Ciertos fallecimientos de músicos afectan más o menos a nivel general que otros, otra cosa es el plano personal. Pero cuando nos dejó Lemmy, todo el mundo tuvo esa palabra de afecto, que si bien no la puede generar que le guste su obra, si que se corresponde al respeto que se ganó en vida, algo que jamás nadie se atrevió a cuestionar. Para muchos, entre los que me incluyo, aquello fue un palo considerable, a pesar de esperado, ya que las noticias sobre su salud, no eran buenas en los últimos tiempos. Nos dejaron los Ramones, se marchó Lemmy. Poco a poco, va desapareciendo una forma única de entender el rock and roll, de acarrear una actitud. Cierto es, que tras su deceso, parece que le saliesen admiradores hasta de debajo de sus piedras, esos que en ciertas épocas de la vida de la banda, no aparecían por sus conciertos, y dejaban su popularidad en cuanto a ventas o entradas en conciertos, a niveles más bajos, pero esa es otra historia, que tampoco siento la necesidad de sacar trapos sucios ahora.
Ya tardaba en aparecer algún disco póstumo. Si que ha rulado algún que otro recopilatorio en estos tiempos, pero estaba claro, que como pasa con otros artistas, tenía que llegar el directo de rigor. Y en el caso de Lemmy y Motorhead, es lo natural, porque el escenario era su hábitat, donde más a gusto se sentía, donde eran capaces de volarte la cabeza. Sus conciertos eran una puta experiencia, capaces de dejarte el pitido de oídos más duradero que vayas a sufrir jamás, y el dolor de cervicales más asombroso y satisfactorio. Pero alguien a la altura de Lemmy, y por ende, de Motorhead, no merecía que se publique cualquier cosa, porque no fueron jamás unos cualquiera. Y afortunadamente, nos topamos de cara con un pedazo de concierto, grabado en el Zenith de Munich, inmersos en aquel tour junto a Saxon y Girlschool, y que debía aterrizar en nuestras fronteras, trayéndonos un trozo de historia de oro, del rock crudo y duro británico.
¿Que contaros de este disco?. Pues que nadie diría que le faltasen días para dejarnos. Que seguía siendo el mismo Lemmy que murió con las botas puestas, con esa misma actitud que preservó desde el principio, porque no era algo estudiado, sino parte de su personalidad. Porque Mikkey y Phil eran los compañeros de viaje ideales en estos tiempos, porque sus canciones son imperecederas, aunque haya gente aún, incapaz de entenderlas y no ver su grandeza. Veo el dvd, y me embarga cierta tristeza, cosa que no me pasa con otros músicos, y es que aún me veo, con 14 años, comprando el «No sleep til hammersmith», y después de no ser capaz de sacarlo de mi tocadiscos, reunir pasta como un loco, y comprar de una tacada, «Overkill», «Orgasmatron» y «Ace of spades». Recuerdo esa sensación, como si fuese ayer, la sigo recordando, porque vuelvo a sentirlo cada vez que suena algún disco de Motorhead en mi equipo.
¿Que queréis que os cuente de este disco?. No es más que Motorhead en estado puro, con un puñado de clásicos de los viejos tiempos como «Bomber», «Stay Clean», «Metropolis», «Ace of Spades» u «Overkill». Canciones que me encantan como “Orgasmatron» y ”Whorehouse Blues”. Sorpresas como ese «Rock it», de ese disco maravilloso que es «Another perfect day» y la inclusión de «Lost Woman Blues” de su última etapa. Por supuesto, destacar por encima de todas las cosas, ese momento emotivo, en el que Lemmy dedica a su camarada recién desaparecido, Philty Animal Taylor, que había fallecido solo diez días antes de que se celebrase este concierto, una sentida «Doctor rock». ¿Quien diría que Lemmy se fuese a encontrar de nuevo con Philty, tan pronto?. En definitiva, un buen documento de una de las bandas esenciales del rock and roll, y de una de las bandas imprescindibles de mi vida.
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