista (1979)
George Miller fue médico antes que director y la cantidad de accidentes de tráfico que vio en urgencias le inspiraron su historia sobre unos salvajes de la carretera en un mundo que se viene abajo. Lo primero que nos llama la atención es la falta de presupuesto del film, costó unos 350.000 dólares australianos, un presupuesto bastante bajo si consideramos la cantidad de vehículos que acaban destrozados.
Mad Max no deja de ser un western actualizado a un futuro cercano en el que la civilización occidental se va lentamente al garete. Todavía quedan instituciones como la policía o los juzgados pero, como en el antiguo oeste, los salvajes campan a sus anchas. Ojito con la banda de moteros que hacen las funciones de villanos, unos descerebrados de cuidado que abusan de sustancias prohibidas. Difícil olvidarse de El jinete nocturno o el Cortauñas.
También podría verse Mad Max como una película de justiciero en busca de venganza como las que hacía Charles Bronson por esa época. El personaje de Max (un joven Mel Gibson) es un policía que persigue a los delincuentes y cree en el sistema, pero que acabará perdiendo toda fe en la sociedad y la raza humana. Max pasa de ser un padre de familia entregado a su trabajo a un insensible vengador armado. Una vez vuelta a ver la película me surgió la duda de por qué Max abandona a su mujer en el hospital y qué pasó con ella ya que no vuelve a aparecer ni ser mencionada en toda la franquicia.
Mad Max es un film muy entretenido que, debido a su escaso presupuesto, ha envejecido bastante mal. ¿Tenía inicialmente en mente George Miller hacer una trilogía? Me parece obvio que no; ni siquiera creo que durante el rodaje sospechara remotamente lo que su película iba a generar.
Mad Max 2: El guerrero de la carretera (1981)
Mad Max, Salvajes de la autopista fue el origen, pero la que realmente fijó el mundo post apocalíptico de la saga fue Mad Max 2. George Miller no se limita a repetir esquemas, sino que hace evolucionar la trama y la lleva mucho más allá.
La verdad es que la primera película y la segunda casi no tienen nada en común, más allá de persecuciones motorizadas. Miller deja a la imaginación del espectador el trabajo de adivinar qué ha pasado entre cada película de la saga y la siguiente. Una voz en off nos explica que hubo una guerra entre dos tribus (se supone que serían las dos super potencias de la Guerra fría), que llevó a la raza humana casi a la extinción. Ya no hay parajes verdes ni resto alguno de civilización. Debido al éxito del primer film, Miller pudo contar con un presupuesto más holgado (3,5 millones) y entregarnos esas violentas escenas de persecuciones que nos fascinaron de críos.
Max es un maldito témpano de hielo. Lo ha perdido todo y vaga por el mundo sin rumbo fijo, movido por su instinto de supervivencia. Ni siquiera tiene muchas líneas de diálogo, de hecho, se pasa casi toda la película sin hablar. A pesar de buscar únicamente su supervivencia, Max ayuda a un grup,o pero el film siembra la duda de si realmente lo hace por altruismo o por su propio interés.
La verdad es que visto el film hoy, ha envejecido bastante mal. 35 años son muchos, sobre todo si la comparas con Fury Road. No sé si os ha pasado, pero a veces uno recuerda las cosas más grandes de lo que realmente fueron. Eso me pasaba a mí con Mad Max 2. Vista nuevamente me entretuvo, pero no me produjo el mismo impacto que cuando la vi de niño. Algo lógico, por otra parte. Me siguen gustando las máscaras y los trajes de sado-maso que llevan los villanos de la peli. Toda esa estética post punk-apocaliptica marcó época. La verdad es que Humungus con esa máscara de Hockey y esas pintas de flipao’ de gimnasio es el mejor villano de la trilogía con diferencia. Tampoco sus esbirros, con el loco Wez a la cabeza, dejan indiferente al personal, con esas plumas y esos ajustados pantalones de cuero parecen sacados de una pesadilla para heterosexuales.
Por cierto, lo de las botellas de nitro es un recurso que descubrimos en esta película y se ha usado bastante en décadas posteriores.
Me parece la mejor de la trilogía, muy divertida a pesar de lo cruel del paso del tiempo.
Mad Max 3: Más allá de la cúpula del trueno (1985)
Otro giro de estilo y de tono que esta vez no salió bien. Mad Max 3 es quizás la que mejor ha envejecido, pero la más endeble como película. Ni es tan rompedora como la primera, ni explora nuevos territorios como la segunda. Es una versión light de lo que esta franquicia debería haber sido. Vista con la distancia que dan los 30 años desde su estreno, me parece un intento desesperado de entrar en el cine familiar a costa de reducir la violencia y añadir un mensaje mucho más positivo. Un despropósito.
El film se ve con interés durante su primera mitad. Todo lo ocurrido en Negociudad tiene cierto interés. Lamentablemente, tras la escena de la lucha entre Max y el Golpeador (lo mejor de la peli) el film sufre un parón imperdonable del cual ya no recupera hasta la persecución final. Todo el pasaje del desierto y los niños me parece un fallido y ñoño cruce entre Peter Pan y El señor de las moscas. Además, Max deja de ser un cabronazo para erigirse en salvador de los niños. Finalmente el tipo duro tiene corazoncito.
Este no es mi Mad Max, por mucho que George Miller esté detrás del proyecto. No hay violencia ni tensión por ningún sitio, incluso la escena final está introducida con calzador simplemente para que haya una persecución similar a la de la segunda película. Lo de acabar con los malos a sartenazos es un ejemplo caro del infantilismo del guión. Incluso hay momentos de humor en mitad de la persecución final. Se repiten esquemas y personajes (¿los aviadores de la segunda y la tercera son el mismo personaje? ¿Por qué los interpreta el mismo actor?) y se ha rebajado mucho el nivel de violencia. Mad Max 3 es un inofensivo blockbuster de mitad de los años 80 que bebe más de Los Goonies que de la película original.
La música del maestro Maurice Jarre es otro indicador de que ya no estamos ante un producto de serie B sino ante una gran producción que espera recuperar la inversión (12 millones de dólares esta vez). Sólo así se explica la aparición de Tina Turner, que incluso cantó un par de temas dentro de la banda sonora. Uno de ellos fue el gran éxito «We don’t need another hero». Con lo grande que fue Tina Turner en décadas anteriores, en los ochenta acabó haciendo temas tan faltos de chispa como éste, que además fue un hit internacional. Turner no ha sido nunca una gran actriz, pero con esos trajes y esas hombreras da el pego como mujer de armas tomar, pero no es una villana a la altura. De hecho, supone una amenaza bastante risible, nunca te la acabas de tomar en serio ni atemoriza lo más mínimo.
Si las dos primeras películas eran violentas y pesimistas, esta tercera era bastante inocua. Pues vaya. Si esta era la deriva que iba a tomar la franquicia en el futuro, ha sido mejor esperar 30 años hasta una nueva entrega.
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