Parece claro que el “Love at the first sting” es uno de los discos fundamentales de los alemanes Scorpions, un clásico que llegó tras esa otra joya que fue “Blackout” y que en este 2024 cumple cuarenta años. Excusa excelente para comenzar una gira tan señera como esta que le está llevando a buena parte de la geografía española. Lo que sucede es que este concierto de Chiclana puede resultar el más especial del tour.
No sólo por realizarse en sábado sino porque pocos lugares tan mágicos y con tanto encanto van a tener los espectadores para disfrutar de un directo de los teutones. Y es que el Concert Music tiene una ubicación privilegiada, en la turística localidad de Chiclana de la Frontera (Cádiz), justo al lado de la maravillosa playa de Sancti Petri, antiguo puerto pesquero, con su castillo al fondo en una isla como vigía, hoy reconvertido en centro de ocio y restauración y con uno de los atardeceres más bonitos de Cádiz.
Allí se sitúa el recinto del Concert Music, un enclave no demasiado grande (para unos miles de elegidos) pero cuyas reducidas dimensiones consiguen que los protagonistas puedan ser vistos de cerca, casi al lado. Es lo contrario a un macrofestival donde el “cabeza de cartel” suele ser observado desde la distancia por la mayoría del público. Y en estos tiempos que corren eso es un auténtico lujo.
Así que tras el precioso paseo alrededor del mar llegamos al recinto esperando que llegase las 21.30 donde comenzaba las evoluciones de Phil Campbell and the Bastard Sons, banda formada por el guitarrista de Mötorhead con sus tres hijos, tras el fallecimiento de Lemmy. No los habíamos visto todavía con su nuevo vocalista Joel Peters y la verdad es que no nos hizo olvidar al anterior Neil Starr. Repasaron sus tres álbumes hasta la fecha, con especial consideración al último “King of the asylum” (del que tocaron cuatro temas) aunque desde su comienzo con “We´re the bastards” se ganaron al público heavy (y no heavy, que muchos había disfrutando de una buena sesión de “hard rock”) aunque los momentos de mayor paroxismo llegaron al final con “Born to rise hell” y “Ace of spades”, inmensos himnos de Mötorhead, una formación que no sólo estuvo representada por Phil Campbell sino por su batería Mickey Dee, actual depositario de las baquetas, bombos y parches en Scorpions.
Unos germanos que comenzaron poco antes de las once de la noche con este repaso de casi una hora y cuarenta minutos al “Love at the first sting” que comenzaba con “Coming home”, con ese precioso inicio en medio tiempo que se eleva en un magnífico “crescendo”. Ya desde ese inicio vemos a un Klaus Meine digno con la voz para un señor de setenta y seis años (la verdad es que aguantó de forma admirable todo el tiempo), flanqueado por la guitarra del otro miembro fundador Rudolf Schenker que mantiene su pose de “guitar hero” con su Flying V aunque el peso de las seis cuerdas lo lleve todo un titán como Mathias Jabs, junto a la base rítmica antes citada de Mickey Dee y el bajista Pawel Maciwoda.
Para los que llevamos viendo unas cuantas giras de Scorpions desde su “falsa despedida” en 2014, pocas sorpresas en el repertorio pues tras “Coming home” llegó “Gas in the tank”, la que abría el anterior “Rock believer” (echamos de menos el tema homónimo de ese último disco), seguida por “Make it real”, “The zoo” y el instrumental “Coast to coast”, con final con Schenker, Jabs y Meine tocando la guitarra, junto a Maciwoda en la pasarela que conectaba escenario y público. Tras las tres canciones siguió una trilogía del “Love at the first sting” como los cortes de apertura del Lp “Bad boys running wild” (muy celebrada por los asistentes), la preciosa “I´m leaving you” y “Crossfire”, dejando el protagonismo a Mathias Jabs con su largo punteo en “Delicate dance” para enlazar otra triada (en este caso del “Crazy world”) con “Tease me, please me”, la balada “Send me an angel” y su popular “Wind of change” (que en esta ocasión no estuvo dedicada a Ucrania y sí a la paz aunque cambiando todas las estrofas donde se menciona a Rusia).
“The same thrill” daba paso al solo de batería “New visión” de Mickey Dee donde demostraba la potencia y pegada del otrora miembro de Mötorhead, King Diamond o Dokken. Solo que no se salió del guion, como aquella vez en Córdoba donde fue acompañado por un cuadro flamenco (cosa que se gestó el día anterior cuando la banda fue a cenar a Bodegas Campos y quedó impactado con el espectáculo que acompañaba la comida). En esta ocasión simpático el final del solo con una tragaperras a ritmo de los golpes de baqueta hasta llegar al premio con los cinco escorpiones.
Tras ello, momento álgido con dos cortes esenciales como “Blackout” y “Big city nights”, uno de los principales sencillos del disco, con el que se despedían por unos breves instantes.
Quedaban los bises y de los tres temas que faltaban para completar el “Love at the first sting” (no interpretaron “As son as the good times roll”), dos eran fundamentales como la balada por excelencia “Still loving you”, con la gente acompañando con la grabación de sus móviles, lo que antes eran luces, y el cierre con “Rock you like a hurricane” que nos dejaba ese poso de melancolía pues es obvio que el nivel vocal de Meine no es de hace cuarenta años (aunque resiste a la perfección el paso de los inviernos pues ya tiene setenta y seis en su cuenta) pero cuando se retiren definitivamente (y no debe quedar mucho por cuestiones de edad) se les echará de menos. Mientras tanto disfrutemos de estas giras y del repaso a uno de los trabajos fundamentales de la historia del rock como es “Love at the first sting”, una idea excelente para dotar de cierta novedad a un repertorio algo gastado en estos diez últimos años.
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