De la mano de la Editorial Alma, nos llega esta cuidadísima edición del libro “Norte y sur”, novela victoriana con no pocos atractivos de la que existe una miniserie de principios de este siglo. Uno de los primeros trabajos de Brian Percival, más tarde director fundamental en series como “Downton Abbey” o “Todas las criaturas grandes y pequeñas”.
La escribió Elisabeth Gaskell, una de esas autoras británicas del siglo XIX que compartió amistad con Charlotte Bronte (de la que fue biógrafa), además de generación con Jane Austin, Anne Brönte o Mary Shelley. Tiempo donde se decía que la literatura se escribía por mujeres, para mujeres, cliente potencial de estos libros por entregas.
Mujer comprometida con su tiempo, con los cambios de la Revolución Industrial y los sectores más desfavorecidos (lo que la emparenta con Charles Dickens, con el que también cultivó cierta amistad), lo que se nos narra en “Norte y sur” es la historia de una astuta, bella, culta y joven muchacha de diecinueve años que pasa de la sociedad aristocrática de Londres a vivir en su pequeño pueblo natal del sur de Inglaterra, junto a su tía y prima. Un cambio de vida que, sin embargo, le hace encontrar la paz y felicidad que necesita, aunque pronto su familia se tiene que mudar al norte, al perder su padre el trabajo como vicario en la Iglesia.
Así, los Hale llegan a Milton, ciudad industrial donde encuentra el progenitor un trabajo como profesor particular comenzando un periplo que le conducirá a la madurez, al ver las diferencias de trato y carácter entre el norte y el sur, nada comparado con la desigualdad entre patronos y obreros. Sin duda, ese poso de aprendizaje llega por las discusiones y conversaciones con el Señor Thornton, alumno y amigo del padre. Hombre nacido en Milton, dueño de una fábrica y pretendiente de Margaret. En nuestra opinión, esos diálogos chispeantes son lo más divertido de un libro que, por otro lado, explica a la perfección un tiempo nada sencillo, pero que ejemplifica el paso a la modernidad en Europa. Unos valores agrarios y campestres laminados por la vorágine del humo de las fábricas y los nuevos emigrantes a estas ciudades.
Sobre la edición, el trabajo de Alma es fantástico. Tapa dura, letra lo suficientemente grande para leer con comodidad sus 522 páginas, maravillosas ilustraciones de Mar Azabal que se integran a la perfección en el paisaje que se nos narra y buena traducción de Concha Cardeñoso Sáenz de Miera, aunque no puedo dejar de citar que los poemas que preceden cada capítulo, están traducidos por nuestro compañero Ángel Ferrer, encargado de estas lides en nuestra revista con canciones y poemarios.
Un formato especial este de libros clásicos ilustrados perfecto tanto para coleccionar como regalar, ahora que llegan estas fechas tan señaladas.
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