Cariño, amor mío.
Ella se sienta sola esperando sugerencias,
él está tan nervioso que evita todas las preguntas.
Tiene secos los labios, a ella el corazón le late suavemente.
¿A que sabes exactamente lo que él está pensando?
Si deseas mi cuerpo y me encuentras sexy,
vamos, cariño, házmelo saber.
Si verdaderamente me necesitas, sólo alarga esa mano y tócame.
Vamos, cariño, dímelo, cuéntamelo, nene.
Ella se hace la tímida esperando una respuesta.
Vamos, cielo, pasemos la noche juntos.
Espera un momento antes de que sigamos adelante,
dame una moneda para poder llamar a mi madre.
Los dos se suben a un taxi hacia su torre de apartamentos.
Por fin, puede él expresarle con precisión lo que su corazón guardaba.
Si deseas mi cuerpo y me encuentras sexy,
vamos, cariño, házmelo saber.
Si verdaderamente me necesitas, sólo alarga esa mano y tócame.
Vamos, cariño, dímelo, cuéntamelo, nene.
Su corazón late como un tambor,
porque al fin ha traído a esa chica a casa.
Relájate cariño, ya estamos solos,
sí.
Se despiertan al amanecer por el canto de los pájaros,
dos completos desconocidos, pero no es eso en lo que piensan.
Afuera, hace frío, hay niebla y llueve,
se tienen el uno al otro y ninguno de los dos se queja.
Ella dice: “Lo siento, pero se me acabaron la leche y el café.”
No importa, amor mío, podemos pillar la primera peli.
Si deseas mi cuerpo y me encuentras sexy,
vamos, cariño, házmelo saber.
Si verdaderamente me necesitas, sólo alarga esa mano y tócame.
Vamos, cariño, dímelo, cuéntamelo, nene.
Cariño,
con más ganas,
vamos.
Esa es la mejor parte,
me pregunto si será buena.
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