Pirineos Sur cumple ya su vigésimo octava edición, quien lo iba a decir. El cartel de este año es tan ecléctico como siempre. Esta primera jornada del festival se iniciaba con las aragonesas Lady Banana.
Lady banana mejoran cada vez que las veo. Su fuerza en directo y su energía se contagian sin remedio. Aún les falta rodaje para ser un auténtico dúo terremoto de guitarra y batería del estilo Niña coyote eta chico tornado pero todo se andará. Canciones rabiosas y ganas no les faltan.
Si Lady banana son una promesa, Morgan son ya toda una realidad dentro del panorama nacional. Iniciaron su set en el precioso escenario del pantano de Lanuza con una intro a lo Pink floyd, muy ambiental e ideal para el entorno. Repasaron sus dos discos, North y Air, especialmente emotivas sonaron Blue eyes, Work y Attempting. . También se explayaron con la intro del Coming Back to life de Pink floyd (a mí me huele que les gustan) y entonaron parte del Loose yourself to dance de Neil Rogers y Daft punk en Home. Sencillez y humildad a raudales a cargo de una soberbia Nina de Juan. Morgan dejaron un excelente sabor de boca entre el público del Pirineos Sur.
Llegó el turno a los Waterboys, Mike Scott y los suyos empezaron con Where The action is de su último LP. Scott, ataviado con gafas de sol y sombrero de cowboy, parecía un clon de Bob Dylan y venía tan rockero como en sus últimos trabajos. Con un sonido contundente y un excelente estado vocal de Scott repasaron temas de su discografía pero sin dejar demasiado hueco a la nostalgia, The Waterboys no se limitan a su época de más éxito en los ochenta. If The answer is yes, Nashville Tennesse dejaron patente esa vena blues rock que The Waterboys cultivan últimamente. Scott se sentó al teclado en la emocionante A girl called Johny que sonó a gloria a pesar de las quejas de Scott sobre el sonido del teclado. No fue hasta When ye go away que asomó ese folk que los hizo célebres en los ochenta, ahí brilló el violín del excelso Steve Wickman. Sorprendente fue la interpretación del Under my thumb de The Rolling Stones. Lo que no sorprendió fue afrontar la recta final con esos dos hits imbatibles que son The whole of the moon (con un espectador arrojándose al agua del pantano en pleno éxtasis) y The Fisherman’s blues.
El enfervorizado público pedía más y The Waterboys volvieron a escena para interpetar un segundo tema de sus satánicas majestades, un impagable Jumping Jack flash robusto que puso el broche final a su concierto. Al salir pensé que yo preferido más propios de The Waterboys (que los tienen de calidad más que sobrada) antes de embarcarse en sendas versiones de Jagger y cía. Aunque, pensándolo bien, quien soy yo para decirle a Mike Scott lo que debe tocar en sus shows.
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