Distinguir entre lo que te gusta por encima de lo que realmente marcan los designios que deberías disfrutar es algo a veces complicado de conseguir, sobre todo en un mundo cada vez más objetivado por la opinión anónima del conjunto que dirigido por la verbalización propia. Escapar de lo predecible puede   ser tanto un oasis en el desierto como una impostada apuesta que te conduzca  a la casilla de llegada donde reciben a los denominados rebeldes sin causa, pero aquellos que llevan un sello grabado en la piel con tinta deleble y adjudicada por los que borran actitudes disidentes. Nadar a contracorriente  te obliga a olvidar las carreteras asfaltadas y caminar pegado a las alcantarillas. Y por mucho halo romántico que le pretendamos apropiar, no deja de ser una forma de encontrar cerradas las puertas de la ciudad de las grandes luces, donde tantas veces se entre más por invitación que por merecimiento. Seguramente por eso muchas veces al final nos sea más sencillo identificarnos con los insignes garantes de la resistencia  -y porque no nos queda otra-, aunque hay casos, en los que  pones tu espada de forma inexcusable a su lado, porque la lucha merece realmente la pena.

¡Ganas!. ¡Muchas de volver a sumergirme en el mundo ideado en la mente de Félix Morales Hidalgo!, escritor, músico y a la postre, culpable también de colaborar en esta revista profundizando en los sonidos más cavernosos. «Crisis de lealtad» se presenta como compinche aventajado de los ya anteriormente publicados «Crisis de identidad» y «La senda del hipopótamo» dentro de la serie «De los preludios a Daemoni Mundi» y en los que pudimos conocer no solo al atípico ¿héroe? Maimónides García, sino a un resto de personajes que podrían protagonizar por sí mismos su propio relato y que se funden, encajando piezas a medida que los relatos de Félix Morales van tomando forma, contenido y vida.

Hablar de géneros literarios como definición exclusiva, que fije contenidos como chinchetas aguantando un poster en la pared para combatir el erosionado paso del tiempo es harto complicado cuando hablamos de «De los preludios a Daemoni Mundi» en cualquiera de sus vidas. Personajes y situaciones que reciben influencias del terror, la novela negra o el relato de aventuras, olvidan cualquier atisbo de ley de pureza para formar su propio mundo, cimentado ladrillo a ladrillo en la mente del autor. «Crisis de lealtad», como sus dos anteriores compañeros de viaje, crea adicción a la vez que abre tu imaginación y te llena la cabeza de dudas sobre posibles historias alternativas que asoman a través de la trama principal, y es que esa es la mayor «virtud» de la pluma de Félix, que sobre un manto excelentemente tejido en el que descansa palabra por palabra todo aquello que pretende contar, el universo que construye, crea en tu cabeza la necesidad de saber más sobre los, no sabría si definir como atípicos, personajes que pueblan el legado literario de «De los Preludios a Daemoni Mundi».

«Maimónides García» tiene más en común con cualquiera de nosotros cuando nos creemos estar realizando actos imperecederos y que realmente están travestido de toda la torpeza innata humana que necesita a su vez de la suerte como del talento para salir adelante y eso es lo que hace que rápidamente lo acojas bajo tu brazo para convertirlo en el paladín que alguna vez, quizás, soñaste con ser. «Crisis de lealtad» relata estupendamente esa guerra interna que tantas veces se nos plantea entre lo que se supone que debemos hacer y lo que la situación precisa o incluso obliga, según las circunstancias. Ciento y pico páginas que pasan volando. Un libro demasiado corto, no ya por extensión sino por la necesidad que crea de saber más y más sobre una historia que se va vislumbrando como principal alternativamente a la que sirve de camino de baldosas amarilla. Pon un buen disco, que suene cañero a ser posible, y sumérgete en el mundo creado por Félix Morales Hidalgo.

by: Carlos tizon

by: Carlos tizon

Licenciado en el arte de apoyar el codo en la barra de bar. Comencé la carrera de la vida y me perdí por el camino, dándome de bruces con el rock and roll. Como no pude ser una rock star, ahora desnudo mi alma cual decadente stripper de medio pelo en mi blog, Motel Bourbon.

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