Postrémonos todos ante el mesías del tunning. Ese Dominic Toretto encarnado por Vin Diesel no es de este mundo. Toretto es el puto amo, el tipo más cool y molón del universo. Hasta Chuck Norris se despierta temeroso en mitad de la noche creyendo oír el motor de Toretto. Solamente Toretto es capaz de ganar una carrera en el último milisegundo saltando de su coche en llamas mientras circula marcha atrás. Con un par. Solo Toretto es capaz de ganarse el respeto y la admiración eterna de su adversario mostrándole cuán grande y noble es su corazón. Y todo ello en una Cuba totalmente irreal sacada de un anuncio de ron. Con una escena inicial así de inverosímil uno ya puede esperarse cualquier cosa.
Nada debería de extrañarnos ya de esta franquicia que promete, al menos, dos entregas más. ¿Qué nos depara esta Fast & Furious 8? Pues más de lo mismo, tipos más duros que el pedernal, fantasmadas motorizadas, esteroides por doquier y música de chiringuito de playa. La saga sigue en su huida hacia delante hasta el paroxismo. Da igual que el guión sea una completa estupidez, las mujeres sean meros floreros o que los actores pasen más tiempo en el gimnasio que preparándose sus risibles personajes. Casi mejor así, lo peor que podría hacerse con esta franquicia sería tomársela en serio. Esta saga es para descargar adrenalina y reírse de las fantasmadas que presentan en pantalla.
Entre tanto músculo híper desarrollado, tanto chiste facilón y tanto insulto a la física más elemental, al espectador solo le queda la opción de olvidarse de todo y pasar un buen rato. Evasión pura y dura. Nunca ha procedido ponerse a analizar nada de esta franquicia, no vale la pena. Reconozco que esta saga es tan mala que me tiene ganado por su falta de pretensiones. Entiendo que las ideas empiezan a escasear y las excusas para que la familia vuelva a la acción son cada vez más peregrinas. Esta vez el espectador no duda ni por un momento que San Dominic Toretto haya abandonado a su familia, eso nunca, jamás. Todos sabemos que Toretto nunca dará la espalda a su familia (aunque algún supuesto gracioso bien merece un tiro entre las cejas). El engaño que propone el film es burdo y se le ve venir de lejos, algo que a nadie le importa si luego viene una escena tan espectacular como la del ataque a la limusina del ministro ruso. Que no se entere Trump.
El director de esta oda a la macarrana es F. Gary Fray, quien tiene en su haber cosas como The italian job (el remake, no la original) o El negociador. El tipo carece de personalidad, lo que le convierte en el candidato ideal para esta serie. Una vez más esta saga se supera en espectacularidad y en falta de vergüenza. Puro divertimento para ver con el cerebro apagado. Igual es cosa mía, pero eché de menos al personaje del malogrado Paul Walker, me resultaba menos impostado que Toretto y su novia-Terminator (Michelle Rodríguez). Cierto que las situaciones empiezan a oler a rancio y los chistes carecen de gracia. Solamente las puyas entre Dwayne “The Rock” Johnson y Jason Statham provocan la risa, el resto de intentos por resultar graciosos resultan insufribles. La fórmula empieza a dar evidentes signos de agotamiento. Se aprecian los esfuerzos por mantenerse fresca a base de introducir nuevos personajes y repescar antiguos enemigos ahora convertidos en aliados sin aparente motivo. A quien le importa la lógica. Hasta aparece la gran Helen Mirren en una escena de lo más irrisoria. Ahora se han sacado de la manga una villana (ya era hora que una mujer tomara este rol en una saga tan rebosante de testosterona) a la que presta su presencia Charlize Theron. Por cierto Theron me pareció un tanto desmejorada. La verdad es que su interpretación es de lo peor de su carrera, ni por un momento te la crees como pérfida terrorista, está como ausente, esperando llegar a su caravana. Además las rastitas le quedan como una patada en el bañador, para qué vamos a engañarnos. Esta vez no toca hacer de Imperator Furiosa, toca coger el cheque y a vivir, que son dos días. Hagamos todos lo mismo.
Lo dicho, aún nos quedan dos malas películas para disfrutar. Propongo cambiar el nombre de la franquicia a Fast & Ridiculous.
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