La vida consiste en ratos a veces fugaces, otros apiñados, en los que una conversación animada, una risa complice o un cruce de miradas vale mucho más la pena que todos los éxitos y triunfos que el mundo desde que es mundo, trate de apuntar en la pizarra de aquellos que pretenden autodenominarse ganadores y escribir su nombre, a veces con tiza, en el muro de la historia creyendo que no será borrarado por las primeras gotas de lluvia del otoño, esa que quizás aparezca algún día de estos después del último fin de semana de septiembre, en el que la ciudad de El Puerto de Santa María había sido tomada por los metales cromados y los rugientes escapes de imponentes Harley Davidson que celebraban su V Concentración del Harley Davidson Club de Cádiz. Adiós septiembre, hola octubre. Nueve de la noche, No importa que sea domingo y el lunes se trabaje si la dicha es buena y la jornada había que finalizarla de la mejor manera posible. Para ello nos esperaba la Sala Milwaukee, no solo uno de los buques insignia de la música en directo en la Bahía de Cádiz, sino que además guarda relación directa con estos monstruos de dos ruedas devoradores de kilómetros y asfalto, que tanta relación desde un punto de vista icónico han mantenido siempre con el Rock and Roll.
Puntuales, los holandeses The Dirty Denims tomaban el escenario y si hay algo que estos cuatro fantásticos músicos tienen bien aprendido, es que el Rock and Roll es fiesta, diversión, sudor y brindis con la copa bien alta. Las calles de la ciudad vacías tras el fin de semana, podían servir de localización para la noche de los muertos vivientes pero la Sala Milwaukee y sus paredes construidas con tantos acordes que ya forman parte natural del paisaje, se convertía en lugar de peregrinación para una hora y media de guitarras ardientes. Lo de The Dirty Denims es lo mas cercano que puede estar el Rock and Roll del hard rock y viceversa, que tanto montan que montan tanto, porque al final, todos venimos y vamos al mismo lugar. Plegarias a Malcolm Young como rezo fundamental se dejan escuchar en el sonido de los holandeses, pero también a Kiss, Cheap Trick, el glam rock más furioso o los Turbonegro más canallas. Mirjam Sieben como centro de atención, comunicativa, entregada, con una voz que suena maravillosamente en directo y se consolida dentro del sonido de un grupo que llevan adheridas a su cuerpo las costuras del Rock and Roll más directo.
Jeroen Teunis lleva el peso guitarrero del concierto – secundado casi todo el tiempo por Mirjam -, junto a la estupenda sección rítmica que forman Suzanne Driessen a la batería y Sebastiaan Verhoeven al bajo. Calor en una noche de otoño, ya de por si húmeda, y que se volvía todavía más ardiente aun con los ritmos que escupían los altavoces de la Milwaukee. Declaraciones de principios en forma de canción. «Dirty job», «Hit me with your best shot», «Last call for alcohol», «Roll dice», «Turn off the radio», «Creatures of the Night», «Can’t get enough of Rock and Roll», «Famous»… para poner fin a la noche con un «Highway to hell» que retumbó en la sala ante los desafinados pero eso si, siempre entregados coros de un público que estábamos disfrutando de una de esas noches en las que recuerdas una vez más porque amas el Rock and Roll. Los holandeses tomaron El Puerto de Santa María durante una hora y media que se nos hizo demasiado corta pero que disfrutamos como si no existiese un mañana. Ya os aviso, si pasan por vuestra puta ciudad, ¡no os los perdáis!
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