Voy a aprovechar el paso triunfal de Pearl Jam por nuestos escenarios para hablar de ellos y además creo que voy a dejar de ver las noticias, siempre termino horrorizado y asqueado. Horrorizado por las tragedias que nos rodean día a día, y es que, llamadme paranoico o conspiranoico, pero me da la sensación de que, toda la sucesión de desastres naturales que estamos sufriendo, con aniquilaciones masivas de poblacion, es una venganza de la tierra por todo lo que le hemos hecho, por como la hemos destrozado, por como nuestros intereses y ambición han justificado el todo vale, nos estamos cargando el planeta y ahora pagamos las consecuencias. Os recomiendo una novela que urde en su trama este tema, «El quinto día» de Frank Schatzing.
Pero si hay algo que realmente me asquea es la hipocresia, no puedo con ella, es superior a mi. Soy incapaz de a una persona que me cae mal, sonreir en su presencia y seguirle el juego, se me nota en la cara, yo seria un pesimo jugador de poker, porque mi careto es demasiado chivato. Y la falsa moral e hipocresia de los norteamericanos, es una de las cosas que me saca de mis casillas. He recordado como una profesora era despedida porque cuando tenía 18 tacos, protagonizó una pelicula porno, y uno de sus alumnos la encontró en internet, lo que le ha valido a la profesora su expulsión, por atentar contra la mayoría moral, como si el haber protagonizado un film X hace la tira de tiempo llevase consigo, que mientras diese clase sus alumnos se masturbasen y se fomentasen los trabajos orales, bueno ahora que lo pienso, los retrógados de intereconomía también dicen algo así de la educación sexual en los colegios, ufff mas miedo me da.
No soy yo quien vaya a decir que haber sido actriz porno sea un error, pero de todos modos, esa profesora había reconducido su vida por otros caminos, ¿por qué ahora deben pesarle sus actos de juventud?, es cierto, que somos prisioneros de nuestros actos, pero también tenemos derecho a caminar hacia delante. Y sinceramente, prefiero que a mis hijos les de clase una ex actriz porno, que un tipo como Neira, o peor aun gente como Marie Le Pen, o su amiguete italiano de la Liga Norte, esos que dijeron que los árabes tenían que irse al desierto a pedirle a los camellos.
El pasado forma parte de la historia de cada uno, pero no debe ser un fantasma que nos atormente cada noche, además, porque esa doble moralidad, porque para unos es una losa con la que tendrá que cargar toda su vida -ojo, que no doy barra libre, hay pecados del pasado que deben pagarse toda la vida-, mientras que a otros se les pasa página rápidamente y con el rabillo del ojo, ¿es más perjudicial echar unos polvos delante de una cámara que abrazar una ideología que fomenta el racismo y el odio?
Siempre miramos atrás en el tiempo, buscamos en el pasado, y hoy yo lo voy a hacer, pero para hablar de música, que a fin de cuentas, es de lo que trata esto, me voy a retrotraer a principio de los 90, cuando ocurrió el big bang, cuando Los Angeles se apartó para dejar paso a Seattle, de donde por cierto también han salido Hendrix, Queensryche, Heart…….., que muchas veces parece que en Seattle no se vendió una guitarra eléctrica hasta que nació Cobain.
Entre aquel soplo de viento fresco que llego en los 90 – ya que a Nirvana sigo sin verles la gracia, es más, si os soy sincero, jamás he conseguido terminar de escuchar el «Nevermind». Si los tres o cuatro últimos temas del disco son los temas definitivos de la historia del rock and roll, servidor se quedará sin saberlo nunca – si hubo una banda que me dejo impresionado, tanto por su sonido arrollador como por su imagen, una banda que rompía con todo lo establecido pero a la vez seguía conservando el aroma de los clásicos en sus temas, esta banda era Pearl Jam.
Aún recuerdo la primera vez que vi el vídeo de «Alive», ecos del pasado, junto a visiones del futuro, y la fuerza que desprendía el tema me hicieron rendirme ante Vedder, Gossard, Cameron y cia. La banda nunca ocultó en las entrevistas su pasión por gente como Kiss o Bad Company, pero conseguían que esas influencias se reconvirtiesen en algo que no sonaba como todo lo que conocíamos en ese momento del mundo del rock.
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Su primer disco, «Ten» que tenéis traducido aquí, vio la luz el 27 de agosto del 91, y sacudió las conciencias del mundo del rock, porque además, a diferencia de muchos de sus desarrapados coetáneos, Pearl Jam mantenía ese aura de rock stars, aunque fuese de una manera distinta. Habrá gente que considere mejores otros discos de la banda, yo mismo mantengo la pugna entre «Ten» y «Vs». A lo que iba, que para mi, «Ten» fue el disco que me abrió la vereda de la puerta de atrás como dirían Extremoduro, -ahora que lo pienso que mal suena eso-, es decir, me abrió los ojos a la banda, y por eso siempre este disco contará entre mis favoritos.Voy
Sería absurdo a estas alturas tratar de describir el sonido del disco, quien no lo conozca, que imagino serán pocos, dejad de leer ya, y corred a escuchadlo, y luego volvéis, que yo os guardo la cerveza en la nevera. «Ten» rezumaba comercialidad de otra manera. Temas que se te quedaban marcados en la mente, como el estribillo de «Alive», la potencia de «Even Flow», esa maravilla de la música que es «Jeremy», la intensidad de «Ocean», el hard rock de «Porch» o la profunda «Deep» porque no olvidéis una cosa, digan lo que digan, Pearl Jam a pesar de encabezar el llamado movimiento grunge, no dejaron de ser una banda de hard rock, a una usanza diferente a la que nos mostró el final de la década anterior.
Los genios detrás de esta obra, todo el mundo sabe que fueron Stone y Jeff, aunque posiblemente la conjunción que formo la unión de todos ellos fue lo que le dio el sabor que tiene la grabación y por supuesto la voz de Vedder, conductor del hilo, junto a las impresionantes guitarras. Todos sabéis como continuó la historia, lo que duró el «nuevo movimiento», pero Pearl Jam fueron unos de los pocos supervivientes, porque lo suyo era más que una jodida moda.
Siempre he pensado que lo que hace a un disco grande e imprescindible, es que pase el tiempo que pase, si de vez en cuando lo vuelves a enchufar, y te vuelve a poner como una moto, y a seguir descubriéndoles matices, estas ante un clásico, un inmortal, y para mi «Ten» tiene todos los ingredientes. Que suene la música.
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