A principios de año mediante esa pequeña joya llamada Señales, el primer disco de Hotel Valmont, teníamos ocasión de entrar por primera vez en el especial universo musical creado por Manuel, Bëto y compañía, y que tal como se comentaba en la oportuna review del mismo, aunque en una gran parte del mismo se movía por las sendas del rock, no era nada descabellado catalogarlo de intimista.
Y ahora, casi un año después, tenemos delante Doble Trampa, el nuevo trabajo del grupo. Un EP con un total de cinco canciones en las que se puede observar una evolución clara, que muy posiblemente tenga que ver con el actual estatus del grupo, hacía unas sendas mucho más intimistas y personales en las que, con tres temas, absolutamente grandiosos (sí, tres de cinco, lo que deja bien claro que la nota final del disco va a ser muy alta), la voz de Manuel, y el espectacular trabajo de la guitarra de Bëto, nos invitan a un viaje, en algunos momentos sin retorno, por las tierras de Louisiana.
Un viaje hacía el interior, desgarrador en algunos momentos, fruto de la nostalgia y los recuerdos, donde los sueños se confunden con la realidad, como en esa espectacular Días de Sol, sin duda, para el que aquí escribe, la mejor canción de este Doble Trampa.
Y hablando de Días de Sol, que, junto con Canción de Carretera, sin olvidar, ya que al principio se mencionaban tres canciones, a Estaciones de Paso, son los momentos culminantes del disco, es cuando se ha querido contar con la particular opinión sobre las mismas del amigo @Edgar_Corleone para que ayude a obtener una visión más global , ya que es posible que tras la entrevista realizada en su momento a Manuel L.Sacristan se me pueda acusar de mirar con una especial atención a este nuevo trabajo de Hotel Valmont, por lo que nadie mejor que Edgar para poner fin a esta crítica de un extraordinario disco:
«El regente de esta casa me pide opinión sobre dos canciones “que le han entusiasmado”. Melómano y opinador compulsivo que es uno; no sé decir que no.
“Canción de Carretera” es… la americana de manual. Guitarra slide, ritmo a rasgueo de guitarra, y desierto. Desierto en los acordes menores, en los fraseos, y algo seco, muy seco, en la voz de Manuel. Parece haber echado un buen trago de bourbon y arena. Estribillo que en ocasiones recuerda al mejor Loquillo, y evocación de voluntad al final. No faltan guiños a Lynyrd Skynyrd para que resulte un tema excelente.
Por la armónica tengo una irresistible debilidad. Por algo amo “Nebraska” de Springsteen: para hacer una belleza sonora con fondo rockero no hacen falta más de cuatro pistas. La voz de Manuel en “Días de Sol”, una melancolía, de nuevo, bañada en alcohol, y esa armónica tan acústica, le sirven a uno de hombro sobre el que desahogarse.
Es en este tipo de canciones de autor, tantas veces reinventadas, donde existe el lugar donde los tipos duros acuden a regocijarse en el etanol rebajado con hielo. Estas canciones de Hotel Valmont no son una excepción, y dada su delicada elaboración, sirven igualmente para que nosotros, los rockeros, nos desahoguemos sin pudor»
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Excelente, master. Cinco canciones cojonudas. Abrazo.
Estaré atento a tu crítica, pero como bien adelantas, es un disco excelente. Un saludo.