Hay discos en todos los géneros que cambiaron la manera de escuchar o de renovar los sonidos, y es que, desde que la música existe, siempre ha habido ciclos y músicos que han iniciado ese cambio de una manera suprema. Los años ochenta, tan odiados por muchos, también tuvieron su parte de genialidad como ya vimos en un anterior artículo, pero esta vez me centraré en una obra maestra atemporal que salió en 1980.
Fue el cuarto álbum de estudio de una banda icónica de New York: Talking Heads y su Remain in Light.
El grupo ya gozaba del éxito gracias a su anterior trabajo, Fear of Music. David Byrne entablo amistad con Brian Eno y de ello salió un estupendo disco My Life in The Bush of Ghost. En la banda las cosas no iban muy bien, ya que el resto del grupo empezaba a quejarse del excesivo control que ejercía David Byrne sobre la banda. Por ello, cada miembro se enfrascó en una aventura diferente y empezaron a empaparse de diferentes estilos y querer integrarlos al sonido del grupo. Además, este disco se decidió debía de ser un trabajo de grupo y no de una simple banda de apoyo de Byrne.
Todos los músicos que integraban Talking Heads eran personajes inquietos y de nivel superior a sus otros colegas de los ochenta. Con el álbum Afrodisiac del nigeriano Fela Kuti como patrón e inspiración suprema, la banda se lanzó a grabar un disco donde se mezclaban electrónica, ritmos africanos y rock. El experimentar e improvisar también fue una norma no establecida pero que surgió de manera espontánea. Asimismo, el que Eno fuese el productor fue clave para la concepción del álbum, aportando su visión siempre futurista y un paso adelante de los demás. A todo eso hay que sumar el plus de poder contar con músicos increíbles como Nona Hendryx en las voces, Adrian Belew en la guitarra, Jon Hassell en los vientos o Robert Palmer y Jose Rossy en la percusión.
Todos ellos consiguieron que Remain in Light se convirtiese en, quizás, el mejor álbum de los Talking Heads, además de ser técnicamente impecable, un disco alegre, lleno de optimismo que hace bailar al menos bailongo de los oyentes. Una colisión de sonidos típicos de la New Wave con el trance africano.
Desgranemos estos 8 temas rápidamente para que el lector que aún no haya escuchado este disco se precipite a comprarlo… Porque no hay excusas, es un disco que se encuentra a precios muy asequibles. Este disco que hace mayoritariamente publico el worldbeat, se inicia con “Born Under Punches (The Heat Goes On)», donde el bajo de Tina Weymouth marca la pauta a seguir durante sus cinco minutos de ritmos africanos que acompañan a un Byrne como siempre alienado escupiendo sus paranoias como cánticos vudú.
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Seguimos con “Crosseyed and Painless”, que continúa con las sonoridades sincopadas y siempre con esa sección rítmica que entremezcla lo estridente con lo sensual. La letra nos habla de un hombre paranoico, un tema muy recurrente en el mundo de David Byrne.
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Con “The Great Curve” llegamos al final de la primera cara y nos damos cuenta de cuánta nota tomó Robert Fripp para la remodelación de King Crimson: le gusto tanto lo que escucho aquí que se llevó a Adrian Belew para hacer Elephant Talk. También tomaron nota perfectamente Tina Weymouth y Chris Frantz cuando se lanzaron con el primer disco de Tom Tom Club y su tema “L’Éléphant”, y es que escuchen estos tres temas seguidos y verán que Belew es único a la hora de hacer sonar su guitarra con el bramido de un elefante.
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La cara B (porque estamos hablando del vinilo) se abre con la magnífica “Once in a Life Time”, un tema que marcó época y estilo musical. Salieron clones de este sonido como champiñones en un sombroso bosque. Ese ritmo afrobeat, hipnótico, insistente que acompaña a un Byrne… pletórico.
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“Houses in Motion” es mi tema favorito, el que más bebe de Fela Kuti con ese ritmo embriagador, hechizante, que pone el lienzo para que la trompeta de aires saharianos de Jon Hassell termine de dar esas pinceladas coloridas y cautivantes.
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Con “Seen and Not Seen” vuelven a sentar las bases de futuras bandas que tendrán este disco como bilblia de mesita de noche, un bajo mullido labra los sillones que va surcando el teclado dadaísta de Brian Eno. Modernismo con raíces profundas sin caer en lo vulgar, la gran clase de los Talking Heads.
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Llega “Listening Wind” y es otro tema que no denegaría Robert Fripp haber compuesto para sus Crimson de los años 80. Byrne canta de manera lasciva y ensoñadora, como un tapiz volador sobre paisajes de ensueño. Escuchen esos teclados; Massive Attack también lo hicieron y lo tomaron en cuenta para su primer y soberbio trabajo.
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“The Overload” es el tema más oscuro del disco, casi entrando al dark wave con ese clima introspectivo, de lamento, donde Byrne ejerce de zahorí del futuro indicando el camino a seguir.
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Y como todo buen disco que se precie debe de poseer una caratula a la altura. Esta fue creada por Weymouth y Frantz con ayuda de un profesor y su equipo de la Facultad de Arquitectura y Planificación de Massachusetts. Un collage de aviones de guerra rojos volando en formación sobre el Himalaya. Los aviones eran en honor al padre de Weymouth, almirante de la Armada de los Estados Unidos.
La contraportada en un principio era unos retratos de la banda sin ningún efecto especial. Brian Eno quería ser incluido en la foto de la portada y allí empezó el embrollo con Tina y Franz, tachando Tina a Eno de egocentrista. Tibor Kalman fue contratado para el resto del diseño, aunque Tina vetó sus ideas. Al final la imagen de los aviones fue para la parte posterior de la carátula y los retratos manipulados se convirtieron en la portada.
Los Talking Heads marcarían parte de la banda sonora de una emergente MTV, con su mezcla única de funk delirante, frenesí africana, unas gotitas de experimentación intelectual y… ¡voila!
En definitiva: un disco esencial para los amantes de la buena música y que no se cuelgan ninguna etiqueta, para oídos receptivos y devoradores de la diversidad. Un trabajo de una belleza convulsiva que marcó un estilo que sigue de actualidad.
Gracias, gran reseña para una banda definitivamente sub valorada.
Saludos!
Gracias a ti Esteban por leernos.Me alegro que te gusten los Talking Heads.
Mi primer disco de th la reunion de frippertronics con nile rodgers obra maestra
Tambien fue mi primer disco de TH…lo compré cuado salio..Masterpiece sin duda Bernardo!