Aunque sea un clamor popular por ahí (o moda), no seré yo quien critique los grandes festivales, pero si es verdad que nunca me he sentido excesivamente atraído hacia ellos a pesar de la evidencia de la posibilidad de ver varias bandas de una sola vez convencido de que de otra manera sería complicado. Pero a mi me gusta lo de dos bandas (tres como mucho) en la noche y el cabeza de cartel centrado en su set list principal sin los recortes de tiempos o los provocados por el caché pactado. También es cierto que el circuito de festivales y el de bandas proponen bandas muy diferentes a todos los niveles, incluso dentro de una morfología similar. Hay bandas que a sabiendas de que quizás no desentonarían por ejemplo en el Azkena, somos conscientes de que no será ese escenario donde disfrutarlo. Afortunadamente, hay algunas agencias a nivel europeo y unos cuantos promotores locos apostando por meterles fechas en la piel de toro, y no nombro a nadie, que cada uno sabe ya de sobra quien es quien en este negocio.
Una de esas bandas son Them Vibes. Los de Nashville ya estuvieron descargando por aquí en enero de 2016 y en junio estarán de vuelta con un nuevo disco bajo el brazo que presentar, este «Electric fever», una colección de sonidos e influencias con los que la banda se deja llevar, olvidando encorsetarse y de marcar reglas fijas para su sonido. El disco se abre con la rockera «Shoot the messenger» de sonido muy Stones. «Electric fever» es puro funk, demostración de ritmo y de versatilidad por parte de su vocalista Brother Love. «Love will never fade away» sigue y consigue esa andanada funk como la anterior pero sin perder esa esencia rockera. «Who do you love» coloca en escena sus influencias más campestres, más propias del rock americano, de gente como Levon Helm. «Comin down on you» coloca las guitarras en primer plano, recordándonos a Tom Petty.
«Sha la loo ya» cuenta con un magnífico juego vocal, como complemento de las acústicas que predominan en la canción y ese aire sesentero. «Dance all night» es otra excelente muestra de esas influencias propias del rock de su propio país, mirando de refilón el sonido americana pero en una estructura más rockera. «Hangin» suena más pesado, oscuro, crudo. «Out of the blue» se siente cómoda en esas partes melódicas y su sonido directo. «Stay» vuelve a sorprender por la versatilidad de Brother Love en una canción que se te pega a la primera y que crea adicción. Pisan el acelerador para que esas guitarras suenen fuertes en «New religion», por si echabas algo en falta en este disco, aquí tienes potencia de sobra que en directo puede ser un punto fuerte. Se acaba el disco con «Waiting on the gold», un preciso y precioso medio tiempo que pone el broche final a un muy buen disco.
0 comentarios