Las calles de Madrid hasta arriba de gente, y La Boite a medio llenar cuando allí teníamos a una de las mejores bandas de rock que hay en este país. No sé si tendría que ver la coincidencia con Halloween o el hecho de que en mayo ya estuvieron por aquí, pero el público, que hasta pasadas las diez no hizo acto de presencia, no terminó realizar lo que debería haber sido y no fue: una sala hasta la bandera; porque The Soulbreaker Company dieron un concierto espléndido.
La locura alucinógena de Wolf Petrus, la banda formada Juan Carlos Palazón y Tomás Fernández, quienes llenaron el escenario de innumerables aparatos electrónicos, teclados, y una guitarra apoyada en un buen puñado de pedales, no despertó el interés de todos los presentes. Sí el mio, que se ocupó de mantenerme concentrado en unas improvisaciones de las que Syd Barret. Ráfagas electrónicas como base, patrones repetidos y sonidos de guitarra -slide en su mayoría- que invitan a cerrar los ojos y flipar. Había visto hacer algo parecido a grupos que llevan su música un paso más allá de la heterodoxia, pero no sostenido en el tiempo y el espacio durante media hora. Comprensible que aburran, pues la propuesta no canónica, pero como ya me ocurrió la semana pasada, habría agradecido el respetuoso silencio de algunos presentes, que brilló por su ausencia.
La Compañía Rompealmas despegó con «Many So Strange», como lo hace Graceless. Siendo la primera vez que disfrutaba de la banda en directo, me pareció correcto sorprenderme por su contundencia. Los toques folk y psicodélicos quedan en un segundo plano, sin desaparecer, en favor de la apisonadora rítmica que forman Jose Javier, al bajo, y sobre todo, Andoni a la batería. Cierto es que el sonido frío de esta sala suele favorecer a los precusionistas, pero este hombre está a otro nivel, llenando todos los huecos posibles con cientos de adornos y atizando con las ganas de una posible última vez. Mucho poderío.
El resto, parecen transformarse al salir a escena. La seriedad sepulcral es la otra cara de la concentración, entrega y mimetismo con sus instrumentos. Los solos de Asier y las líneas rítmicas de Daniel, con mucha presencia escénica al lado izquierdo, y por encima en cuanto a visibilidad, un Jony pletórico de voz que parece poseído por el rock de esos temas setenteros y atmosféricos como «Warsaw», en la que evidenció tener la garganta bien caliente, o la espacial «Colours Of The Fire».
Aún con el sonido latoso de La Boite, cuyas paredes parecen absorber toda reverberación, los teclados de Óscar acolcharon temas como «You» o «Dust From The Stars», de su más cálido y reciente disco. El resto del repertorio, mayormente compuesto por temas de Itaca, se se mostró en algunos casos contundente, emotivo -«Where Mermaids Sing Loud»- o grandiosos-«I’ts Dirt», que se llevó todas las ovaciones-, como grandiosa sonó la versión de «Words», del viejo Neil, con Txus de Arenna sobre el escenario y repleta de solos de guitarra imposibles, y como emotiva sonó «The Wheel is Turning», con la que se despidieron del público madrileño. Musicalmente hablando, pues la banda, Jony el primero sin siquiera secarse el sudor, no dudó en saludar y charlar con todo el que quiso en el pequeño puesto de merchandising, uno de esos detalles que tan poco cuestan y tanto significan.
En lo que respecta al grupo, nada que objetar. Los años de trabajo les han forjado como bandaza de directo. Los seis se complementan a la perfección, sin mirarse. Cada movimiento, giro y gesto es natural, fruto de ensayos y muchos conciertos. Canciones tienen de sobra, y tanto las nuevas, endurecidas sin perder la esencia espacial, como las antiguas, suenan a gloria de otra época. Pobre de quienes se lo perdieron.
Setlist de The Soulbreaker Company:
Many So Strange
Oh! Warsaw
1789
Colours Of The Fire
How Will We Get By?
Dust From The Stars
Kiss In Your Face
Mermaids
It’s Dirt
Rain Or Shine
You
Blood That You Wish
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Words (Neil Young)
The Wheel is Turning
Son muy grandes. Yo los vi presentando ITACA en Valencia y me dejaron totalmente alucinado. Impresionantes, y eso que éramos 25 o 30 personas. El nuevo disco cada vez me gusta mas y me muero por volver a verlos, que según comentan están trabajando para volver en invierno por aquí.
Genial la crónica Edgar. Un abrazo.