Hay que cuidar a la gente. En mi generación, que éramos nenes cuando la URSS se fue a tomar por el culo, el estilo americano se importó a martillazos. Todos queríamos ser Terminator, Stallone o Chuck Norris, y se impuso esa forma de entender la vida de «la sociedad no existe» que dijo la Tatcher. ¿Se entienden entonces aquellas fiestas en Dublín al grito de «ya palmó la bruja mala»? Se impuso que los compañeros de clase eran los primeros enemigos, los competidores. Hasta en muchas familias se imponía esa competitividad. ¿Qué hemos conseguido? ¿Cuántos somos Terminator? Lo que me lleva a la conclusión de que el futuro tiene que ser social, y en el rock, también. Por suerte, quedan pequeños bastiones, como mi coleguita, el tío más guapo de Basauri, gran bajista y mejor persona, Igor. Lo conocí hace un tiempillo con otra movida, y siempre es una alegría recibir un mensaje suyo informando de novedades. Resulta que tiene proyecto nuevo, y vienen pateando culos. Un, dos, tres… ¡Al barrio!
Ángel o demonio. Igor tiene un concepto de rock como decía gente como B.B. King, que ha adaptado hasta Keith Richards: el blues tuvo un hijo y se llamó rock&roll. Teniendo esa raíz, estos chicos le ponen un tamiz de Barricada (si esto no empieza parecido a No hay tregua que baje Boni y lo vea). Una vez hecha la intro, saca a pasear la locomotora. Ese bajo es marca de la casa. Repartido a un riguroso tercio, la batería, el corazón de la bestia, el bajo, los músculos al galope, y la guitarra, los jadeos, plasman a un mastodonte prehistórico galopando hacia el horizonte por una extensión infinita. Tienen un poso a los primeros AC/DC, los de Bon Scott, y el estribillo me recuerda a la historia de Robert Johnson, o de Paganini… el poso del Fausto de Goethe. Es divertido, tiene potencia, un puntito de mala leche y mal café.
Loco. Con un poco de charles y un punteíto de guitarra bien compenetrado se te pueden poner los pelos de punta. Es una versión algo más lenta en tempo del Let there be rock, pero con el mismo espíritu, o el Running wild de los Airbourne. Estribillo coreable, poder llamar Loco a Igor aullando como perros antes de un punteo alucinante siempre es algo. Después de tanta innovación, que también está bien, es refrescante bandas así. Rock, y punto. Motörhead suena a Motörhead, Black Sabbath suena a Black Sabbath, y Chicos de Barrio suena a Chicos de Barrio. Una instrumental acojonante, de locomotora, y una letra que es una declaración de intenciones.
Esclavos del siglo XXI. No confundir con Evaristo, aunque el mensaje es el mismo. El desarrollo tecnológico, la revolución de internet… deberían haber traído jornadas de 20 horas a la semana… pero mira, cuando el mercado se regula solo, no se suele regular así. Y mientras tanto la vida / no da para más / vivir, consumir y trabajar. No se puede decir mejor. La filosofía ya lo catalogó, se llama alienación. Nuestra generación, que hemos visto a nuestros padres comerse hasta las uñas cuando se quedaron en paro a los cincuenta y tantos, y hemos visto a nuestros abuelos llegar a la jubilación hechos un guiñapo de tanto doblar el lomo, tiene que aguantar a los imbéciles del «pobre es pobre porque quiere», o de la «cultura del esfuerzo», mientras viven en pobreza extrema 25 días al mes (desde que pagamos el alquiler hasta que cobramos la siguiente nómina). ¿Alguien le puede decir a Igor que está equivocado? ¿Qué miente? Así nos luce el pelo.
Solo quiere bailar. Con el espíritu de You Shook Me All Night Long, de los AC/DC. Los he comparado diez veces, también se me ocurren los irundarras The Inductions, con esa especie de power rock enérgico como un caballo de carreras después de dos termos de café cargado. Aunque no lo parezca, esta canción tiene un poso. No es una chica dejándose llevar por el hedonismo, ese «Hakuna Matata» de meter la cabeza bajo tierra. Si lo contrastas con la canción anterior, Igor ha llegado a la misma conclusión que yo, y que gente mucho más lista que yo. Por una parte, el ocio es revolucionario. Cada minuto que pasamos sin mirarnos a la cartera, sin cagarnos de miedo al ver el contrato de alquiler o sin un amago de infarto porque al coche se le ha encendido una luz, es un minuto que hemos vivido y que hemos sido libres. Por otra parte, en este capitalismo post mortem (Elon Musk es la viva imagen de que el sistema ha cascado, pero todavía no se ha derrumbado, sigue cabalgando el cadáver sobre su corcel), la revolución no sé qué traerá, pero será feliz.
Igor sabe lo que se hace. Otro de esos músicos que me honro en llamar colegui, de esa gente que hace comunidad. Para los rockeros de toda la vida, enlaces de la banda:
Spotify https://open.spotify.com/artist/1Td8ehsoieU2O4ctVN3ZCD?si=v_D35aOVTpS-twWeNQ1YZg
Youtube https://youtube.com/@chicosdebarriorock?feature=shared
Instagram https://www.instagram.com/cdb_rock?igsh=d2I4YjJvNDd0dWRn&utm_source=qr
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