En los próximos días saldrá a la venta este espectacular Full Tilt, doble CD grabado en directo de The Muggs que recoge la actuación del grupo en el Cadieux Cafe de Detroit. Y sí, espectacular es la palabra que mejor define lo que ahí se puede encontrar.
Veintiuno son los temas que componen el tracklist del mismo en el que dan buena cuenta de sus tres discos publicados hasta la fecha, donde demuestran que sus directos son simplemente brutales, cosa que ya se encargo de transmitirnos Edgar Carrasquilla ( @Edgar_Corleone ) cuando tuvo la oportunidad de verlos cuando el pasado año estuvieron abriendo a Eldorado en Madrid, y ahora puede ser un buen momento para rescatar sus palabras ante lo que había sido testimonio:
«Lo que les ocurrió a Eldorado presentando su “Paranormal Radio” en la sala El Sol fue, con perdón, una putada. Era la noche del agradecimiento a sus mecenas, del estreno en directo del discazo que se han marcado. Su noche. Entonces The Muggs abrieron fuego, la banda encargada de calentar al público para a los protagonistas. Lo que ocurrió es que incendiaron la sala antes de que Eldorado pisaran el escenario. Funcionaron como nitroglicerina. Así fue.
Llegaron, vieron y vencieron. Confieso no conocer apenas a la banda más allá de su reputación y las buenas impresiones que dejan allá donde pisan. Me esperaba algo muy decente, pero aquello superó todas mis expectativas. Me volaron la cabeza, me partieron los huesos en mil pedazos y me dejaron el cerebro frito causa del exceso de corriente recorriendome de pies a cabeza. Las abrumadoras ovaciones de los presentes decían lo mismo.
Salen a escena con un “Hello Madrid, we’re The Muggs, from Detroit Rock City”y explotan. Tres tipos: un batería de otro planeta, un guitarrista, cantante y show-man que valía por dos, y un bajista. Ah, no, un teclista. Un tipo serio, con gorra irlandesa tocando las líneas de bajo en un pequeño órgano. La segunda sorpresa fue el sonido. Un Marshall de válvulas que hacía un ruido descomunal, una batería de milagro no hundió el techo, y un sonido de bajo perfectamente presente. Sonido ideal a partir de la segunda canción, cuando la guitarra se puso al nivel del resto, y entonces fue cuando el público entró en ebullición, aplaudiendo como si de unos cabezas de cartel se tratara. Las primeras filas lucían caras de asombro, y los comentarios corrían entre el público como liebres: “¡Joder!”, “¡Madre mia, que bestias!”. No recuerdo si fueron cinco, seis o siete canciones las que cayeron, pero el éxtasis de blues rock americano al que nos elevaron fue impagable. Largos desarrollos instrumentales, de cuatro, cinco y seis minutos, sino más, y un torrente llamado Danny Methric llenaba el escenario por sí solo. Sigo dudando de que solo sonara una guitarra a la vez.
Tal fue la sorpresa que los aplausos, los gritos y los silbidos provocaron lo inevitable: que The Muggs hicieran un bis, que Danny se entregara tanto que llegó a valer por tres, y que casi, casi, les sacáramos a hombros de allí. En casi una hora de concierto la banda nos llenó el cuerpo de energía, nos subió al cielo de las deidades rockeras y nos trituraron el contenido del conducto auditivo. Una burrada de concierto, un espectáculo con mayúsculas que encajó a la perfección con una sala como es El Sol: pequeña, donde se podía sentir el calor de los músicos desde abajo. Los “más grandes fans de Rory Gallagher” nos dejaron resaca de hard blues para meses.»
Y sí, una vez escuchado el disco solo puede decirse que Edgar tenía razón y no exageró ni un ápice. Lo de estos señores son palabras mayores, y lo mejor de todo es que pronto, muy pronto los vamos a tener por estas tierras.
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Habrá que escucharlos a juzgar por tu favorable crítica. Un saludo