A primera vista estos Dead City Ruins parecen carecer de gran personalidad o por lo menos si la tienen la “chupan” descaradamente de los años de gloria del rock en general. Portada setentera a tope , “look” a lo Ozzy para el cantante y por si fuera poco titulan su disco Never Say Die. Son Australianos por lo que para completar todo solo faltaría que sonasen como Ac/Dc. Pero esta banda formada hace ya siete años en Melbourne siguen pasito a pasito sin que nada no nadie les dicte su camino y con ello llegan a su tercer trabajo el mencionado mas arriba Never Say Die.
Un disco de heavy-blues que puede recordar al Glenn Hughes mas Hard y unos Thin Lizzy, todo esto debido por el grueso sonido del bajo de Matthew Berg que va tejiendo el tapiz donde las guitarras gemelas de Tommy Cain y Sean Blanchard van abriendo camino para que la voz de Jake Wiffen, que consigue ser el hijo bastardo de Ozzy y Dio, acabe tomando las riendas. Temas con el estribillo siempre acariciando el “anvil “ y el “Hammer” de nuestros queridos oídos. Tampoco le hacen asco a algún tema en plan épico a lo Rainbow como puede ser «Lake of Fire».
Hace un tiempo vendieron todo lo que tenían para poder volar hacia Europa y estuvieron pateandose durante diez meses seguidos tugurios de mala muerte para dos borrachos, llegando a ser teloneros de Mastodon ,y todo hasta conseguir lo que querían, ser un poco mas conocidos y forjar su sonido. Volvieron a Europa nuevamente junto a»Ugly Kid Joe» y «Skid Row» y recibieron muy buena critica, y es que su esfuerzo y su trabajo ha dado sus frutos, ahora su nuevo disco sale a la venta en cd y dos versiones de vinilo.
Estos Dead City Ruins son unos auténticos luchadores del rock, y solo por ello se les debe un respeto ademas de que el disco es 100% espíritu rock’n’roll. En definitiva estos tipos solo quieren hacer rock sin pretensiones, ni ocultar lo que les hizo amarlo, por ello se marcan nueve cortes,el numero exacto de temas en un disco de toda la vida de rock clásico bien hecho.
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