Alcanzar la madurez artística es un buen regalo de vigésimo aniversario. La línea entre la ambición y la pretenciosidad es difusa, pero en Denbora Da Poligrafo Bakarra hay mucho de lo primero y poco de lo segundo. ¿Por qué? Sencillamente, a Berri Txarrak les sobra talento, experiencia e inteligencia, todo ello conseguido tras veinte años de trabajo, triunfos y fracasos. Invertir todo ello en una jugada de tres discos y veinte canciones es arriesgado sólo cuando se hace sin certeza, por capricho o a causa de dejar el ego suelto. No es el caso.
Más admirable que el riesgo de la maniobra es la capacidad de la banda para construir un álbum así, sin abruptos descensos de calidad ni relleno. Y es admirable por el hecho de que el primer disco (Sutxakurrak) está plagado de stoner; el segundo (Helduleku Guztiak) se compone algo indefinible más cerca del indie y el pop que del punk, que es lo que caracteriza al tercero (Xake-Mate Kultural Bat). Una satisfactoria locura.
Sutxakurrak es el más Berri Txarrak de los tres, una continuación de Haria, como si aquél hubiese dividido su estilo en dos y hubiesen elegido la senda más cruda. Suenan a Down, a Clutch, y hasta a Monster Magnet, construyendo las canciones con más hueso y músculo que adornos de rebajas. No abundan los solos de guitarra, sino que está plagado de riffes contundentes, cambios de ritmo e inflexiones melódicas: «Lanbroan», de las más luminosas u «Ordaina» y «Armak», de las más lóbregas, son buenas representantes, pero prácticamente ninguna destaca sobre el resto, aun siendo muy diferentes. Las siete conforman un EP que cualquiera esperaría de Berri Txarrak: calidad en su inimitable estilo. Rotundo.
Si tomásemos
Sutxakurrak como secuela metalera
, lo lógico sería enfrentarse a Helduleku Guztiake como la prórroga melódica de Haria. Aquí hay de todo: desde pop inglés a melodías ambientales. Para este, decidieron escribir un puñado de canciones bien despojados de prejuicios. El resultado lo evidencia con otras siete canciones que probablemente no aparecerían en esta web si no fuera por las elegantes maneras de Gorka a la voz, los contundentes riffes y los delicados fraseos que, con todo, se reconocen sin problemas como propios de Berri Txarrak: medios tiempos con alma como «Aditu bihurtuak» y «Poligrafo bakarra» o pop rock infecto de malas pulgas, como «Bele erraldoia» o «26 Segundotan», en la que se les escapan unos excelentes riffes de agradecer.
La excelente rítmica de Galder y David se desboca en
Xake-Mate Kultural Bat, llevándose todo el protagonismo en
un compendio de temas de dos minutos que pasan en un suspiro, cargados de melodías a lo Bad Religion y la velocidad del lado más punk de su discografía. El tercer EP es la pieza que redondea el trabajo y le permite llevar la etiqueta «para todos los gustos y ánimos», pues depende del momento, cualquiera de estos tres discos son disfrutables de principio a fin.
Tres productores han parido junto a Berri Txarrak tres conjuntos bien dispares. Esta manufactura, más que una celebración, es la condensación de veinte años de sabiduría y algo de ambición en el momento más alto de su carrera.
Una jugada ganadora que en mayor o menor medida contentará a seguidores de todas las épocas. Seguro, además, les hará ganar más público. No hubiese sido posible sin un material de base tan bueno. Lo demás ha sido producción, y si de donde no hay, no se puede sacar, de donde hay, se puede sacar muchísimo.
No dejéis pasar esta joya.
Todas las letras se encuentran traducidas al castellano y al inglés en su página web oficial, donde también se pueden encontrar textos explicativos sobre el proceso creativo escritos por la propia banda.
A la música le dedico la mayor parte de mi tiempo pero, aunque el rock me apasiona desde que recuerdo, no vivo sin cine ni series de televisión. Soy ingeniero informático y, cuando tengo un hueco, escribo sobre mis vicios. Tres nombres: Pink Floyd, Led Zeppelin y Bruce Springsteen.
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