Hoy traemos a esta sección de entrevistas a uno de los mejores músicos que se pueden encontrar en nuestro país. John Serrano. Estamos hablando de un músico disciplinado, maduro (la vida obliga a ello) y muy prolífico. Si queréis saber cómo se gestan las canciones y cómo es esto del mundillo del arte, no os perdáis esta entrevista que no tiene desperdicio.
Entrevista a John Serrano
Hola, John. Antes de nada, enhorabuena por tu último disco, es bestial. Como escuchar algo que suponíamos, ya no íbamos a escuchar nunca; me refiero a una música de este calibre, esa música que parece de otro tiempo. ¿En qué te inspiras? ¿De qué fuente bebes para crear tu música?
Qué tal, Ángel. Un placer charlar contigo, muchísimas gracias por tu tiempo y tu cariño. Lo cierto es que tengo un abanico de influencias importante, pero creo que este álbum se ha gestado nutriéndome de la comunidad de la que formo parte algún tiempo, el Indie Music Hunt y Only the Label.
Todo este movimiento de música independiente sin géneros ni cortapisas, al que de alguna forma pertenecemos y ponemos nombre, está compuesto por músicos DIY y discográficas amigas de todos los rincones del mundo, y su magnitud es algo que he podido descubrir a lo largo de los últimos meses, sobre todo gracias al show diario que hace John Woodson (alias, Only the Host) en YouTube/Bandcamp/X… Esta llamada constante a compartir creaciones dio paso muy pronto a colaborar entre los artistas que más nos involucrábamos (dando así nacimiento al sello del que ahora formo parte, Only The Label). Lo siento y asimilo como una brutal fuente de inspiración, desde que me encontré con que escuchaba a diario durante al menos dos horas al día la música de The Kintners, Tracy Cloud, Above the Snow Line, Captain Chemical, TruckDog & The Go People, Mike Allen, Brian Lambert… A algunos los hemos ido trayendo a la web con entrevistas o reseñas, otra gente que descubrimos aquí como Tears of Clown (proyecto unipersonal de un compatriota canario, Juanma Sosa) o yo mismo hemos acabado en aquellos lares… La verdad es que resulta algo extremadamente dulce y bello. Es difícil, requiere un compromiso constante y reclama tu tiempo y tu energía como lo que es, nuestro bebé.
Así que creo firmemente que este disco, Alive, es a medias un muestrario de lo que soy, desnudo y sin artificios, y ese otro cincuenta por ciento debo entregárselo a esa fuente de inspiración sin límite que es formar parte de un movimiento artístico internacional de este calibre, que además no para de auparme y validarme y exigirme que haga exactamente esto. Quiero decir, cuando no estoy trabajando telemáticamente en Islandia con Kanilrós, a veces cantando en su idioma materno, o en Malasia haciendo Synthwave con Mario Marino, estoy en el “listening party” de Dino DiMuro, que a parte de ser “fans” incondionales el uno del otro y haber construido una auténtica amistad parcialmente basada en bromas sobre Phil Collins –al que también admiro profundamente, es un tío que cuenta con créditos en edición de sonido y creación de efectos en Solo en Casa o Blade Runner. Eso te valida como músico una barbaridad, no pretendo engañar a nadie. Alive es un disco en solitario, definitivamente, pero nadie consigue nada solo y yo no soy una excepción.
¿Qué es la música para ti, así, en su concepto global?
Es un lenguaje universal del que primero me nutrí, como sigo haciendo y haré durante el resto de mi vida, y que ahora pretendo usar para comunicar ideas y sentimientos que no sabría comunicar de otra forma. En tiempos de IA, retención de la audiencia de seis segundos y la tasa de analfabetismo en el primer mundo, esto significaba un disco lento, acústico, íntimo y crudo. Con tomas largas e improvisaciones ensayadas, como me parece que deben ser, con respiración y silencio. Humano, supongo. Así entiendo la música, y me parece fundamental recalcarlo en abril de 2024, como una inmensa expresión humana. Hay muchas otras, y no solo las artes dan buenos ejemplos. Pero la música es a día de hoy mi favorita, sin duda.
Soy firme partidario del progreso y la ciencia, cualquier cosa que mejore la vida de los seres humanos y nos acerque un poco a un punto de partida igualitario a unos y a otros, me resulta muy difícil de rechazar. Ahora mismo hay un chaval de doce años construyendo un hit con voz de Dua Lipa y Johnny Cash cantando una letra generada por chatGPT y una base instrumental generada a través de tres prompts con el que jamás podría competir. Nos guste o no, es un avance impresionante. “Alive” es un álbum grabado íntegramente con instrumentos acústicos, pero en digital, con un equipo que no supera los tres mil euros. Esto hace veinte años era impensable. El error está en consumir las distracciones y divertimentos que genere esta nueva era de la Singularidad, mientras creamos a Dios y tal, que no es cosa mía y no me meto en ello, y pedir lo mismo al arte o a la expresión puramente humana. No, son cosas distintas. Discipline de King Crimson o Birth of the Cool son una cosa y lo que se le ocurra a este chaval no tan hipotético será algo totalmente distinto, seguramente digno de explorar. La música está en otra parte, es un hecho.
¿A qué edad recibiste la llamada? ¿Cuándo empezaste a crear? Me refiero a darte cuenta de que era lo tuyo…
Supongo que no he recibido una única llamada, sino varias. Muchísimas veces. Cuando hacen un poquito de investigación sobre mi vida, a menudo los locutores de radio o “rock journalists” que me entrevistan parten de una base de humanismo renacentista que no he cultivado a propósito. Toda mi vida, desde que recuerdo, está ligada a la contemplación, nutrición a través de y creación de cosas. Primero observé, y luego empecé a construir mientras seguía observando porque se me reclamó. Se me sigue reclamando, supongo. Hago un disco y vaya bien o mal, se venda o no, genere streams o no, de alguna forma u otra me lleva a lo siguiente, y cada vez más a menudo. Mientras preparo esta entrevista recibo un mensaje de mis compañeros de banda de The Castillion, James Slattery y Josh Coker, mi banda de rock progresivo en ciernes, y pienso en el tema de electropop alternativo que estoy preparando con Collette McLafferty, cuando me iré unos meses a Arizona, Detroit… Donde me reclamen y cuando me reclamen, supongo. Así ha sido hasta ahora. No se rechaza un privilegio así.
Respecto a darme cuenta de que era lo mío… Cada mañana cuando me levanto la piedra sigue ahí, esperando a que la empujen. No me la invento yo.
Normalmente, veo que los músicos tienen sus etapas de exposición de su trabajo, y otras, más en penumbra, que sirven para vivir simplemente e ir acumulando experiencias para un siguiente trabajo. Pero tú eres muy prolífico, se podría decir que sudas música. Parece como si te faltasen horas al día para plasmar todo lo que bulle en tu cabeza. ¿Cuál es tu método a la hora de trabajar? ¿Sigues algunas rutinas?
Estoy de acuerdo: me faltan. No lo sé, supongo que en todos estos años he tenido muchísimas etapas de letargo, de solo consumir y absorber y no crear. No creo que ahora mismo fuera capaz de volver a eso. Hago tanta música porque está ahí esperando a que la hagan, toco un acorde de do menor con la mano izquierda, y con la derecha toco un si bemol mayor, y canto algo triste que me ha pasado encima. Y si lo he hecho bien, alguien, en alguna parte del mundo, se siente un poquito menos solo y abandonado. En algún momento, cuando ya no puedo más, duermo algunas horas. Y a la mañana siguiente se me ocurre afinar el viejo violín, solo le quedan dos cuerdas, pero como no sé tocarlo, para qué quiero más. Con suficiente resina volveremos a por la misión. Y así, pasan los años y se acumulan los discos en mi catálogo. O empezarán a hacerlo muy pronto, algunos productores con los que trabajo lo llaman síndrome Prince y no tiene cura, solo se agrava. No sé si todo lo que hago es bueno, desde luego lo intento y si no estoy convencido, nadie lo escuchará nunca, no lo publico. Solo sé que hay que hacerlo.
Noto también que tienes una voz privilegiada. Tanto grave, como aguda. Con unos falsetes increíbles. Y también me doy cuenta de que eres un poco brujo, porque nos dejas matices en las canciones, que son adictivos. Lo que hace que quieras escuchar la melodía otra vez. Desde que te escucho, me he dado cuenta que algunos músicos tienen la voz en la garganta, pero los hay como tú, que tienen las cuerdas vocales en el alma. ¿Esto es natural? Quiero decir, ¿lo has aprendido por ti mismo?
Un porcentaje importante de esto de construir canciones y que gusten y encandilen es ciencia, compromiso y trabajo. Tanto a la hora de interpretar, como de escribir música y/o letra, como de mezclar o masterizar. Lo que yo hago con la voz y con mi corazón ha sido a través de entrenamiento durante años y años, y años. Y cualquiera que no tenga una negación absoluta para la música, cualquiera que con un poco de entrenamiento musical sea capaz de diferenciar siete notas en una escala y de cantarlas, es perfectamente capaz de hacer lo que yo o cualquier otro artista hacemos. Esta es una verdad extremadamente incómoda para muchas personas, sobre todo aquellas que disponen de medios, pero es un hecho. Por supuesto, partir con un rango de voz más amplio, ayuda. Tener acceso a instrumentos musicales desde temprana edad es fundamental. Conectar desde joven con tu público, por pequeño que sea en número, y nutrirte de ese cariño, ayuda. Confirmo al lector que esa pregunta que me haces, formulada partiendo de mi brillantez y genio desde tu perspectiva, es lo que lo construye, no mi trabajo, no mi música, que deja de ser mía en cuanto la publico. Ese amor que recibo de la gente que me ha escuchado en el pasado o que me escucha ahora es el que me empuja a seguir componiendo otro álbum, aunque aún falte una semana para el estreno de Alive y me obliga a ser mejor músico. No que otros, que el John Serrano de hace cinco minutos. Necesito demostrar que soy tan bueno como creéis.
Vamos con tu último disco. Alive. ¿Por qué ese título?
Bueno, es un álbum prácticamente grabado en directo, casi todo a tomas únicas y largas, sin buscar tanto la perfección de un estudio sino más bien la intensidad y crudeza del directo, así como capturar la magia de la improvisación. Aunque cada vez me intento basar más en conocimientos y la ciencia de la música, que existe, es innegable sobre todo para los músicos autodidactas que lo hemos comprobado constantemente y quizá más a menudo cuánto menos sabemos, que existen voces y notas entre las notas que no siempre están, pero cuando están, suele ser cuando los micrófonos están apagados. Bien, yo los he dejado encendidos un mes. Me senté a escribir un tema que acompañara el alma de mi abuela o la parte de la mía que he perdido con ella, y me gustó. Enseguida conectó con la gente. No miro las estadísticas, si hay IA generando música imagina cuánta no hay reproduciéndola, tengo otras formas de medir mucho más fiables, y son las que me han llevado a convertir esa experiencia en un disco. A improvisar. A tomar todos esos riffs y progresiones de acordes con las que caliento o ensayo a menudo, con las que ocurre la música mientras escribo otras músicas.
Lo primero que llama la atención cuando no se te conoce es esa voz tan arraigada a los sentimientos. ¿Por qué un acústico?
Lo cierto es que todos estos motivos que te doy arriba, como suele ser en la vida, concurren con otros contratiempos y problemas. Yo estaba grabando un disco de rock. Eléctrico, con sus solos de guitarra, sus estribillos épicos, no sé, intentándolo, de corazón. Y un fallo letal en mi interfaz de audio sumado a la imperiosa necesidad de ingresar mi Les Paul en la clínica de un luthier, me llevó a la conclusión de situar mi micrófono de condensador en un punto adecuado de la habitación y grabar todo con él. Que es lo que he hecho, once veces. Cada día me he sentado con una ligera idea de por dónde quería que fuera el nuevo tema (primero la continuación de Oh Well, Better times, luego I see you, luego…) y he grabado todo lo bueno que iba saliendo. Primero una pista, y luego otra.
¿Todo puede musicalizarse? Es decir, ¿Hay algo alerta constantemente que hace que captes cualquier aspecto de la vida que pueda convertirse en música? Lo pregunto por tus letras, ya que no necesitas tanto tiempo de silencio para crear los textos.
Sí, por supuesto, todo. Hace algún tiempo te diría que casi todo, pero ahora mismo me encuentro grabando una canción con una banda que se llama Captain Chemical sobre un accidente de avión. El avión iba cargado de cocaína, y dicha cocaína llueve sobre la gente. Y es un tema increíble, la voz lleva un rollo David Byrne (como no podía ser de otra manera), las guitarras son increíbles…
Definitivamente hay algo alerta, claro que sí. Pero es un algo que encuentro creciendo exponencialmente al relacionarme con más y más artistas (o escritores, o poetas). Es un círculo vicioso de inspiración y excusas para sentarse a escribir o interpretar música. Tiempo es lo que me falta para escribir todo lo que quiero compartir, lo que me parece importante contar en un álbum o EP o canción. Unas veces es el diagnóstico, otras veces la cura, y cada vez más a menudo encuentro a un número cada vez más elevado de personas que conectan con esa obra y la hacen suya. Es la mayor victoria de mi trabajo. La mejor recompensa es que otros músicos te digan que los inspiras o que al otro lado de un océano que cada vez se me hace más pequeño te consideren una influencia y cada vez más personas encuentren formas de crear contra la adversidad y se asocie a mi apellido. Es un inmenso privilegio, y una responsabilidad que asumo encantado.
He estado escuchando el disco y no he podido evitar ponerlo más veces, de continuo. Si te soy sincero, pienso, “ya era hora de que alguien hiciese algo al viejo estilo, pero diferente”. ¿Cómo haces para combinar tan bien lo clásico, con lo de hoy?
Te diría que ha surgido, y en parte es así, “tenía” que ser acústico o esperar, así que, venga, vamos al ruedo, vamos a hacer lo que queremos escuchar que es por lo que empezamos en esto antes de que nos dieran cuerda y quisiéramos compartirlo. De verdad, a mí me resulta inaguantable ver la TV o escuchar la radio. Ha llegado un punto que, sin entrar a discutir la validez de algún género u otro, o el hecho de que este país haya asimilado que existen doce bandas desde los noventa haciendo rock o jazz y no hay nadie más ni lo habrá nunca… Es que en el mal llamado pop actual nos encontramos todo el tiempo exactamente la misma base, con la misma progresión de acordes, el mismo tempo, en todas las canciones. Por supuesto que hemos comprado el juguete que te escribe un delta blues en cinco minutos, llevamos una década escuchando a gente que no se ha molestado en aprender a cantar o en ensayar con una banda sonando como robots con autotunes y melodynes que no dan más de sí. Por supuesto que ahora compramos robots que suenan a persona. Eso tiene algún nombre en física cuántica y otro en antropología.
Bien, mi propuesta es una persona sonando a persona, yo me desnudo, yo hago esto, tú haces lo que tú quieras. Te quiero, me importas, escúchame decírtelo y márchate cuando quieras.
Este disco es perfecto para una velada en un garito lleno de gente y de silencio. La fuerza de este álbum radica en que te saca de la cotidianidad de la vida y se crea una burbuja en la que dejas tus problemas atrás y así descubres que hay alguien, ahí al lado, al que también le pasan cosas, pero las puede contar. La mayoría de los mortales tiran ese río por el desagüe de la razón. ¿Vas a presentar el álbum en directo?
La intención de este álbum es emular un directo de Serrano, y creo que hasta cierto punto lo he conseguido. Pero no lo sé. Es probable que muy pronto esté presentando mis músicas en directo, tanto este álbum como lo anterior, que me apetece muchísimo adaptar a este formato (al fin y al cabo, todas mis canciones han partido de estas guitarras acústicas antes de transformarse en synthwave o rock progresivo), pero a fecha de hoy no puedo saber cuándo ocurrirá. Ni tampoco si podré hacer directos en este país, aunque me encantaría.
Muchas gracias por atendernos, John. Esperamos más, mucho más de ti.
Muchísimas gracias a vosotros, Ángel, prometo que no os haré esperar por mucho tiempo. No puedo despedirme sin darte las gracias por creer tanto y tan fuerte en mí cuando yo no creía en mí mismo.
Gracias por tantísimo, espero ser capaz de devolveros una pizca de lo que me dais, y que todo aquel que quiera escuchar desde el 24 de este mes, disfrute del álbum tanto como yo haciéndolo. Ahora es vuestro.
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