A finales de 2015 nos topábamos con Turbulencias, primer disco de Vuelo 505, un primer trabajo que en aquel momento ya nos dejó muy buenas impresiones, y ahora, un par de años después, nos llega este No hay historias de fracaso, con el que el grupo se nos presenta consolidado del todo. Para empezar, si con su primer disco fueron ellos los que tuvieron que acarrear con la producción del mismo, ahora se nos presentan bajo el manto de El Dromedario Records, y esto son palabras mayores en este país, pero es en el aspecto musical donde se nota que estos años han servido para que el grupo apueste ya de una manera que no tiene vuelta atrás por transitar por sendas mucho más eléctricas y contundentes. Aquí se les sigue notando de que fuentes han bebido, pero, si al final Turbulencias acababa siendo un conjunto de canciones en las que distintas influencias que iban desde a aires latinos al rock clásico que las grandes leyendas británicas manufacturaban en lo setenta, aquí los aires latinos se van alejando en el horizonte y sólo se nos aparezcan de manera puntual, eso sí dejando el poso del optimismo y la luminosidad que le son propias, y esto hace que este No hay historias de fracaso se nos presente mucho más compacto y homogéneo, y sólo basta escuchar los tres primeros temas encargados de abrir el disco. Una batería compuesta por «Me asustan las despedidas» (con ese aire tan a lo Clapton que nos da la bienvenida), la adictiva «Las cosas que no pueden ser» y «Desaprender lo aprendido) que sirven como carta de presentación de estos Vuelo 505 que se nos presentan en este 2018.
Sí, el paso para la consolidación de este magnifico proyecto acaba culminándose cuando en «Una casa en Ruinas», uno de los grandes momentos de este segundo trabajo, Pau Dones, sí, el gran Pau, no ha dudó ni un momento en aceptar la propuesta para colaborar en este tema. Otras colaboraciones, estas ya más factibles, ya que no hemos de olvidar que es Oscar Beorlegui y su Dromedario Records el que está detrás, son las de Kolibri Diaz, Alén Ayerdi y Jose Javier Pintor (Txo) en la magnífica «Frío en los pies», tema encargado de poner fin a este nuevo trabajo de un grupo que con este segundo disco consiguen consolidar lo que ya apuntaban en el 2015 con «Turbulencias».
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