Última sesión del Solera y Compás en este 2024 ante un repleto Patio de la Tonelería para asistir al concierto de Jesús Méndez, un “cantaor” que al ser de Jerez jugaba en casa, tanto que hasta estaban sus padres entre el público. Por cierto, bastante entendido pues apenas vimos grabaciones para redes sociales y salidas en masa fuera del recinto cada poco tiempo, como hemos podido ver en otros directos.

Entrada con homenaje a La Paquera de Jerez por el XX aniversario de su muerte, con un Jesús Méndez cantando de pie, tras un solo de Pepe Del Morao, nieto del Morao. Tras ellos avanzan los tres palmeros y el percusionista. Buen arreglo a ritmo de seguiriya y una entrada libre que conduce a unas alegrías de Cádiz, con unas pinceladas a lo Camarón de la Isla, uniendo Jerez, Cádiz y San Fernando.

Un flamenco puro que encandila a los presentes, uniendo varios palos, varios cantes como en las cantiñas donde Méndez deja claro que ha venido a las Bodegas González Byass a por todas, a ofrecer verdad y sentimiento. Matices que se pueden corroborar en la parte más intimista con la desnudez del piano como único instrumento acompañante de la voz. No hay partitura, por lo que las malagueñas de Enrique El Mellizo que llegan a continuación son emoción pura. Ecos del pasado.

Sabor añejo que continua cuando el escenario se oscurece para alumbrar una mesa con los tres palmeros tocando la madera y Jesús Méndez cantando unas bulerías por soleá a golpe de nudillo. Muy original que nos trae recuerdos del cante en los tabancos, esos bares- taberna que despachaban vino, tan arraigados en Jerez y tan unidos al flamenco.

Así suenan los tangos siguientes con la guitarra, palmeros y percusionista acoplados y en perfecta sincronía como en las seguiriyas, tras las que Méndez explica que le acompañan grandes profesionales pero que más importante es que tengan grandes corazones, lo cual lo habla con humildad y casi timidez. Bonito discurso con el que deja paso a un solo de Pepe Del Morao que comienza en solitario y finaliza con la percusión, las palmas y la ovación del público.

Noche calurosa, mitigada por el aire de los abanicos y cantes como la zambra que suena como una copla y que deja paso al piano de los “Sanlúcar”, con el equipo entero de Jesús Méndez, para acometer un tango y una tonada de Manuel De Molina dedicado a sus progenitores. Nada menos que “Romero verde”, inmortalizada por Lole y Manuel que precede al final por fandango y unas bulerías, niño en escena incluido, con el que se marchan todos juntos en una noche para el recuerdo.

Fotografías: Adrián Fatou (cortesía de Tío Pepe Festival)

by: Jose Luis Diez

by: Jose Luis Diez

Cinéfilo y cinéfago, lector voraz, amante del rock y la ópera y ensayista y documentalista con escaso éxito que intenta exorcizar sus demonios interiores en su blog personal el curioso observador

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