Esto de la saga jurásica empieza a ser una de esas franquicias sin pies ni cabeza que cambia de rumbo con cada entrega. Los listos de Hollywood siguen explotando sin ningún escrúpulo al dinosaurio de los huevos de oro. Ahora nos ha llegado Jurassic World, El reino caído, la quinta entrega sobre los famosos dinosaurios iniciada por Steven Spielberg en 1993.
Han pasado 25 años y los efectos especiales han mejorado pero las películas, en general, son peores. Y eso que Jurassic Park (la original) no era ninguna maravilla. El único aliciente que, a priori, tenía esta Jurassic World, El reino caído era la dirección de J.A. Bayona, director barcelonés al cual le tengo aprecio ya que me hizo llorar de lo lindo con Lo imposible. Sinceramente, Bayona ha hecho muy bien aceptando el encargo de dirigir esta película, yo también lo hubiera hecho. Era para él (y para cualquiera) un sueño hecho realidad. Además, siempre es complicado decir que no a un maestro y un mito de tu infancia como Spielberg. Si el film es un completo disparate no creo que sea achacable a Bayona, todo lo contrario, sin su toque personal el film sería todavía peor.
El film entra pronto en materia con un excelente inicio, quizás el mejor de toda la saga. Bayona nos introduce en una especie de película de catástrofes que, a pesar de lo ridículo de su premisa, se hace amena. En esta primera parte del film se nota poco la mano de Bayona, es una más de la saga con los dichosos dinosaurios y su isla. Esta vez parece ser que se van a extinguir nuevamente y nadie quiere salvarlos. Bueno, nadie no. Que siempre está esa pareja formada por la inexpresiva Bryce Dallas Howard y un descafeinado Chris Pratt cuya química entre ambos es nula. Ni que decir tiene que están dispuestos a meterse de lleno en una misión suicida de la forma más tonta. Además lo hacen arrastrando a un par de pardillos novatos. Sus motivaciones son tan ridículas que casi dan risa. Por mucho que se le vean las costuras y algún roto a la trama, las escenas de estampidas y erupciones (cuando no todo a la vez) resultan efectivas. Buen trabajo de Bayona. Lo cual no evita que deseemos que los dinosaurios acaben lo antes posible con los odiosos secundarios metidos con calzador.
Por cierto, entiendo que Geraldine Chaplin sea amiga de Bayona, pero su personaje resulta muy desaprovechado a pesar de lo inquietante de su presencia. Además ¿qué pinta la niña en toda esta trama de lo más inverosímil? Muy poco la verdad, es un reclamo al público infantil como si fuera obligatorio introducir niños en estas películas, cosa que no creo que sea necesaria. De hecho, alguna escena me pareció poco adecuada para niños debido a su crudeza. Y es ahí donde se nota el toque Bayona. En la segunda parte asistimos a un cruce entre Jurassic park y El orfanato que resulta bastante frustrante. Los ambientes de la gran mansión, propios de una película de terror gótico, no acaban de cuajar con la acción jurásica. Se vislumbra la diestra mano de Bayona a la hora de crear suspense y algún susto. Me agradó el uso de recursos como las luces intermitentes o el reflejo de los cristales, pero poco más. El guión es un completo despropósito que ni rodado por Stanley Kubrick hubiera salido a flote. Repito, no es culpa de Bayona, él cumple sobradamente, sino del pésimo guión. Es como si Bayona hubiera intentado hacer cine de terror con dinosaurios pero sujeto a un guión de comedia. La cosa no funciona más allá de momentos aislados.
Del reparto poco puedo decir. Todos justitos ya que las estrellas de la función son los dinosaurios creados por ordenador. ¿He escrito ya que Bryce Dallas Howard me parece un horror de actriz? Pues eso. Cabe destacar la breve aparición de Jeff Goldblum para soltar un ridículo speech que viene a servir de nexo con las entregas anteriores. Se lo podían haber ahorrado, como todo el film, vamos.
Lo dicho, un batiburrillo un tanto indigesto que, lamentablemente, tendrá continuidad. Dejemos en paz a los dinosaurios de una vez o que Christopher Nolan o JJ Abrams se hagan cargo de la franquicia.
0 comentarios