Voy a tirones. No me gusta, no es mi parte favorita de mi personalidad, pero es así. Me he pasado unos meses bastante parado. Tenía que terminar la novela… El caso es que el puñetero virus se empieza a hacer sentir y empiezo a quedarme sin material. Entiendo que es una cabronada que te corten las giras de un hachazo, o sacar un disco sabiendo que no lo puedes presentar en directo, pero no grabar, amigos músicos, no es la solución, porque las radios y las webs acabamos padeciendo sequía. Es a nivel de consejo de amigo, quién soy yo para exigir cuando hago paradas que duran semanas… Hoy tenemos ese sonido a un bourbon, un escocés y una cerveza. Un, dos, tres… ¡Rock!

 

 

I should be in hell. Un riff a lo Zakk Wylde como si estuviera versionando el Thunderstruck, de los AC/DC. Entra una batería que va pateando traseros haciendo un doble bombo a lo Vinnie Paul en tiempos de los Pantera de Cowboys from hell. El estribillo pasa a ser un azote maniaco a lo Diamond Head, pero sin perder esa esencia de rock con sabor a tascucio de moteros en medio de una carretera polvorienta, con esa voz rota, a punto de echar un gargajo como una boina de grande. Ni cuatro minutos y ya tengo la sensación de estar escuchando un disco inmortal.

Fire thunderbomb. Me encanta la batería. Podría hacer ese ritmo con un bombo, pero intercala leves redobles de doble bombo entre los trallazos a la caja… y sin embargo, no corre. Meter doble bombo no quiere decir que la canción se convierta en un relámpago. Tienen ese poso a lo Ángeles del Infierno, a los Bomber de mi colegui Marcelo… no necesitan correr ni poner cara de malos, estos cabrones sólo tienen que mirarte más de tres segundos para que se te encoja el ojete.

 

 

Road bastards. Si esto no tiene el poso de Sabbra Cadabra, canción de los Black Sabbath que MetallicA actualizó a finales del milenio pasado, que venga Lemmy y lo vea. Eso sí, esa guitarra y el bajo pesan, son correosos, como los de Pantera o Black Label Society. Y la batería en su línea, nada de doble bombo y destrucción, un ritmo “sencillo”, pero apuntalado con destellos de doble bombo. Y la voz con ese rollo casi gutural, roto, a lo Lemmy Killmister, pero más gutural. ¿Se nota un poco que me molan? Pues es que suena a puñetazo en los morros, y llevamos tres.

Hangover day. Todo el mundo dice de Lynyrd Skynyrd que la buena es Free Bird, o Sweet Home Alabama, que no digo que sean malas, pero a mí la que me engancha es Simple man.  Esos medio tempos, ese estribillo que no se corea, se grita como si fuera tu último día en la Tierra, como si nada más fuera a importar. Esta es la versión motera de los Lynyrd Skynyrd. No se puede comentar nada. Esta es de poner el volumen a toda hostia, cerrar los ojos y sentir cómo se te elevan los pies del suelo.

 

 

Green Illusions. Igual es un efecto auditivo, un espejismo sonoro, pero estoy pensando en Money, de Pink Floyd. Vale, no canta Roger Waters, y vuelven a ese trallazo guitarrero de I should be in hell, con un tempo más tranquilo. No es una balada, es napalm, fuego lento. Hacen unas transiciones cojonudas estos Wild Road Rollers, capaces de intercalar el Money de Pink Floyd con el My Dying Time, de Black Label Society, pero con una voz de vena hinchada.

Desert Chaos. Estoy venga a pensar en Diamond Head y en MetallicA, en este caso con la común Am I Evil? y con Iron Man, de Black Sabbath. Me estoy dando cuenta de las veces que llevo repitiendo un puñado de bandas. No estoy insinuando que estos tíos fotocopian, ni mucho menos. Tienen claras sus influencias, pero son originales, saben en qué terreno moverse y sacar toda la bilis. Esta es de esas canciones de luxación cervical, guitarreo y bajo lento pero abrasivo, coros poderosos y la batería firmando con ese redoble breve pero que da contundencia, pegada, a su labor.

 

 

Rocker God. Sonido más envolvente, momento más espiritual. Es lo que tiene no tener ni puta idea de acordes, que acaba uno dando definiciones metafísicas. Para aclararnos, Bleeding me, de MetallicA, recomendado en la versión S&M, con la filarmónica por detrás. Estos Wild Road Rollers son tres y consiguen un efecto parecido, con un bajo que parece retumbar por todas partes, una batería sacrificada en un segundo plano para no pisar a sus compañeros y una guitarra afilada. En el momento que entran las guitarras, vuelve ese sabor a rock de la vieja escuela, en el límite neblinoso con el heavy metal. Athrax, Motörhead o Black Sabbath como escogidos precentes.

Restless. Esta sí que podría ser de Motörhead. Para no tirar de clasicazos, pongamos Christine (por cierto, basada en una obra de Stephen King sobre un coche asesino que merece mucho la pena). Es una canción de las de soltar un «¡JÚA!» a todo lo que te permitan las cuerdas vocales y seguir cabeceando mientras el punteo parece volverse loco. Es como ZZ Top, pero pillándolos en un día de resacón, encabronaditos perdidos.

 

 

No brother left behind. Otro momento como el puente del Sabbra Cadabra, como si Geezer Butler y Tony Iommi hubieran hecho una reunión rápida. En las estrofas entra un guitarreo más clasificable en el hard rock. De los mejores estribillos del disco, de esos que no se cantan, se berrean. ¿Estás de coña? Nací para esto. Si tuviera la ocasión de elegir mi forma de morir, sería coreando una hostia de estas hasta que una venita del cerebro me mandara directo al Valhalla.

Before I count to three. Buenísima decisión. Estoy hasta las bolas de discos que van de más a menos, perdiendo más y más mordiente hasta quedarse en cuatro baladitas para acabar. Estos tres forajidos no, seguramente la canción más rápida. A ver, no es punk, pero sí que tiene ese rollo Misfits en Last Caress, o en Fiend Club. La batería, sin alardes, a piñazos con la caja para ganar contundencia, y mucho plato, para que sepamos que va en serio.

 

 

A veces pienso que somos unos dinosaurios, que el rock y el metal van a desaparecer en la oleada del tiempo… pero, sinceramente, me la pela. Mientras quede gente como estos tres maníacos, capaces de hacer un disco tan comprimido que me tenga cuarenta y cinco minutos cabeceando como Newsted puesto de speed… yo seré feliz. Si la siguiente generación se quiere pudrir las neuronas con mierdas autotuneadas, me atrincheraré en mi mp3.

Para los cañeros, enlaces de la banda:

Bandcamp https://wildroadrollers.bandcamp.com/merch

Facebook https://www.facebook.com/wildroadrollers/

YouTube https://www.youtube.com/channel/UCFvwKfW5LWjPGhrFfWG1b8A

Wild Road Rollers – Imperial Stout Motor Oil

by: Teodoro Balmaseda

by: Teodoro Balmaseda

Escritor de ficción y crítico desde la admiración. Si te gustan mis reseñas, prueba 'Buscando oro' en tu librería o ebook.

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  1. Buena lista!! aunque tanto Lee Marvin como Anthony Quinn son para mí de la categoría de protagonistas... Buen trabajo Edu.

  2. Que grandes todos ellos. Para mi, el más desconocido es Anthony Quayle. Una vez más, Edu, un gran trabajo.

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