Sí, quizás antes de sentarte en la butaca para presenciar El Juego de Ender, y más al intentar escribir sobre la película de Gavin Hood, sin duda una lectura previa del libro hubiera ayudado bastante para dejar claro las licencias que Mr. Hood se haya podido tomar, pero lo que está claro es que solo los espectaculares, y no precisamente por sus efectos especiales, quince minutos finales de la película consiguen poner un poco de orden ante tanta insensatez previa.
Sí, los más de cien millones de dolares invertidos en la película se pueden dar por bien empleados si aislamos las excelencias técnicas que a lo largo de las casi dos horas nos acompañan en todo momento y nos olvidamos de actores y sobre todo de la plasmación de la historia en imágenes. Nada, absolutamente nada de lo que ante nosotros deambula antes de los quince minutos finales, es nuevo y el conjunto parece un cóctel cuyos ingredientes parecen ser extraídos de la Kubriniana La Chaqueta Metalica junto con la Verhoeveninana Starship Troopers, sin olvidarnos de claras referencias a Battlestar Galactica, con la diferencia de que aquí nos encontramos con una pésima dirección y unos actores, los veteranos que se dedican a cumplir sin más el expediente, mientras que los jóvenes, bueno, se pueden citar decenas de películas en las que los niños/jóvenes son los protagonistas y consiguen salir con mejor nota que los acompañantes de Asa Butterfield, que sí consigue defender con acierto su papel, pero posiblemente parte de la culpa sea de una más que discreta dirección de actores que en todo momento deja bastante que desear.
Y son esos quince minutos finales a raíz del espectacular giro que da la historia la que hacen que la nota final de la película pueda conseguir superar ese CERO, en mayúsculas que a pulso se había ganado hasta llegar el momento en que Ender Wiggin, a raíz del GENOCIDIO realizado, consigue que la sensatez vuelva a la historia y se rebele ante la sin razón de las GUERRAS PREVENTIVAS y toda la parafernalia FASCISTA con la que Mr. Graff & cia se habían encargado de proclamar a los cuatro vientos en algunas escenas cuyos diálogos requieren del uso de una de esas bolsas a las que recurre uno de los niños / jóvenes cuando tiene su primer vuelo en el transbordador . Sí, solo se trata de una adaptación de una novela de ficción llevada a la gran pantalla y evidentemente cosas similares ya han pasado por las salas de cine con anterioridad, pero mejor que a tipos como Graff, y más tal como están los tiempos actuales, no se les de demasiada bola.
Sí, algunos defenderán la originalidad al combinar ficción y realidad junto con unas más que correctas, faltaría más con esos más de cien millones de presupuestos, escenas que cualquier película de ciencia ficción debe tener, pero el envoltorio del caramelo es de tanta repugnancia que solo quince minutos finales son capaz de aliviar esa acidez de estomago provocada por la primera hora y media de metraje, y solo esa rebelión final de Ender y el viaje final en búsqueda de la remisión de las consecuencias de su acto consigue que la nota final de la película vaya a ser un cuatro cuando estaba destinada al mas miserable de los ceros.
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El juego de Ender y toda la saga contribuyeron a formarme como persona y lector. Las tengo en gran estima y alguna vez he vuelto a releer alguna. No tenía ninguna intención de ver la película, mucho menos tras tu explícita crítica. Nos leemos.