Jerez de la Frontera tiene una enorme extensión de terreno y múltiples pedanías. Una de ellas es Torrecera, zona de viñedos presidida por las bodegas de Miguel Domecq y donde existe un restaurante de comida típica con el prestigio que da tener tan insignes comensales como Juan Roig o el mismísimo Martín Berasategui, quien afirmó que es el mejor rabo de toro que había comido en su vida. Su nombre es Café-Bar Moreno pero también es conocido como El Ministro, por lo que parece por una visita de un político con ese rango en el pasado.
Nada malo podemos decir de un ágape que comenzó con unas aceitunas, con un aliño perfecto, con las primeras cervezas. Como aperitivos podemos destacar unas cabrillas (el nombre del caracol mediano que se come en la provincia de Cádiz) con salsa de almendras. Buenísimas. Tanto como los caracoles, de pequeño tamaño y en un caldo de hierbabuena delicioso.
Estupendo también el queso de oveja, con el punto perfecto de curado y un leve toque picante. Uno de los entrantes que hay que pedir y al que siguieron un par de fritos como las célebres croquetas de cola de toro (se notan que son caseras y no hechas en un obrador como en la gran mayoría de locales de restauración) y los crujientes de berenjena y langostino, una sorpresa que nos encantó.
Como maridaje pedimos, como no podía ser de otra forma, el Entrechuelos de Miguel Domecq, en una edición premium de 2020, de uvas Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah. Sabor intenso, con una serie de matices sorprendentes y que hizo un perfecto acompañamiento a los primeros y a los principales.
De los “platos fuertes” probamos una estupenda presa ibérica a la plancha y dos que no olvidaremos en mucho tiempo. El perfecto rabo, o cola, de toro, guisado a la perfección con la carne separándose del hueso sin dificultad y una salsa de envergadura. Una genialidad a la altura de su aneto en salsa castellana. Plato típico de Jerez con un escalope de pollo empanado relleno de jamón y queso, coronado por una salsa cremosa donde destacaba el sabor del champiñón, el tinto y los taquitos de jamón con cebolla. Una bestialidad.
Postres ricos donde destacamos un flan de piñones y algunas tartas como la de queso payoyo, tipo de cabra de la cercana Sierra de Grazalema (buena sin más) y la de mousse de almendras.
Merece la visita a este El Ministro, uno de esos locales que a buen seguro visitaremos a menudo.
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