Tal y como reza el curioso refrán del título de este post, el que nuestro viejo zorro de las dunas saque su decimoquinto disco en solitario después de más de 20 años ostentando su merecido apodo de ‘gurú del desierto’, no responde a la sentencia que muchos harían de ‘disco de transición’ o ‘disco de inflexión’, ciñéndonos a su título, en la carrera de nuestro protagonista. Para nada. Lo que ocurre es que Mr. Bjork se lo ha comido y se lo ha guisado todo, desde la composición, las letras y todos, absolutamente todos los intrumentos. ‘Brant Bjork is Brant Bjork’, parafraseando la rotunda frase de Trent Reznor para con su banda… Pásate por El Rancho de La Luna y hablamos…
Entra en trance y déjate llevar anda…
Quizás influenciado por el irregular Jacoozi (2019) en formato unicamente instrumental, no afrontaba este nuevo decálogo desert blues rock con todas las garantías, de hecho las dos primeras escuchas me parecieron un ‘más de lo mismo’ pero con más agilidad gracias a la vuelta del característico timbre vocal de Bjork… ¡y qué equivocado estaba!, Brant Bjork (2020) es, de nuevo, otra colección de canciones fabulosa y adictiva, que va ganando mucho con las escuchas, macerándose poco a poco y demostrando al final de cinco o seis escuchas (si no son más) que no por no ofrecer nada novedoso y continuar en sus trece con esa fórmula tan sencilla como efectiva, es que no va a volver a convencer. Ritmos sinuosos, ambiente exótico con olor a duna y a cactus solitario además de esa capacidad innata para hipnotizarnos con temas tan molones como «Jesus Was A Bluesman», el más enérgico «Shitkiking Now» o el desert blues «Duke Of Dynamite» hacen de la nueva obra del chamán del Rancho de La Luna un lugar en el que sentirte tranquilo y en paz contigo mismo y con el Universo. Atención a su guiño a Nirvana en el tema-cierre, «Been So Long»…
Me despido con un conciertazo en el Rockpalast 2019. Este hombre lleva el desierto dentro…
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