Noche de miércoles en Málaga y desde bastante antes de la apertura de puertas se observaba un peregrinar de camisetas negras alrededor de la Sala París 15, inmersa en el Polígono San Luis de la capital de la provincia de la Costa del Sol. Y es que se preveía noche épica al tocar los australianos Airbourne en el local de la calle Orotava (cuidado porque la calle París se encuentra muy cerca y es sencillo equivocarse).
Como decimos día importante y se notó al casi llenar el inmenso aforo de la París 15, quizás el mayor recinto fuera del circuito de pabellones, campos deportivos o plazas de toros que esperaban con ansia el doble cartel propuesto por la organización.
Y con puntualidad británica aparecían a las 20 horas los ingleses Asomvel que tras una serie de cambios en la formación aparecían en escena a ritmo de la banda sonora de Bill Conti para “Rocky”. Un cuarteto híper-ruidoso, deudor del sonido de Mötorhead con dos guitarras, bajo y doble bombo en la batería, con un muro trasero de doce amplificadores Marshall. A su favor es que a pesar del volumen brutal todo suena perfectamente ecualizado y se pueden diferenciar los diferentes instrumentos sin que eso sea una “bola” inaudible. Algo complejo y que Asomvel dominan.
Llegaban para presentar su último disco “Born to Rock n’ Roll”, protagonista en la primera parte pues pudimos escuchar “Louder and Louder”, el corte homónimo, “Beware the full moon” o “Outside the law”, junto a temas de sus trabajos anteriores como las finales “Light’ em up” o “The nightmare ain’t over” en cuarenta y cinco minutos de actuación que dejó una nutrida representación de nuevos seguidores.
Aunque el principal reclamo era el cuarteto de la provincia australiana de Victoria, unos Airbourne que no han terminado de cumplir las expectativas generadas por aquel inmenso primer álbum titulado “Runnin’ wild” que les hizo convertirse en los nuevos AC/DC. De hecho, pocas muestras de sus dos últimos LP’S (“Burnout the nitro”, “Breakin’ outta hell” y “It’s all for Rock n’ Roll”) dando más importancia al primero y a “Black dog barkin” con inicio con “Ready to rock” (tras la introducción del tema central de “Terminator” de Brad Friedel), “Too much, too Young, too fast” y “Back in the game”.
Concierto, eso sí, corto pues sólo tocaron once canciones (las mismas que Asomvel) pero en ochenta y cinco minutos, con algunos estupendos “diminuendos” antes de los solos o ciertas “performances” propias de los aussies que se presentaron con una soberbia columna trasera de Marshall de dieciséis amplificadores. Entre ellas, mucho coreo del público, un paseo por mitad de la sala de Joel O’ Keefe (por supuesto, todo su directo sin camiseta) tocando su Gibson encima de un miembro de la seguridad en “Girls in black”, notas del tema central de “Los cazafantasmas” en el solo de “Bottom of the Wheel”, presentación de los componentes con un homenaje a Lemmy Kilmister bebiendo Jack Daniel´s con cola preparado en un bar móvil con el nombre del líder de Mötorhead o un primer bis con “Live it up” (cerraron la primera parte con “Stand up for Rock n’ Roll”) con Joel O’ Keefe apareciendo en un elevado por encima de las columnas de sonido o lanzando numerosos vasos con alcohol al respetable, antes del final con “Runnin’ wild”, donde también se citó a AC/DC con unas cuantas notas del “Let there be rock”. Intenso el concierto de Airbourne aunque más canciones se hubiesen agradecido ante tanto alargamiento de temas.
Fotografías: Carry
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