Decimotercer álbum de uno de los grupos más importantes que ha dado el punk británico como son los Toy Dolls y que lleva por título «Episode XIII». Una buena noticia, como también que hayan fichado por Maldito Records, lo que imaginamos que hará que se prodiguen más por España, algo que es más que recomendable pues sus directos son demoledores.
Para los que hayan seguido a la banda a lo largo de los años, desde que se formaron en su Reino Unido natal a principios de los ochenta, no creo que les sorprenda demasiado, pues mantienen su exitosa fórmula de siempre: temas desenfadados, rápidos, con solos de guitarra vertiginosos y coros que parecen coreados en cualquier pub inglés junto a unas letras irreverentes, absurdas pero de enorme sentido del humor.
Comienzan con un recordatorio de sus pasados éxitos titulado «Previously» a la que sigue una más que brillante intro. A partir de ahí un desfase punk donde se van de viaje a la isla gay por excelencia en «Knicker off in Mykonos» o se pasean por España en «Señor Benidorm». Juegan con el tex mex en la estupenda instrumental «El cumbarachero» o con los sonidos americanos en «Waffle woman». Aun así y a pesar de algún corte con algo más de rock, las quintas en la guitarra y el punk más puro son las señas de identidad de Toy Dolls.
Un aspecto positivo es lo bien que está de voz su líder Michael «Olga» Algar, que parece mentira que lleve sin perder un ápice de frescura una garganta que empezó a cantar desde la fundación del combo en 1979. Es el «alma mater» de unos señores que todavía tienen mucho que decir, como se puede observar en «Benny the boxer», lo más parecido que hay a un primer sencillo en todo el disco. Tampoco faltan las concesiones a personajes famosos o populares, como es el caso de «Arthur Clark´s a dark house», con el célebre escritor de ciencia ficción como protagonista o la «cachondísima»Richard Clayderman´s a creep», donde juegan con la célebre «Ballade pour Adeline», que interpretó el rubio pianista francés para el desarrollo del tema.
Disco interesante que a buen seguro se disfrutará más en directo. Falta algún corte de esos que trascienda como su mítico «Nellie the elephant» o la «descacharrante» «Florence is deaf» (nadie pudo imaginar construir una canción sobre alguien llamando al timbre sin que le abran).
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