“Tulsa King” es la serie menos ambiciosa de las creadas por Taylor Sheridan, lejos de las expectativas de otros productos como todo el universo de “Yellowstone”, “Special Lioness”, “Mayor of Kingstom” o “Landman”.

Un divertimento co- creado con Terence Winter, también responsable de esa obra de arte como “Los Soprano”. Argumento gangsteril sobre un mafioso que tras veinticinco años es enviado de Nueva York a Oklahoma donde comienza un pequeño imperio.
En esta tercera entrega hay pocas sorpresas pues Dwight Manfredi tiene constituida su banda y su nuevo mundo y lo único que cambia es el villano quien, de nuevo, vuelve a ser un supuesto miembro respetable de la comunidad que esconde un alma de psicópata bajo su apariencia de triunfador empresario. Nada cambia, salvo el negocio pues ni se dedica al tráfico de drogas ni a los ranchos sino a la destilación del bourbon.
Por lo demás, el capo sigue teniendo problemas con su antigua familia neoyorquina o con los investigadores federales y debe forjar extrañas alianzas para mantener su poder. Una de ellas sirve como alivio cómico al unirse a un sicario encarnado por Samuel L. Jackson, en uno de esos papeles que suele bordar.
Aunque sin duda el absoluto protagonista es Sylvester Stallone quien también obtiene un rol creado a su medida, ya que potencia sus virtudes y consigue que se olviden sus limitaciones como actor. Además apoyado por unos secundarios que en líneas generales aportan a la historia.
En cuanto a puesta en escena la serie sigue teniendo ritmo en sus diez episodios, posee algunas de las cualidades de “Los Soprano” y el mundo de Taylor Sheridan aunque se note cierto agotamiento en la trama al repetir la estructura pero cambiando rivales y situaciones. Un producto en esta temporada donde como se cuenta es superior a lo que se cuenta.
Esta tercera temporada de “Tulsa King” no llega a la calidad de otros seriales del dúo pero al ser una propuesta más modesta y menos pretenciosa resulta entretenidísima y divertida, con numerosos alivios cómicos y un principal que no deja de ser una parodia de sí misma. Ojalá que todos los resultados finales fuesen como esta aunque empiece a dar síntomas de fátiga.




















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