Parece que cada 365 días, día arriba día abajo según el caso, está estipulado que llega la hora de hacer balance, recapitular un poco e intentar buscar la forma de mejorar de algún modo nuestras absurdas vidas. ¿Por qué justo en este momento, justo en este punto de la vuelta alrededor del sol? Pues a saber, pero es ahora cuando nos han decidido que se acaba el año y hay que joderse. Toca hacer recuento, vamos a ello. Para mí una de las cosas más notables del 2023 que se nos ha escapado ha sido la oportunidad de escribir en este medio mis opiniones sobre temas musicales. Estoy profundamente agradecido Rock, The Best Music y a todos los compañeros por su acogida, así que ahora me piden mi top 10 del año y no me puedo negar.

Durante este año he descubierto una cosa muy interesante y es que al hablar de música muchas veces hablas más de ti mismo que de aquello sobre lo que estás escribiendo. No es un asunto menor pues me ha llevado a aprender algunas cosas en torno a mi humilde persona y a conocerme un poco mejor. Ni tan mal. Como lección definitiva sobre mí mismo que comparto con vosotros llega esta lista que más que de discos habla de mí, de la música que yo escucho, de lo que más me ha gustado, de lo que quiero compartir como preferido o lo que prefiero callar, de opciones y decisiones. Con estas premisas la elección es difícil. Lo haga como lo haga se me quedan fuera montones de obras de los más pintureras. Para un musicófago voraz como yo, diez es un número pequeño.

Viendo los seleccionados puedo afirmar que a estas alturas me sigue gustando el death metal más que comer con los dedos, y eso que me he dejado fuera pelotazos como los que han sacado Obituary, Vomitory, Void Ceremony, Tomb Mold, Cryptosy… ¿sigo?, no, que me deprimo, vaya 2023 de tracateo gordo delicioso. En otros géneros afines también ha estado bien la cosa. El thrash metal nos ha traído discazos como el de Overkill, esperados regresos como el de Sadus, cantos del cisne por todo lo alto como el de Holy Moses con su imponente Invisible Queen o glorias patrias dándolo todo como Angelus Apatrida, que aunque no sean un grupo que me vuelva muy loco hay que reconocer que están facturando unos discos muy potentes. La cosa amarilla se queda fuera de cualquier consideración como disco escuchable o como thrash metal, no podía evitar meter esta puntilla. En cuanto a grindcore la cosa ha apretado más que un pico en una ensaladilla lo cual me obliga a dejar fuera leñazos como los que se han cascado Nashgul, Escuela Grind, Bandit, Cognizant, Lead Coffin, Chepang, Rotten Sound, Convulsions, Noisy Neighbours, suma y sigue, es un no parar.  Coño, si por dejarme, me dejo fuera hasta el nuevo de los Rolling, que no sólo de metal extremo vive el hombre. Pero bueno, aquí van mis diez, sin ningún orden en especial, por si a alguien le sirve para descubrir alguna joyita.

 

MEJORES DISCOS DE 2023

 

SCENT OF DEATH – Into everlasting hate 

Desde Galicia nos llega este disco después de tenernos esperando toda una década desde su anterior  y también fabuloso Of martyr´s agony and hate. Un pelotazo de brutal death por derecho que sigue recordando  mucho a Immolation en ese toque ceremonial, a Morbid Angel en lo oscuro y disonante, en la propia forma de construir muchos riffs, a Suffocation en lo brutal y retorcido, y con unos solos de guitarra que asociaría a los mejores y más pulidos Death. Toda esta influencia de la escuela americana queda matizada por una capa de musicalidad, melodía y estructuras que son puramente europeas y los emparenta de cabeza con los grandes del genero en el viejo continente como Aborted, Hour of penance o Kronos. Ya lo dice Rudolf Schenker, los europeos no podemos tocar blues porque en nuestro ADN cultural no está Robert Johnson sino Beethoven, esa diferencia se manifiesta en nuestros enfoques a la hora de tocar metal de cualquier género. En cualquier caso un disco que no te puedes perder si te gusta el death metal, y ya que estamos también sería bueno que escuchases sus trabajos anteriores si no los conoces.

 

 

 

GRIDLINK – Coronet Juniper 

El año pasado el mundo se puso a los pies de Wormrot, este año le toca a Gridlink. Cierto que los singapurienses (¡Dio!, ¿cuál es el gentilicio de Singapur?, jajaja) se embarcaron en una gira mundial para apoyar su trabajo mientras que Gridlink han despachado el asunto con dos conciertos en St Vitus de Nueva York (que me consta que han sido una cosa de otro planeta) y encima anuncian que se separan, eso es actitud y lo demás son zarandajas. Aun así se han marcado un disco directo, desquiciante, intenso, con pasajes melódicos sorprendentes, que en menos de veinte minutos te ha dejado con las patas colgando. Nunca han sido un grupo fácil de encuadrar, aunque se les suela asociar al grindcore, con lo que es una propuesta que no podrás saber de qué va en realidad hasta que no te asomes a ella y te dejes llevar por lo que escuchas. Merece la pena.

 

 

 

 

CUNABULA – The weight of Sleep 

Desde Lituania llegan estos Cunabula con un debut de los que te dejan haciendo palmas con las orejas. Según metal archives hacen atmosferic progressive post metal, chúpate esa. El disco tiene algo que engancha desde el principio, disfrazado de simplicidad y aspereza va creciendo jugando con las texturas que van desde el acústico cristalino hasta lo más rugoso. Tal como lo descubrí caí en bucle y no podía escuchar otra cosa.

 

 

 

 

 

RAUL CANTIZANO & HIDDEN FORCES TRIO – Raúl Cantizano & Hidden Forces Trio

Cruce de talentos, choque que provoca chispas y del que sale un disco inexplicable de rock y jazz experimental que desafía toda descripción pero que te engancha desde el primer compás sin que en ningún momento puedas predecir a ciencia cierta a donde te llevará a continuación. Sobran las presentaciones, tanto Raúl Cantizano como Hidden Forces Trio, conjunto que reúne a Borja Díaz y Marco Serrato de Orthodox con Gonzalo Domínguez al clarinete, son nombres que suenan fuerte entre los que gozamos de la música experimental, las atmósferas libres y la improvisación sin fronteras. Poco más tengo que decir, es un disco que más que escucharse, se siente, es muy complicado, y un poco absurdo, reducirlo a cuatro palabras pretenciosas de uno que pasaba por aquí. Dale caña y verás.

 

 

 

 

SUFFOCATION – Hymns from the Apocrypha 

Inevitable que este iba a entrar de cabeza en mi top del año. ¿Alguien dudaba que iba a ser un discarral de los que se quedan en el inconsciente colectivo señalado como una obra maestra? Cierto que su anterior ...Of the dark light no ha sido su mejor obra, quizá lo más flojito en una discografía donde todo lo que han ofrecido ha sido siempre de sobresaliente y este se nos quedó en un notable bajo. Esto unido a la salida definitiva de Frank Mullen de la banda podrían llevar a muchos a pensar que este Hymns from Apocrypha no iba a estar a la altura de su legado. Pues ni de coña. Esta nueva encarnación de Suffocation, a pesar de poder ser interpretada como un Terrance Hobbs and Friends, suena justo como esperas que lo haga cuando le pasas la aguja por el lomo a un vinilo con el logo tradicional de la banda. Rixky Myers cumple con creces su papel de vocalista a pesar de meterse en unos zapatos tan difíciles de rellenar como los del señor Mullen y el resto te taladran a base de riffs demoledores, retorcidos, estructuras complejas, machaconeo martillleante y una batería que no te deja más que un segundo de vez en cuando para tomar aliento. Suffocation son los dioses absolutos en el panteón del brutal death y reivindican su condición una vez más con un disco perfecto.

 

 

 

FULL OF HELL & PRIMITIVE MAN – Suffocating Hallucination 

De este ya te hablé en su momento en la reseña que hice, tampoco me voy a repetir mucho al respecto. Un discazo como la copa de una pino. Full of Hell han estado muy activos este año que se va y nos han dejado dos trabajos más igualmente excelentes, pero este con Primitive Man me pone muy tierno así que es mi elegido para estar en esta lista.

 

 

 

 

 

VOIDESCENT – Dust and Embers 

Otros de los que ya dije todo cuanto tenía que decir en su correspondiente reseña. Poco más creo que pueda añadir a lo ya dicho salvo que se ganan por derecho propio su puesto en esta mi lista de discos que me han puesto la cabeza del revés en 2023.

 

 

 

 

 

 

AUTOPSY – Ashes, organs, blood and crypts 

Estos llevan ahí toda la vida, yo para mí que estuvieron de grupo invitado en la fiesta de cuando inauguraron el sol, más viejos y rancios que el queso con olor a pie, y sin embargo yo no los había escuchado nunca hasta este disco. Manda cojones con lo que me gusta el death primitivo, tupatupatupa y topalante, pero es lo que hay. Ha sido amor al primer orejazo. Para darle jugo el disco tiene unos desarrollos instrumentales así más hippiosos que, aunque a priori no les pegan demasiado, cuando superas el primer impacto le dan un sabrosón al conjunto de quedarte relamiéndote un buen rato y te obligan a ponerte en plan niño pobre de Dickens, «por favor, señor, quiero más». Mi propósito para 2024 es fusilarme a fondo la discografía de estos señores, llevo la pila de años haciendo el tonto sin escucharlos. Es que además tienen un rollazo a los primeros primerísimos Black Sabbath que tira de espalda,  escúchate No mortal left alive, por ejemplo. Ya soy flan de ellos para siempre y este Ashes, organs, blood and crypts uno de mis favoritos de toda la vida. Así da gusto.

 

 

 

MANSION – Second death 

A ver cómo te explico yo este disco sin que lo escuches. Es doom, eso seguro. Finlandés, eso tamnbién es fácil de determinar. El tema es que el doom es muy extenso. Este es del que es más tirando a rock, o stoner, como te de la gana llamarlo, que a metal. Dicen que occult doom, no me extraña, vaya viaje al lado oculto y más chungo del luteranismo puritano. Agüita con esta gente. Disco opresivo y malrrollero como pocos. Tiene algún momento que recuerda a Portishead en los enfoques instrumentales y las voces femeninas pero no tienen nada que ver. Uno de los descubrimientos más interesantes de este 2023, sin paliativos, ellos y los italianos Messa cuyo extraordinario Close no está en esta lista porque, aunque yo lo he descubierto en 2023, es de 2022. Mansion y Messa son dos fuerzas dentro del nuevo doom europeo a seguir muy de cerca, no les pierdas la pista si te van estas sonoridades.

 

 

 

 

FABRICANT – Drudge to the thicket

No sé si a ti te pasa, pero yo escucho Bay Area y del tirón pienso en thrash metal, es una asociación inevitable que puede llevar a errores. Cuando escuché estos Fabricant me fui de cabeza a su bandcamp a pillarles el disco y, dado que la moneda de referencia que me salía eran dólares canadienses, pensé que era evidente, blanco y en botella, estos chicos eran de Canadá. De hecho el brutal death metal técnico y disonante que tocan bien podría pasar por canadiense. Mucho Gorguts y Voivod, unas pinceladas de Cryptosy y vaya tela como tocan los tres tíos estos. Pues no, son de la nombrada Bay Area, hay que tener cuidado con los prejuicios y las monedas. En cualquier caso, sean de donde fueren, se han cascado un disco difícil de escuchar pero extremadamente satisfactorio. Como buenos músicos dedicados al rollo técnico dentro del death metal esto tiene unas pinceladas muy seria de prog y unas estructuras diferentes a las habituales. Le unes esas disonancias y te ponen la cabeza el relleno como un roscón de reyes, luego te salen con unos pasajes melódicos más normales, escasos eso sí, y unos alardes de virtuosismo medidos con gusto y equilibrio y el resultado es para quedarse majarón. Es un disco que hay que escuchar con mucha atención, sentarse a dedicarle tiempo, varias veces, con mimo, pero que cada vuelta que da en tu reproductor hace que la alegría de sumergirte en él aumente y disfrutes un poco más de la música que te ofrece. ¡Y es su debut! Esperemos que el público les trate bien y continúen sacando mandanga de este nivel muchos años más.

by: Felix Morales

by: Felix Morales

Otro que pasó por la universidad para nada, como tantos. Culo inquieto, curioso insaciable, músico inclasificable y escritor para minorías. Nihilista nato. Autor de La senda del hipopótamo y Crisis de identidad. Mente perturbada tras ((((L)))) FAN ((((T)))). Toco en un grupo pero no me dejan decir cuál es. ¡Qué puta es la vida!

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