¿Tiene sentido una nueva adaptación del clásico Ha nacido una estrella? Que nadie se lleve a engaño, esta versión no supera a la original de 1937 (con Janet Gaynor y Frederic March en los roles protagonistas) ni a los remakes de 1956 (con Judy Garland y James Mason) y 1974 (con Barbra Streisand y Kris Kristofferson). Por mucho que le pese, Lady Gaga no está a la altura de Gudy Garland o Barbra Streisand. Ya quisiera ella. Tampoco Bradley Cooper es James Mason ni Kris Kristofferson. Es el signo de los tiempos, vivimos en una época de falta de ideas y reciclaje continuo dentro del mainstream.
Lo que nadie puede negarle a Lady Gaga es su empeño de cambiar de registro. Tras reinar en las pistas de baile, parece que la Germanota ha puesto toda la carne en el asador para ser reconocida como artista multidisplinar. Ha colaborado en directo con artistas con solera como Metallica o los Rolling Stones y ha grabado con Florence Welch, Beck o Josh Homme (Queens of the Stone age). Pero no solamente se ha acercado al mundo del rock en busca de reconocimiento, también se ha metido de lleno en el mundo de los standards americanos, de ahí su gira con el incombustible Tony Bennett (más de 90 años y ahí sigue) y su actual residencia en Las Vegas. Incluso se ha metido a actriz y ha ganado un Emmy por American Horror Story. Desde luego, Lady Gaga se resiste a pasar desapercibida o a caer en el encasillamiento. Su participación en A star is born me pareció sorprendente y reconozco que tuve muchas dudas. La chica tiene una gran voz pero sus extravagancias podrían echar por tierra toda la película. Sorprendentemente, Lady Gaga cumple y demuestra que también es capaz de actuar, incluso con la cara lavada.Gaga convence en su papel de chica que sueña con triunfar y no se deja vencer por las adversidades. Cooper fue valiente al ponerse al frente de este proyecto confiando el rol protagonista en Gaga. Parece que la apuesta le ha salido bien. Ahí están sus 8 nominaciones a los Oscars incluida la de mejor actriz.
Realmente, esta versión de A star is born no aporta nada novedoso a las versiones anteriores. Es una actualización a los tiempos que corren, pero la historia es la misma. He de admitir que de todas las versiones me quedo con la de 1954 con Judy Garland. Esta nueva adaptación se deja ver y no provoca vergüenza ajena mientras consigue ciertos momentos de patetismo y emoción que me agradaron. Pero no llega a hacer olvidar a sus predecesoras. La dirección de Bradley Cooper (en su debut como director) es correctita y su interpretación de una decadente estrella de rock (inspirada en un tal Eddie Vedder) me resultó creíble a ratos. Por cierto, me dejó helado la voz de Cooper en sus momentos más bajos. Pero el film es bastante rutinario en su desarrollo, no aporta nada original, se limita a narrar eficientemente una historia de sobra conocida. Desde luego, este remake ya ha salido rentable, con un presupuesto de 40 millones de dólares ya ha recaudado más de 400 y una buena cosecha de nominaciones.
¿Y las canciones? pues muy del estilo de la academia de Hollywood y para el lucimiento vocal de Lady Gaga, no están mal pero no me dejaron ningún poso.
Supongo que quienes no hayan visto las anteriores versiones disfrutarán con esta película y pasarán un buen rato. A todos ellos les recomiendo encarecidamente la versión de 1954.
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