Sí, a modo de pequeño balance de lo que ha sido este año en lo que se refiere a música, cine y series, que verdaderamente, dejando a parte temas deportivos, es lo que interesa a un servidor, ahora, a pocas horas para que 2014 aparezca ante nosotros, no estará de más en hacer una mención a lo que realmente se puede destacar de este 2013 que ya va entonando su canción de despedida.
Cinematrográficamente, y a falta de catar lo nuevo de Scorsese, dos son las películas que merecen situarse en lo más alto de cualquier lista, y estas no son otras que Amour, película escrita y dirigida por Michael Haneke con la que nos hace transitar por las áridas sendas de la vejez, la enfermedad y la muerte, película que es posible que algún avispado lector encuentre a faltar en la sección de cine, pero que están absolutamente perfecta y es de tal calado que se hace tremendamente difícil escribir cuatro líneas que vayan más allá de que estamos ante una monumental obra maestra de obligada visión para cualquier habitante del planeta Tierra. La otra película, de la que sí hay la pertinente crítica es 12 años de esclavitud, la última película de Steve McQueen.
Musicalmente, si bien algunas leyendas de este negocio en este 2013 se han sacado de la chistera algunos discos sobresalientes, caso de Black Sabbath, David Bowie o Motörhead, un servidor, en lo más alto de su particular lista de lo mejor del año, tal como se podía leer en el post sobre los diez mejores discos, se queda con Betis, 41 que, con sus matices, su sensibilidad, su complicada fusión de géneros conseguir un equilibrio musical tal que es algo muy poco común en los tiempos que corren. Un disco hipnótico de principio a fin fruto del trabajo de los últimos años de Ricardo Moreno y su Vodevil Vargas, sin olvidarnos de esa pasada de disco que se ha sacado de la mango Michael Monroe que lleva por título Horns & Halos.
Y en el apartado de las series, de todos es sabido que este año se ha hablado mucho de Breaking Bad el que aquí escribe sus mejores momentos los ha tenido volviendo a sumergirse en la nueva temporada de Juego de Tronos con ese brutal capítulo en el que media, o más, familia Stark, acaba siendo pasada a cuchillo, en, sin duda el capítulo, incluyendo el fin de temporada de The Walking Dead, más espectacular (y sangriento) del año. Juego de Tronos sigue militando en una categoría superior y solo queda esperar que nuevas sorpresas sangrientas nos va a deparar la próxima temporada. Exactamente igual que otra de las tres grandes series de este año como ha sido The Walking Dead, que ha vuelto a poner toda la carne en el asador, y si bien, por aquí se hubiese agradecido una muerte (o no, ves a saber si de nuevo lo tenemos en la nueva temporada…) más espectacular del personaje creado por David Morrisey, no hay duda de que el capitulo final de la temporada cierra una magnifica temporada, cosa que no sucede con el bochornoso final de temporada, que no de serie ya que esta sigue, de Homeland, que si bien hasta llegar al último episodio, y por mucho que se la criticase, seguía teniendo un nivel más que notable con el nuevo cambio argumental a la serie. Un cambio argumental que la situaba cerca, muy cerca, de «24», pero que con ese final de temporada la ha dinamitado por completo y se antoja complicado, muy complicado, que Homeland vuelva a resurgir con fuera la próxima temporada.
Y ya solo nos queda hablar de la tercera serie destacada de este año que no es otra que Sons of Anarchy con una temporada dura, cruda y sangrienta , marca de la casa, que nos acaba conduciendo a un final de temporada, que si bien tiene un par de trampas bastante mezquinas, pero necesarias para que el amigo Sutter, encargado de dirigir, y no es por casualidad, el último capítulo, realmente grandioso y merecedor de situarse entre los mejores de la historia. Lo de SONS es de un nivel superior en todos los aspectos. Grandiosa de principio a fin.
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