Gruff tienen nuevo disco con el sugerente título de «Swamp tales». Si con «Sick» aireaban de buenas maneras sus gustos por Rory Gallagher o Alvin Lee, ahora dan un paso adelante en busca de un sonido más potente sin olvidar la raíz, asentándose por un lado en ese blues rock eléctrico tan polvoriento que nos electrizó con Stevie Ray Vaughan como cruzando una línea natural hacia primigenios sonidos del hard rock que inunda su sapiencia del blues y el rock sureño amplificador de todo ello. El cuarteto formado por Robert V. Monroy, Oscar Martín, Jaime Represa y Oscar Lázaro se lanzan a por todas desde los primeros compases del disco que se abre con «Haunted house» y ese aroma a blues fronterizo, polvoriento, rudo, de sabor a tequila a media mañana.
Belleza es lo que encontramos en las guitarras de «Mother road», vías directas al rock mas clásico, aromas sureños, líneas vocales que me llevan de cabeza a los Faces o Humble Pie. Endurecimiento adecuado y acertado en «Rusty train» de corazón y alma hard rock e incluso algo mas. Atentos a esas guitarras en «Kiss my ass» que se doblan maravillosamente, para servirnos en bandeja otro puñetazo en la mesa que mande todo a tomar por saco. «The holler» suena pantanosa, viciosa, infecciosa y contundente, melodías arrastradas, una base rítmica demoledora. «Ten men» nos presenta a unos Gruff enfrascados en un Southern rock duro y potente a medio camino entre Molly Hatchet o un Zakk Wylde cuando echa la mirada hacia el sur que se va acelerando escupiendo rabia y fuego. «Voodoo for Charly» me lo tomaré como una dedicatoria personal jajaja, bromas aparte, nos deja un blues eléctrico y fuerte, directo y sin concesiones que se cruza en el camino con influencias sureñas.
Ese comienzo de «Velvet skin» es inconfundible, southern rock high class, orgullo y pertenencia. «Malfunction» os sonará si escucháis El Podcast de Motel Bourbon porque sonó en su episodio nº 60. Derroche de potencia, demostración de poderío, fuerza bruta perfectamente canalizada. Cierra el disco «Soft Hands» una instrumental bañada por la humedad de los pantanos y el sol del rock sureño y me ha recordado a lo que hacían en sus principios Sol Lagarto. Gruff se han marcado un disco enorme, de esos que cuando lo pones al volumen adecuado no puedes ya salir de él.
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