Calor llevadero y apertura del tercer escenario para esta segunda jornada donde comenzamos a tener el problema de los temidos “solapes”. En esta ocasión disfrutamos de siete conciertos pues como hemos escrito en alguna ocasión, en el Rock Imperium se suele ofrecer tiempo suficiente y al que menos tiempo se le ofrece son cincuenta minutos.
No llegamos a Celtian (a los que pedimos disculpas), así que la primera banda que asistimos fueron los alemanes Xandria, vestidos de luto riguroso. Metal sinfónico con voz lírica (aunque utilizando algunos guturales). Por desgracia mucho grabado (todos los sintetizadores y los coros),
Un poco más de tiempo les dieron a los californianos Cirith Ungol. Banda de culto que tocaron por primera vez en España, y última pues se separan. Combinaron su heavy añejo de grandes discos como “King of the dead” con su reciente “Dark parade”. Una joya de directo que no se podrá repetir. Ecos de Black Sabbath y de doom.
Y del segundo escenario al primero con los alemanes Kadavar, sorprendiendo con un cuarto componente que da un toque todavía más psicodélico a su propuesta stoner y heavy. Los hemos visto en numerosas ocasiones en el pasado pero desde la pandemia no habían editado nuevo material. Les dieron una hora que aprovecharon tocando cortes de sus primeros, y esenciales, discos “Kadavar” y “Abrakadavar”, siendo lo más moderno alguna pieza del “Rough times”. Y fue editado en el 2017. Estuvieron sublimes tanto de repertorio como de puesta en escena, con ese protagonismo a su batería Christoph “Tiger” Bartelt.
Y otro plato fuerte era Richie Kotzen, al que el año pasado le vimos con The Winery dogs. Este año ofrece más lucimiento como líder de su proyecto aunque estéticamente haya envejecido con el corte de pelo y las canas corroborando el paso del tiempo. Virtuosismo y derrochar carisma a raudales, junto a temas más que interesantes como “Losing my mind”, “War paint”, “Folled again”, “Go faster” o su finalización con “You can´t save me”. Otra hora extraordinaria.
Y el primer “solape” duro fue el de elegir entre Night Demon en el tercer escenario o a los noruegos TNT. Ganó la hora y diez minutos de los escandinavos, ya que a Night Demon sí los hemos visto en el pasado y a TNT no. Hora y diez minutos que no terminaron nunca de remontar pues Tony Harnell ya no es la voz de antaño. Su set list fue una celebración del cuarenta aniversario del “Knights of the new thunder” junto a otros grandes temas como “Invincible noise” o “Eddie”. Pero se les notaba apáticos, no pareciendo cómodos, tocando “al ralentí” y sin apenas moverse.
Eso sí, como detalle simpático, unas amigas nos contaron una venganza contra el líder de TNT. La historia se remonta siete años atrás cuando en un festival en Milán le pidieron una foto a lo que Harnell en tono “rock star” le espetó a una de ellas que le “gustaba su cara y sus tetas pero que no iba a hacerse la foto con ellas”. Parece ser que en la firma de los noruegos, ellas aparecieron haciéndose fotos con todos los componentes, salvo con el vocalista al que le dedicaron un “fuck you”. Éste intentó saber que pasaba y tomar la instantánea con las jóvenes pero fueron ellas las que consumaron su revancha y le apartaron haciéndose la fotografía con el resto de integrantes.
Y si Tony Harnell los años resienten sus cuerdas vocales no sucede lo mismo con Glenn Hughes, el que parece haber hecho un pacto con el diablo vista la envidiable salud de su imposible canto, epatando a los presentes mientras la selección española de fútbol vencía a Italia en la Eurocopa. Además nos ofreció un set list especial de Deep Purple de hora y media que empezó con “Stormbringer” y acabó con “Burn”, tocando este disco entero. Hora y media con medley incluido que demostró que estamos ante una leyenda de las de verdad.
El haber visto a Avantasia la semana pasada decidió que sólo viésemos cuarenta minutos de los de Tobias Sammet (hasta la finalización del primer tema de Ralf Scheepers) y pasar por el tercer escenario a ver otra leyenda como Praying mantis. Genios del NWOBHM, su primer disco “Time tells no lies” es una joya atemporal del que tocaron unas cuantas, alternando con otro gran álbum noventero como “A cry for the new world” con cortes más recientes. Un espectáculo impresionante el de los hermanos Troy. Los que estuvimos ahí lo disfrutamos muchísimo. El único pero el sintetizador grabado.
Para cerrar, nos quedamos en el pequeño escenario para ver a Marduk y su black metal. La hora les acompañó (recordamos un Lorca Rock de hace bastantes años, tocando por la tarde con la pintura cayendo por la cara de sus componentes) y su show fue una invitación a los sonidos más extremos. En el grande estaba Kamelot pero a los americanos los veremos el próximo mes. Imaginamos que su voz Tommy Karevik haría doblete con Avantasia.
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