A la hora de afrontar la reseña de un disco de rock progresivo todo se complica exponencialmente, dada la complejidad de los temas de los que hablar con el gran bagaje que suelen tener los componentes de estos grupos, por lo que el hablar de ellos se puede enfocar de dos maneras: o te pones muy técnico e inundas la reseña con multitud de datos y nombres que hacen perderse al posible lector, o intentas masticarlo todo para que el que no esté muy ducho en estos lares, se anime a escuchar este tipo de discos, que suelen ser de disfrute para un reducido grupo de seguidores.
Vamos a intentar lo segundo y espero que no sea difícil de tragar lo que venga a continuación.
TumbleTown es el proyecto de dos músicos experimentados en el ámbito del rock progresivo: Han Uil (conocido por su trabajo en las bandas Seven Day Hunt y Antares) y Aldo Adema (destacando en las bandas Egdon Heath y Seven Day Hunt). A estos dos guitarristas se les unió más tarde Erik Laan (Silhouette y Chain Reaktor) con los sintetizadores.
Coincidiendo en la banda de rock progresivo Seven Day Hunt, ambos abandonaron dicho barco al año de la salida de “File This Dream” en el 2008. Aldo buscaba concentrarse en la grabación de estudio y el trabajo de producción mientras Han grabó y produjo su segundo álbum en solitario “Dark In Light” en el 2010, contando con la participación de Aldo para el tema “Memento”. Tras el éxito de esta colaboración surgió el proyecto Tumbletown.
El primer single de Tumbletown “One Goal” apareció en el 2012 y el primer LP “Done With The Coldness”, en el 2013, con Han Uil como vocalista, guitarrista y Aldo Adema como guitarrista y bajista, contando con las colaboraciones de Erik Laan en dos temas del disco.
Tras un largo parón de 5 años, salió el segundo LP “Never Too Late” en el 2018, ya con el trío como miembros oficiales de la banda y contando con la participación del hijo de Erik, Arjan Laan, a la batería.
Ahora, 6 años más tarde, nos traen este “On The Highwire”, repitiendo la formación y trayendonos 10 canciones frescas y musicalmente cautivadoras que exploran una amplia gama de temas líricos. Los encargados de la grabación y producción del disco han sido Han Uil y Aldo Adema siendo después el propio Aldo, el encargado de la mezcla, y posteriormente Han, el que hiciera la masterización.
El disco abre con el tema que da título al disco “On The Highwire”, un corte enérgico y coral, donde podemos distinguir los diferentes matices vocales de Han Uil, acompañado por las melodías en las guitarras y el sintetizador, mientras la batería va marcando el tempo sin estorbar, pero teniendo su personal protagonismo también. Es un disfrute sonoro el extenso solo de guitarras y sintetizador que se produce en la mitad de la canción y que va evolucionando a lo largo del desarrollo del tema principal, cabalgando hasta un final con guitarra acústica que termina en una cadencia rota.
“The Greatest Bragger” es un corte muy de jam session, con unos sintetizadores que suenan como si fueran un acompañamiento de trompetas que compartieran momentos con las guitarras en una evolución que mezcla el rock con ritmos latinos. Interesante fusión que te va ganando el oído con cada escucha recordando en algunos momentos los temas del genial Santana. Me gusta ese final dejando el solo para el teclado, pero el último punteo se lo roba la guitarra.
Seguimos con “Rush Hour”, un corte lento y tranquilo, que al contrario de lo que indica el título, no muestra el estrés que provocan las temidas horas puntas en las grandes ciudades. Uno de esos temas en los que la letra es el mensaje importante de la canción para sumergirte en lo que nos cuenta mientras soportas los apretones y atascos a los que nos somete este mundo urbano que tenemos actualmente.
“Part Of The Wind” nos lleva por un tema que comienza tranquilo, pero que como el viento, va ganando intensidad y perdiendo fuerza dependiendo del momento, ya que cuando creemos que va a explotar del todo, pierde toda esa intensidad y lo va recuperando pacientemente haciéndonos disfrutar con esa evolución sonora.
Parece que nos suavizamos totalmente con “Forget The Road Not Taken”, con una introducción de guitarra y voz calmada y tranquila con el teclado cogiendole el testigo, dejando la parte eléctrica hacia la mitad del tema, donde abandonamos lo acústico y nos metemos de lleno en sonidos electrónicos y eclécticos en la parte previa a los solos, recuperando después la parte acústica e ir jugando con esta dualidad sonora hasta llegar a un final donde todo explota mientras se va repitiendo el título de la canción.
En “The Truth Now” tenemos un juego con el ritmo, con continuos cambios de tempo y temas, pero dejando un par de melodías principales como pauta que se va repitiendo a lo largo del tema para terminar con un excepcional solo de guitarra que acaba de manera abrupta.
Llega el tema más largo del disco, “In The Eye Of The Storm”, un corte complejo con un inicio muy de blues en el sonido de la guitarra, y que pasa al rock con la entrada de los sintetizadores, cogiendo ya la parte progresiva al aparecer la voz de Han. Y entonces comienzan unos continuos cambios de tempo y melodías principales, en una amalgama de sonidos que me trae a la memoria algún disco de Ayreon, con una fuerte presencia de teclados. Un corte complejo que anima a escuchar y disfrutar en su conjunto, a pesar de su duración.
“Thoughts Of Love”, es otro corte tranquilo, percibiendo el sonido de un violín de fondo mientras va sonando la melodía que acompaña a la voz en un corte en principio suave, que va cogiendo intensidad a lo largo del desarrollo del tema con la ayuda de la batería y las guitarras eléctricas, que cogen todo el protagonismo, dejando para el final un magnífico solo de guitarra con el que llegaremos al final del tema.
Nos acercamos al final con “Trapped On Memory Lane”, un corte muy de disco de guitarrista solista, con una introducción para quitarse el sombrero y con un teclado que nos recuerda a Deep Purple. El tema va evolucionando entre partes eléctricas y acústicas jugando con la intensidad sonora e intercalando diversos solos instrumentales entre los estribillos hasta el final .
Y terminamos con “Time For Joy”, que arranca con el sonido de unos niños en un patio de colegio para un tema gamberro donde los neerlandeses se sueltan y descargan toda su técnica en el tema más corto de todo el disco, comprimiendo todo su potencia en los 4 minutos que dura el corte.
Muy buen disco de este dúo compositivo, trio grupal y cuarteto en la grabación, donde han dado rienda suelta a todo su potencial técnico, en un disco muy completo, con temas para todos los gustos, y que lejos del progresivo que está de moda actualmente, no abunda en temas extensos. Para oídos ya entrenados en estas lides, y disfrutarlos tranquilamente en casa calentito y relajado.
Disponible a partir del 1 de Febrero en las plataformas digitales y en formato CD por FREIA Music.
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