Seguimos con la especial revisión del legado de Pink Floyd. Ahora toca detenerse con The Wall, el undécimo disco de Pink Floyd y el último para muchos fans; para mí, el peor disco de su discografía. Sí, ya sé que muchos consideran The Wall como una obra maestra y seguramente lo sea… Pero para mí es el más flojo y el menos Floyd de todos los que hicieron, pero evidentemente es una opinión personal. Por ello es un disco sobre el cual me cuesta. Lo pincho raramente en su totalidad, y eso a pesar de haber asistido a los conciertos de Roger Waters presentando SU Muro.
¿Qué puedo contar sobre un disco del que se ha contado prácticamente todo y del que todos sabemos sus entresijos? La trama está perfectamente transcrita al celuloide de mano de Alan Parker en la película del mismo nombre. A partir de este momento, Pink Floyd decidió crear un muro entre el escenario y el público, todo partió a raíz de aquel escupitajo de Waters. El disco lo produjo Bob Ezrin a sugerencia de Christie, la mujer de Waters, un Waters que si ya era un dictador en Animals, aquí se convirtió en un verdadero führer. Hasta él se dio cuenta y lo plasmó en este disco proyectando sus paranoias y su egocentrismo en el personaje Pink.
El álbum se inicia con «In The Flesh?», un fabuloso viaje progresivo que ha encandilado miles de seguidores; pero cuidado, es «In The Flesh?», con signo de interrogación, ya que hay otro tema en el disco llamado igual pero sin él, con la letra ligeramente cambiada. En este tema se evoca el nacimiento del personaje principal de la historia, Pink, y en el segundo se habla del delirio esquizofrénico del personaje.
En los primeros 15 segundos se escucha, si se aumenta el volumen, la melodía de «Outside The Wall». Una de las voces que hace los coros es la de Bruce Johnston, miembro de los Beach Boys en su época de apogeo. Le sigue “The Thin Ice”, con el llanto de un bebe que no es otro que Harry Waters a la edad de 2 años, que también aparece en «Goodbye Blue Sky». El tema se encadena con “Another Brick in the Wall, Part 1”, y con esta canción el muro hace su primera aparición en el disco.
“The Happiest Days of Our Live” sirve de puente para introducir “Another Brick in The Wall, Part II”, la más famosa de las tres partes de “Another Brick in the Wall”. En Sudáfrica la canción fue adoptada como himno entre los estudiantes negros que protestaban contra el apartheid, y como tal, fue prohibida por el gobierno fascista y racista de aquellos tiempos. El tema es conocido por el mundo entero, hasta por público que ni conoce a Pink Floyd. Hablar sobre este tema me parece repetirme como el ajo, ya que todos saben que hay un coro de niños que cantaba en el tema y que la escuela de donde procedían recibió un pago de £1000. En 1996 los alumnos pidieron regalías sobre el tema y la escuela inicio un proceso judicial. Se cree que cada uno de los 23 niños que integraban el coro de Islington Green School recibieron £500.
“Mother” cierra la primera de las cuatro caras del disco, un precioso tema que seguramente se encuentra entre los más destacables de The Wall junto a «Goodbye Blue Sky”, una preciosa composición de Waters junto a Gilmour, y es que los pocos temas donde ambos comparten las labores compositivas destacan sobre las demás.
«Empty Spaces» es un tema de apenas 2 minutos que es reemplazado por «What Shall We Do Now?» tanto en la película como cuando Waters interpreta el Muro en el escenario. Por lo visto, y según muchos “freaks” buscadores de mensajes ocultos, en el tema se encuentra un de estos aislado en el canal izquierdo de la grabación (descubierto por un Dj de una radio de New York en 1980), por lo que tenéis que pegar la oreja al bafle izquierdo y prestar atención cuando lo pongáis girando el disco al revés. No lo he hecho, pero por lo visto se puede oír lo siguiente:
-Hello, Luka… Congratulations. You have just discovered the secret message. Please send your answer to Old Pink, care of the Funny Farm, Chalfont… Roger! Carolyne’s on the phone! Okay.
“Young Lust” es un corte de rock más duro a lo que nos tienen acostumbrado Pink Floyd. Junto al tema «The Nile Song», de la banda sonora More, es seguramente de las composiciones más duras que han hecho. «‘One of my Turns», que fue la cara B del single “Another Brick in The Wall”, “Don’t Leave Me Now”, tema que Waters en concierto canta desde el hueco que se hace en el muro donde aparece un apartamento ficticio. Con ella llegamos a la tercera parte de “Another Brick in the Wall”, que también es otro corte cercano a una composición hard rock que da paso a la joya del disco, que no es otra que “Comfortably Numb”.
«Comfortably Numb» es un tema que, en un principio, Gilmour compuso en parte y que destinaba a su primer disco en solitario pero que finalmente desechó. Aquí lo retoma y, con la ayuda de Waters, construyen una obra maestra que nos da una idea de las proporciones que hubiera tomado el disco si las relaciones entre ellos hubieran estado al 100%. El corte consta de dos increíbles solos de Gilmour que por muchos son considerados como los mejores solos de guitarra de toda la historia del rock. Para las partes de guitarra acústica contaron con el gran Lee Ritenour, otro maestro de la guitarra más enfocado hacia el jazz y el jazz rock.
“The Show Must Go On” curiosamente tiene mucha semejanza con la de Queen -¡empieza con la frase «Empty Spaces», al igual que la canción de los Pink Floyd!-. Y llegamos a “In the Flesh”, sin punto de interrogación, un corte dinámico que mientras termina se une con “Run Like Hell”, otra de las mejores canciones del disco. “Run Like Hell” es otra colaboración compositiva Gilmour/Waters, que tiene la particularidad de tener un efecto auditivo sonando en cada altavoz una voz diferente, además de ser el único tema en todo el disco con un solo de teclado, algo muy raro en un disco de Pink Floyd, y es que dentro de la cizaña que reinaba en el seno de la banda, Rick Wright era el que peor parado salía: el teclista se convirtió en un asalariado de Waters como si fuera un músico de sesión más.
“Waiting for the Worms” y “Stop” toman mucho más protagonismo en la película que en el disco, ya que las imágenes hacen que estos temas tomen mucha más fuerza. Con solo 30 segundos de duración, «Stop» es la canción más corta de Pink Floyd en toda su carrera.
“The Trial” cuenta con las voces de Ute Lemper como mujer de Pink y Marianne Faithfull como madre de Pink, el actor Albert Finney como juez, y Tim Curry como fiscal. “Outside the Wall” al principio se tituló “Bleeding Hearts”, y supone la conclusión del disco. Es una composición muy tranquila, lánguida, aunque para la película de Alan Parker se hizo una versión más elaborada que incluía la melodía de “Southampton Dock”, que es como empieza el sucesor de The Wall: The Final Cut.
Como curiosidades sobre The Wall:
- En la película, el profesor lee un poema de Pink , que no es más ni menos que dos estrofas del tema «Money» de The Dark Side of The Moon.
- Bob Geldof, tras obtener su papel como Pink en la Película de Alan Parker, comento a su manager en un taxi que los Pink Floyd eran una mierda. Lo que no sabía es que el taxista era el hermano de Roger Waters. Este llamó a Roger y se lo contó. Más tarde, Waters se lo contó a Geldof, que se quedó alucinado. Esta historia la cuenta Roger Waters en el vídeo promocional de Is Anybody out There?. Más adelante, por cierto, Bob Geldof se convirtió en un gran fan de la banda y quedó marcado con su personaje de Pink.
Yo estoy muy de acuerdo. No me parece, de lejos, el mejor disco de Floyd. Lo mismo pienso de The Dark Side of the Moon. En lo personal, considero que Waters era un gran compositor, pero, para mi gusto, se pasaba de pretencioso. La jugada le salió bien en ‘Animals’ -¡discazo!- porque el tema de Orwell en aquella época -aprovechando, todo hay que decirlo, el ‘Diamond Dogs’ de Bowie- estaba muy de moda en aquella época, pero creo que a finales de los setenta, Pink Floyd perdió el encanto que si tenían con el precioso ‘Wish You Were Here’ o ‘Atom Heart Mother’ y ‘A Saucerful of Secrets’.
Grandioso post, maestro.
Gracias Alex…Somos de la misma opinion!
Lo curioso es la cantidad de gente que viene a dejar comentarios cuando algo no les gusta y lo poco dado que son a escribir algo positivo cuando si les gusta.¿Donde estan todos aquellos defensores del ultimo y soporifico trabajo de los Floyd que se sintieron molestos por la critica de The Endless River?¿Donde estan todos aquellos etendidos que fardaban de conocimientos sobre la banda?
Para mi no hay ninguna duda, The Wall es una obra maestra.La discusion vendria mas si acaso en si The Wall es un disco de Pink Floyd o es un disco de Roger Waters con la extraodinaria colaboracion de un genial David Gilmour.Teniendo en cuenta la escasa implicacion en el proyecto tanto de Richard Wright como de Nick Mason,yo me inclino mas por la opcion de que es un disco mas de Roger Waters que de Pink Floyd.Sea como sea, es una de las grandes obras de la historia del rock y para los que amamos la musica de Pink Floyd es un disco imprescindible.