¡Paren maquinas, vuelvan de sus vacaciones, salgan del agua que hay medusas! Después de esperar cuatro años para que la banda de New York, The Sweet Things, lanzara finalmente un disco completo, un debut como uno se lo podía imaginar o mejor aun. “In Borrowed Shoes, On Borrowed Time” hará que los viejos rockeros vuelvan a tener una erección en condiciones sin recurrir al viagra u otras substancias químicas
Los que pensaron que los Stones ya no fueron los mismos después del “Exile on Main Street” o que los Black Crowes lo dieron todo en “Armorica” y después se repitieron sin volver alcanzar el Santo Grial, los que no saben vivir si ese sonido rock and roll sucio que se nutre de blues, country y tiene también espacios para baladas conmovedoras están de enhorabuena. En este disco lo tienen todo y en un equilibrio perfecto ejecutado por Dave Tierney en la voz y guitarra, Lorne Berhman guitarra, Sam Hariss al bajo y Darren Fried en la batería, les acompañan
Rob Clores (Black Crowes, Jesse Malin) al piano y teclados, los tipos de Uptown Horns (James Brown, Rolling Stones) en los vientos, Brian Hurd (Daddy Long Legs) en l’armónica, Liza Colby y Alejandro Escovedo haciendo coros. Ya os imagino con la baba cayéndose por vuestros morros queriendo saber un poco mas como que el productor es Matt Chiaravalle (Debbie Harry, Warren Zevon).
El fantasma de Johnny Thunders recorre borracho los surcos del disco, escuchen ese “Coke’n”, y/o “Fix To Kick” . Brillante la nueva versión de “Through the Cracks of the City” . Los que vivieron y gozaron con los New York dolls, Faces, Joneses, Izzy Stradlin and the Ju Ju’s Hounds están felices. Dios escuchó sus plegarias, y de los vapores de alcohol surgieron estos nuevos guerreros del rock and roll. Axl y Slash deben de estar ajustando y estrujándose los sesos para poder grabar un disco que como mínimo le llegue a la suela de las botas de estos tipos.
Desde las primeras notas de “Liquor Lightning” uno sabe que estos tipos no han inventado nada nuevo, pero que lo que van a ofrecer es lo que uno lleva años esperando de los Diamonds Dogs y/o de los Quiereboys, sangre fresca, las mismas ganas de comerse el mundo que tuvieron todos estos antes de que el hígado se les inflamara por el exceso durante años.
Según se cuenta estos “gusnlingers” se conocieron en el bar mitzvah del hijo de Sid Eisenstein. Qué hacían esos tipos allí sigue siendo un misterio, les unió su amor por Johnny Thunders and The Heartbreakers y los Hanoi Rocks.
Diez canciones que huelen a Jack Daniels, nicotina, vómito y bragas de encaje te sacuden la memoria y hacen que te levantes a querer desempolvar aquellos discos que hicieron la gloria de aquellas noches locas ya tan lejanas.
¡Amigos no los dejen escapar!
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